Este convierte sus en cascadas cuando llueve, ofreciendo un espectáculo natural que maravilla a turistas y fotógrafos. Ubicado en la Sierra Norte de Puebla, es un destino que destaca no solo por su riqueza cultural e histórica, sino también por su entorno húmedo y selvático, que se transforma con cada tormenta.

Durante la temporada de lluvias, caminar por el centro de Cuetzalan es adentrarse en un paisaje casi onírico: el agua corre cuesta abajo por sus callejones empedrados, formando riachuelos improvisados que desembocan en escalinatas que parecen verdaderas cascadas. Este fenómeno natural ha convertido al lugar en un punto de referencia para quienes buscan experiencias únicas ligadas a la naturaleza.

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¿Cuál es el mejor mes para ir a Cuetzalan?

El clima en Cuetzalan es húmedo durante la mayor parte del año, con una constante presencia de neblina y lluvias repentinas que realzan su misticismo. Sin embargo, si lo que deseas es ver sus calles convertidas en cascadas, los mejores meses para visitar este Pueblo Mágico son de junio a octubre. En esta temporada, los ríos crecen, las cascadas como la de Las Brisas o El Salto del Cuichat se vuelven más caudalosas, y el verdor de sus bosques alcanza su punto más intenso.

Aunque el camino para llegar a Cuetzalan, unas tres horas desde la ciudad de Puebla, puede ser sinuoso, el viaje vale completamente la pena. Desde la famosa zona conocida como La Cumbre, los visitantes descienden entre bancos de niebla hasta llegar al corazón del pueblo, donde los techos de teja y las calles empedradas anuncian la entrada a otro mundo.

¿Qué hacer en Cuetzalan en un día?

Cuetzalan ofrece múltiples actividades, incluso si solo tienes un día para explorarlo:

Explora sus cascadas y ríos. En temporada de lluvias, las caídas de agua están en su máximo esplendor. Puedes visitar Las Brisas, El Salto o la Poza Pata de Perro. Algunas están a corta distancia del centro y se pueden recorrer con guía o por cuenta propia.

Adéntrate en sus grutas. El municipio posee el sistema de grutas más extenso de México. Destacan la gruta Chichicazapan, con su río subterráneo, y Atepolihui, donde las formaciones minerales adoptan formas caprichosas. La experiencia es ideal para quienes buscan un contacto cercano con la tierra y la historia geológica del país.

Recorre los bosques de niebla. Estos ecosistemas únicos son hábitat de frutos silvestres como el maracuyá, la guanábana o el zapote, además de cafetales que producen uno de los cafés más apreciados de la región.

Visita la Zona Arqueológica de Yohualichan. A sólo unos minutos del centro de Cuetzalan se encuentra este asentamiento totonaco, antecesor de El Tajín. Sus estructuras piramidales y plazas ofrecen una mirada profunda al pasado prehispánico del estado de Puebla.

Disfruta la gastronomía local. Nada como reponer energía con un platillo típico: tlayoyos rellenos de frijol y hoja de aguacate, acamayas al mojo de ajo, mole, pipián, o la tradicional sopa de setas. Si tienes oportunidad, acompáñalo con una taza del aromático café de la región.

Camina por su centro histórico. Sus calles empedradas, el kiosco central, la parroquia de San Francisco de Asís y la icónica Iglesia de los Jarritos crean una atmósfera encantadora, ideal para capturar fotografías o simplemente disfrutar del entorno.

¿Cómo llegar a Cuetzalan?

Desde la ciudad de Puebla, la ruta recomendada es tomar la autopista hacia Orizaba y desviarse en Amozoc hacia Perote. Aunque la distancia es de aproximadamente 180 kilómetros, el camino de montaña y las curvas lo convierten en un trayecto de casi tres horas. Se sugiere viajar con luz de día y con precaución, especialmente en temporada de lluvias.

Cuetzalan, con su mezcla de historia, naturaleza y tradiciones, es mucho más que un Pueblo Mágico. Es un lugar donde la lluvia no arruina el paseo, sino que lo transforma en una experiencia inolvidable. Aquí, las calles se convierten en ríos y las escaleras en cascadas, recordándonos que la magia de la naturaleza está más viva que nunca.

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