Cuando se habla de cemitas, sin lugar a duda, la mente te remonta a la ciudad de Puebla, pero cuando se dice cemitas de canasta son pocas las personas que ubican a las únicas y más deliciosas.
En Puebla, las cemitas son un antojito parecido a una torta rellena, salvo que el pan es un poco más correoso, hueco por dentro, esponjado y con ajonjolí en la parte superior.
Pero en el corazón de la ciudad, no solo puedes encontrar la tradicional cemita poblana rellena de milanesa, pata de res o de otros guisos, también puedes degustar de deliciosas preparaciones como pipián, chicarrón en salsa o de huevo con rajas. Pero además, son depositadas en una canasta, como los clásicos tacos al vapor.
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En el zaguán de una casona con domicilio en la calle 7 Oriente número 3 del Centro Histórico de Puebla podrás encontrar las famosas cemitas de canasta La Güera.
Tal como lo hizo su madre, Irma Galán Candia llega con su canasta de mimbre, cuyo interior guarda en papel estraza un centenar de cemitas ya preparadas con diferentes guisos, listas para solo despachar conforme llegan los clientes.
De lunes a sábado, de 13:00 a las 15:00 horas, sobre un banquillo coloca la canasta y comienza a atender a mujeres y hombres, algunos clientes de antaño y otros muy jóvenes que gustan de comer este antojito con un exquisito sabor casero.
La aglomeración de los clientes es notoria, pero Irma, una mujer de más de 50 años de edad, de manera ordenada despacha cemitas de canasta rellenas de mole poblano con pollo, pipían verde con pollo, jamón, queso de puerco, galantina, chipotle capeado y relleno de queso, papas con rajas, de queso panela con frijoles y aguacate, rajas con huevo; si es lunes habrá de chicarrón en salda verde, pero si es martes encontrarás de adobo rojo. Por día son de 9 a 10 guisados.
Más de dos piezas puede ser el pedido mínimo por persona, ya que se trata de cemitas que caben perfectamente bien en la palma de la mano, así que son pequeñas en comparación con la tradicional cemita poblana.
Cada cemita cuesta 30 pesos. Llegan preparadas desde casa y listas para ser servidas a los clientes. No encontrarás salsa, ni postres ni un platillo más en este modesto puesto que apenas se identifica con un letrero en uno de los muros del portón.
Este puesto de cemitas de canasta surgió en 1959 por iniciativa de Rosa María Candia Andrade, madre de Irma y de otros tres hijos más que hoy también se dedican a la preparación de alimentos.
Originaria de Tecamachalco llegó a Puebla muy joven, se casó y tuvo a su familia. Ocupada en aportar al ingreso familiar, a escondidas de su esposo, vendía jugos y tortas sin saber que con el paso del tiempo, esa inquietud sería su principal fuente de ingresos.
A raíz de la muerte de su esposo, Rosa María tenía que sacar adelante a sus hijos y lo mejor fue seguir vendiendo tortas, pero la poca responsabilidad de los panaderos a los que compraba el pan la orillaron a cambiar las tortas por cemitas, pues cuando ellos se alcoholizaban la dejaban sin su materia prima.
Fue de esta manera que la combinación de cemitas y guisos caseros atraparon el paladar de clientes que conoció primero en una fuente del centro de Puebla, luego se movió cerca de las oficinas de Tránsito que estaban por la calle 5 Oriente, y posteriormente, pidió permiso a Don Pedro Pomarada para que le permitiera vender el zaguán de su casa, donde a la fecha sigue atendiendo.
Las famosas cemitas de La Güera ya tienen 66 años conquistando el paladar de los poblanos y de los visitantes que llegan a encontrársela paseando por la calle de atrás de la Secretaría de Cultural o de la Catedral de Puebla o de la oficina de Correos Mexicanos.
La tercera generación de la familia también ha incursionado en el negocio y atienden a los clientes en un local de la calle 9 Oriente número 182, en el Centro Histórico de Puebla.