Ubicado a solo unas horas de la Ciudad de México, Tecali de Herrera, en Puebla, es un tesoro artesanal poco conocido donde se pueden adquirir piezas de ónix a precios realmente accesibles. Su nombre significa "Casa de Piedra" en náhuatl, y no es para menos: el ónix y el mármol han sido el alma de su economía y cultura por generaciones.
Tecali se encuentra a aproximadamente 140 kilómetros de la Ciudad de México, lo que representa un trayecto de unas 2 horas con 30 minutos en automóvil, dependiendo del tráfico.
El camino más rápido es por la autopista México-Puebla (MEX 150D). Una vez en la ciudad de Puebla, debes tomar el Bulevar Capitán Carlos Camacho Espíritu y seguir la ruta hacia la cabecera municipal de Tecali.
También puedes llegar en autobús desde la Terminal TAPO hasta Puebla y, desde ahí, tomar un taxi o combi a Tecali, que está a solo 36 kilómetros de la capital poblana.
La tradición artesanal de Tecali se remonta a siglos atrás. Los pobladores han trabajado el ónix y el mármol desde tiempos coloniales, y sus habilidades han pasado de generación en generación. De hecho, piezas icónicas como el Altar de los Reyes de la Catedral de Puebla y el púlpito de la Iglesia de la Soledad fueron talladas con alabastro extraído de este lugar.
El proceso artesanal inicia desde la selección de la piedra. A partir de ahí, los artesanos cortan los bloques con cuchillas especiales y agua a presión, para luego esmerilar, pegar con resina si es necesario, y finalmente pulir las figuras hasta que brillen. El ónix de Tecali puede encontrarse en colores como blanco, rosa, gris, negro, amarillo e incluso verde, que se obtiene de minas en Sonora.
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Los precios son sorprendentemente bajos si se comparan con los de tiendas en zonas turísticas o grandes ciudades. Entre lo que puedes adquirir hay:
Muchos visitantes coinciden en que el único "pero" es no llevar suficiente dinero para comprar más piezas, ya que la variedad y calidad son impresionantes.
Aunque el ónix es el principal atractivo, Tecali también ofrece joyas arquitectónicas y espacios naturales para explorar:
Construido en el siglo XVI por el arquitecto Claudio de Arciniega (el mismo de la Catedral de la Ciudad de México), este convento es una muestra del arte renacentista y uno de los pocos en el estado con características basilicales. La entrada cuesta 65 pesos, aunque los domingos es gratuita.
Este templo del siglo XVIII destaca por su cruz atrial del siglo XVI, su campanario con columnas salomónicas y sus retablos dorados. Es una parada obligatoria para los amantes de la historia y el arte religioso.
Conocido como Plaza Central, es ideal para descansar, tomar fotos y disfrutar de una nieve artesanal. Cuenta con un jardín y un kiosco en homenaje a uno de los personajes ilustres del municipio.
Ya sea por su riqueza histórica, la belleza de sus construcciones o la calidad y el precio de sus artesanías en ónix, Tecali de Herrera es un destino perfecto para una escapada de fin de semana desde la Ciudad de México o Puebla. Eso sí, lleva cartera, espacio en la cajuela… y muchas ganas de maravillarte con el talento de sus artesanos.