El Pueblo Mágico de Puebla que huele a flores todo el año, es un rincón aromático y colorido que parece vivir en primavera permanente. Ubicado a las faldas del volcán Popocatépetl, este destino ofrece una experiencia multisensorial: calles empedradas adornadas con flores, paisajes verdes durante todo el año y un clima templado que favorece el cultivo de plantas ornamentales, árboles frutales y una variada flora que llena el ambiente de vida.
Conocido también como Atlixco de las Flores, este pueblo presume una riqueza cultural y natural que lo convierte en una parada obligada para quienes buscan escapar del caos citadino.
Desde cualquier punto, ya sea en lo alto del Cerro de San Miguel o en una terraza céntrica, el Popocatépetl se deja ver como un gigante que cuida a sus habitantes. Esta constante presencia volcánica da un carácter muy especial al paisaje de Atlixco.
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Atlixco es ideal para recorrerlo a pie y dejarse sorprender por sus rincones históricos, religiosos y naturales. Algunos sitios imperdibles son:
Además, en Atlixco puedes disfrutar de balnearios como Las Palmas, hacer senderismo, visitar cascadas cercanas como la de San Pedro o relajarte en los espacios verdes del Parque Ayoa. Es también un buen lugar para probar nieves, helados artesanales o degustar un chileatole tradicional.
Este Pueblo Mágico fue incorporado al programa federal en 2015, pero su historia se remonta a siglos antes de la conquista. Fundado oficialmente en 1579 como Villa de Carrión, jugó un papel clave en la resistencia previa a la Batalla de Puebla en 1862.
Si buscas otro destino floral en Puebla, Huauchinango y Tenango de las Flores son la combinación perfecta para conectar con la naturaleza y la tradición. Ubicado en la Sierra Norte, Huauchinango es famoso por sus ríos, cascadas, y eventos de ecoturismo como ciclismo, senderismo y pesca. El entorno natural es exuberante y ofrece una experiencia distinta, más selvática y fresca, ideal para quienes disfrutan del turismo de aventura.
Tenango, por su parte, es reconocido por su producción de flores, especialmente durante la Feria de las Flores que llena de color y aromas la región cada año. Aquí también puedes encontrar artesanías únicas, platillos serranos y un ambiente que te hará sentir como en otro tiempo, rodeado de historia otomí y náhuatl.