Cuando se vive en medio de un proceso electoral, saltan en el discurso público de uno u otro bando términos populares que sirven para identificar malas prácticas y que no necesariamente son formales.
El Instituto Nacional Electoral (INE), por ejemplo, cuenta con un glosario consultable en línea en el que se pueden conocer a detalle los términos en torno a un proceso electoral, sin embargo, ninguno de los conceptos coloquiales aparece ahí.
Entre los términos más empleados en la jerga política y electoral están los mapaches, el carrusel, urnas embarazadas y otros más que se han pronunciado en las elecciones de Puebla.
Los mapaches, por ejemplo, se identifican como esas personas que están encargadas de dirigir delitos electorales o algún tipo de fraude en las jornadas y el nombre hace referencia a un animal que por el antifaz en sus ojos se asemeja al de los ladrones caricaturizados.
También está el llamado carrusel que es un término que hace referencia a cuando un mismo ciudadano vota más de una ocasión por el mismo candidato y esto ocurre con los mecanismos que incluye el uso de credenciales falsas y logística de transportes.
El acarreo es un término más común y hace referencia a movilizar a las masas cuando se requiere el apoyo a candidatos tanto en los actos de campaña, los cierres e incluso el día de las elecciones.
La urna embarazada hace referencia al ingreso de boletas tachadas previamente a favor de algún candidato o partido de manera irregular.
Un término más que se llega a escuchar en torno a estos procesos es el ratón loco que se usa cuando a los ciudadanos se les hace creer que no aparecen en la lista nominal para que desistan de votar.
También existe el pasar la charola, que es cuando un candidato se reúne por lo regular con empresarios para conseguir financiamiento para su campaña.
Además, hay palabras que, aunque son de otro ámbito, se aplican en el ambiente político como lo es la pasarela, que ocurre cuando los candidatos asisten a un evento o a varios con la finalidad de ser vistos y escuchados.