El estado de Puebla, aunque no es tan conocido por ello, también es tierra de desiertos fósiles, sierras marinas petrificadas y restos de organismos que habitaron el océano que cubrió gran parte del territorio hace millones de años. Hoy todavía es posible visitar estos sitios y observar fósiles a simple vista, en museos comunitarios y en zonas paleontológicas activas.
A continuación, tres destinos donde la historia geológica sigue viva.
1. Tepexi de Rodríguez: la puerta al pasado prehistórico
Tepexi de Rodríguez es uno de los municipios más importantes para el estudio paleontológico en México, pues resguarda la Cantera Tlayúa, un archivo natural donde se han encontrado fósiles con más de 100 millones de años de antigüedad.
¿Qué se ha encontrado en Tlayúa?
El sitio alberga fósiles del periodo Cretácico, principalmente peces mesozoicos en excelente estado de conservación. De acuerdo con registros del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), existen alrededor de 5 mil fósiles recuperados en este punto de la Mixteca poblana.
Entre los ejemplares más reconocidos están:
- Teoichthys kallistos, “el pez más bonito de Dios”
- Quetzalichthys perrillatae, “el pez emplumado”
- Tepexichthys aranguthyorum, especie nombrada en honor a la familia Aranguthy
- Tlayuamichin itztli, caracterizado por sus escamas brillantes como obsidiana
Además, la zona presenta huellas de mamíferos con más de 35 millones de años, lo que añade valor geológico para investigadores y visitantes.
¿Cómo llegar?
Se encuentra al sur de Puebla y abarca 412.05 km². El acceso a Tlayúa requiere permiso previo debido a su carácter científico, pero el municipio también ofrece senderismo, visitas guiadas y la zona arqueológica Tepexi El Viejo, una fortaleza popoloca en lo alto de un cerro.
2. San Juan Raya: fósiles, dinosaurios y paisaje de desierto
San Juan Raya forma parte de la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, una región reconocida por su riqueza paleontológica y su paisaje semidesértico. Aquí se han encontrado rastros marinos y huellas de dinosaurios que habitaron en diferentes etapas geológicas.
¿Qué fósiles puedes ver en San Juan Raya?
- Amonites y moluscos marinos
- Rastros geológicos con millones de años
- Huellas de dinosaurios herbívoros y carnívoros
El sitio cuenta con museos comunitarios, senderos interpretativos y zonas abiertas al turismo paleontológico. También es posible realizar recorridos guiados que explican cómo el territorio actual solía ser fondo marino.

Lee más: Qué ver y cómo llegar: el municipio de Puebla que alguna vez estuvo bajo el mar
¿Cómo llegar?
El trayecto de Puebla a San Juan Raya toma aproximadamente 2 horas con 40 minutos y cubre 173 kilómetros por la autopista Córdoba–Puebla/México 150D, considerada la ruta más rápida y con peaje. El recorrido conecta primero con Parque Industrial Puebla 2000, continúa por Córdoba–Puebla y Cuacnopalan–Tehuacán, y finaliza en San Juan Raya.
3. Atexcal: donde emergió el antiguo mar de Puebla
Al sur del estado, en la Mixteca poblana, se encuentra Atexcal, un municipio que aún conserva en sus suelos calcáreos restos petrificados de organismos marinos del Cretácico. Estudios indican que esta región estuvo bajo un mar somero hace entre 90 y 100 millones de años.
¿Qué ver en Atexcal?
- Capas geológicas con restos de moluscos
- Terreno marino fosilizado visible a simple vista
- Recorridos comunitarios, museos y senderos
El paisaje está formado por cañadas, cactáceas y roca sedimentaria que revela el antiguo océano que alguna vez cubrió este territorio.
¿Cómo llegar?
El viaje desde Puebla a Atexcal dura aproximadamente 2 horas 27 minutos y cubre 166 kilómetros por la autopista Córdoba–Puebla/México 150D, la ruta más rápida y con peaje. El trayecto conecta primero con Parque Industrial Puebla 2000, continúa por Córdoba–Puebla y Cuacnopalan–Tehuacán, y finaliza en San Martín Atexcal.
Un viaje a la Puebla que fue mar
San Juan Raya, Atexcal y Tepexi conforman una ruta natural para entender el pasado profundo del estado. Lugares donde hubo mar, donde habitaron especies ya extintas y donde hoy es posible caminar entre fósiles reales a cielo abierto.
Un destino ideal para viajeros científicos, amantes del senderismo, fotógrafos de naturaleza y familias que buscan una experiencia distinta, educativa y sorprendente.
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