A solo unas horas de la Ciudad de México se ubica Atlixco, un destino poblano que muchos consideran el Pueblo Mágico más bonito cercano a la CDMX. Su proximidad al volcán Popocatépetl, las flores que llenan de color sus calles y su ambiente apacible lo han convertido en el favorito de quienes buscan una escapada del ajetreo citadino.
Conocido como "la Ciudad de las Flores", Atlixco ha sabido conservar su esencia colonial. A lo largo del año, sus calles se llenan de vida con tapetes florales, festivales tradicionales y vistas panorámicas en las que el Popocatépetl se convierte en un testigo silencioso de la historia, la cultura y el colorido de este rincón poblano.
Una de las experiencias más memorables que puedes vivir en Atlixco es contemplar el amanecer o atardecer desde el Cerro de San Miguel, donde la vista del volcán humeante es simplemente imponente. Además, puedes disfrutar de:
Otro imperdible es la Calle de las Flores, una vía peatonal donde cada paso está acompañado del aroma de las plantas y el colorido de las macetas. Ahí mismo puedes disfrutar un helado artesanal y comprar recuerdos hechos por manos atlixquenses.
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A tan solo unas calles del zócalo, la Avenida Nicolás Bravo se convierte en otro de los puntos favoritos para turistas y locales. Su diseño peatonal, los macetones y quioscos artísticos le dan un ambiente acogedor ideal para caminar.
Atlixco está ubicado a unos 155 kilómetros de la Ciudad de México, y puedes llegar en aproximadamente 2 horas y 50 minutos por la Autopista México–Puebla (150D). La ruta recomendada es:
A pocos minutos del centro de Atlixco, las Cascadas de San Pedro ofrecen un entorno natural ideal para una escapada de un fin de semana. El camino hacia las cascadas es una experiencia en sí misma, ya que debes recorrer un sendero rodeado de vegetación y campos de cultivo.
Entre las actividades que puedes disfrutar están:
Además, el parque cuenta con servicios como estacionamiento, baños y locales comerciales donde puedes adquirir alimentos y bebidas.
Atlixco te espera con los brazos abiertos, flores en cada esquina y un aire tan fresco como su gente. Ideal para una escapada de fin de semana o para reconectar con la naturaleza y la tradición, este Pueblo Mágico es una joya imperdible a solo unas horas de la CDMX.