El año está por terminar, y no hay mejor manera de despedirlo que explorando la belleza natural de Puebla. Este estado es un tesoro de paisajes increíbles que te dejarán sin aliento. Si aún no has visitado estos lugares, aquí en El Universal Puebla te presentamos una lista de las siete maravillas naturales que no puedes perderte.
El Puente de Dios, ubicado en el municipio de Molcaxac, es una de las maravillas naturales más impactantes de Puebla. Esta caverna, formada por el paso del río Atoyac, esconde una cascada y pozas de agua cristalina donde los visitantes pueden nadar y disfrutar de la naturaleza en su máxima expresión. Es un destino imperdible para quienes buscan aventura y tranquilidad en un mismo lugar.
En el encantador Pueblo Mágico de Cuetzalan se encuentra la Gruta Chichicazapan, un espectáculo natural que combina aventura y belleza. Con una entrada de más de 100 metros de altura y 250 metros de ancho, esta gruta alberga un río subterráneo cuyas aguas llegan en promedio a la altura de las rodillas, aunque también tiene una poza de dos metros de profundidad para los más valientes. Es un lugar perfecto para los amantes del ecoturismo y la exploración.
En la Sierra Norte de Puebla, el Cenote de la Gruta Ateno se presenta como una joya oculta entre formaciones rocosas. Este cenote de aguas azul turquesa está rodeado de estalactitas y estalagmitas, creando un ambiente mágico para los visitantes. Además, cerca del sitio encontrarás el Puente Ateno y su río, donde podrás relajarte y disfrutar de la serenidad de la naturaleza.
Ubicada en el corazón del desierto poblano, la laguna de Atexcac es uno de los destinos más misteriosos y fascinantes de Puebla. Se dice que en sus profundidades habita una sirena que atrae a los hombres al fondo del agua, dando origen a una leyenda que, sumada a la belleza del lugar, lo convierte en un sitio encantado.
Esta laguna nace de un cráter volcánico y su agua, de un brillante color turquesa, cambia de tono según la luz del día, pasando de tonalidades más claras a un azul profundo que hace de este lugar un espectáculo visual.
Sin embargo, no es recomendable nadar en sus aguas, ya que la laguna tiene una alta salinidad, lo que hace que el agua sea extremadamente fría y profunda, presentando riesgos para los visitantes.
Conocida como el “mar de Puebla”, es una de las maravillas naturales más sorprendentes del estado. La belleza de esta laguna cautivó al famoso oceanógrafo Jacques Cousteau, quien la incluyó en sus exploraciones debido a su singularidad. Se cree que esta laguna fue un centro ceremonial para las antiguas culturas prehispánicas, y debido a su alta salinidad, mucho tiempo se pensó que estaba conectada con el mar.
Formada hace más de 20 mil millones de años dentro de un cráter volcánico de más de 2 kilómetros de diámetro, la laguna está rodeada por estromatolitos que parecen arrecifes de coral. Dependiendo de la época del año, las aguas de la laguna varían de tonalidades, pasando de un verde esmeralda a un azul turquesa y hasta un negro profundo. La laguna es salada y fría, lo que la hace un lugar ideal para disfrutar de la vista y la serenidad del paisaje.
Ubicada en el Pueblo Mágico de Tlatlauquitepec, es una maravilla natural que cautiva con su impresionante belleza. También conocida como "la del siete", debido a su ubicación en el kilómetro siete de la carretera Tlatlauquitepec-Mazatepec, esta cascada se destaca por sus tres caídas de agua escalonadas. La más alta alcanza los 85 metros, mientras que las otras dos caídas tienen 40 metros de altura, sumando un total de 165 metros.
Además de su impresionante tamaño, las pozas naturales de agua cristalina que se forman al pie de la cascada permiten a los visitantes disfrutar de un baño refrescante mientras se rodean de un paisaje espectacular. Para los más aventureros, también es posible practicar rappel a lo largo de la cascada. Este increíble atractivo se encuentra en el Cerro Cabezón, un lugar rodeado de naturaleza y conocido como el Jardín de la Sierra.
En la Sierra Negra de Puebla, se encuentra la imponente Cueva La Muñeca Fea, considerada la cueva más grande de América. Con un volumen de 5.9 millones de metros cúbicos y un área de casi 63 mil metros cuadrados, esta cueva de origen volcánico tiene más de 200 mil años de antigüedad, convirtiéndola en una formación geológica de gran valor.
La cueva fue explorada por primera vez en 1999, y se descubrió que mide 400 metros de largo, 240 metros de ancho y tiene una altura de 225 metros, lo que la convierte en una de las más grandes del mundo. Debido a su tamaño, se recomienda visitarla solo con un guía experto y el equipo necesario para un descenso seguro.