Una construcción que fue descubierta en San Andrés Cholula en la década de 1970, y en cuyas vigas del techo aparece inscrita a la inversa la oración del Magnificat, así como diferentes imágenes e inscripciones características del culto satánico, fue denominada la Casa del Diablo por las misas negras que presuntamente se realizaron en ella.

El inmueble se encuentra en San Luis Tehuiloyocan y durante años pasó desapercibido hasta ser descubierto por el investigador José Antonio Terán Bonilla, del , quien describió en un libro la iconografía encontrada en este lugar.

La construcción, que data de 1760, cuenta con un increíble pasado que se relaciona con la práctica de misas negras y el culto a Satanás.

El descubrimiento de la casa ocurrió en 1979 cuando Terán Bonilla trabajaba en un proyecto de rehabilitación de la plaza pública de San Luis Tehuiloyocan y la restauración de su Vía Crucis.

El investigador y doctor en Arquitectura por la UNAM se enteró de la existencia de una extraña casa en la zona, la cual había fungido como una “capilla privada” según la versión de un sacerdote local.

Al conocer el inmueble, Terán Bonilla supo que se trataba de una construcción atípica, con una fachada exterior similar a las de otras casas del pueblo, pero al pasar el pórtico, la fachada interior tiene una serie de figuras inusuales para la época.

Se trata de un mural fechado en 1760, el cual estuvo policromado y del que permanecen figuras e inscripciones elaboradas con la técnica del mosaico con pequeñas piedras alineadas.

En este mural destacan las figuras de dos monos antropomorfos que flanquean la puerta de la casona.

La Casa del Diablo. La historia de una construcción satánica de la época colonial
La Casa del Diablo. La historia de una construcción satánica de la época colonial

Dichas figuras “llevan sombrero rematado por una cruz. Ante cada animal hay algo que sugiere un altar y encima un recipiente en llamas. Todo ello aviva la idea que se trata de un ritual, máxime que debajo de ambas figuras se aprecia un doble círculo con seis puntos, atributo asociado a la celebración de la misa negra”.

Los monos podrían personificar a súbditos del Demonio que se burlan de los sacerdotes católicos al celebrar una misa.

La Casa del Diablo. La historia de una construcción satánica de la época colonial
La Casa del Diablo. La historia de una construcción satánica de la época colonial

Debajo de uno de los monos aparece una inscripción en castellano que alude a la Inmaculada Concepción de la Virgen.

El doctor Terán detalla en su obra que: “La presencia en el mural de los anagramas de Jesús y José, los templos, la barca, los símbolos de la Pasión, los ciervos, etcétera, se explica porque esas imágenes eran imprescindibles en los rituales diabólicos para profanarlas de manera burlona”.

Además, en las vigas del techo de la casa aparece inscrita a la inversa la oración del Magnificat, lo cual es característico en el culto satánico.

Con todos estos elementos, José Antonio Terán deduce que el autor intelectual del mural debió ser un profesional de la magia o por lo menos semi ilustrado en ella.

Otro aspecto a tomar en cuenta dice Terán Bonilla, es el referente a la orientación del inmueble, de modo que se planeó de forma deliberada hacia el poniente, contrario a lo que marca el catolicismo.

Lo anterior es uno de los motivos por los que el arquitecto piensa que la misteriosa casa de Tehuiloyocan es una contraposición al santuario de Santa María Tonantzintla, el cual sí se diseñó bajo las indicaciones de orientación y planta arquitectónica sugerida por los liturgistas y vigentes durante el periodo barroco.

No se sabe cuándo dejó de funcionar la Casa del Diablo como sede de misas negras.

Sobre quién podría haber ordenado su construcción, el investigador egresado de la BUAP señala en su obra que:

“Aunque no dispongamos de pruebas directas, es evidente que, en el último tercio del siglo XVIII, se reunían en el pueblo de Tehuiloyocan una secreta y bien trabada comunidad de adeptos de Satanás, principalmente integrada por criollos de la región de Cholula, en quienes residía el poder económico y político, los cuales –como solía ocurrir– estarían en comunicación con algunos indios hechiceros para beneficiarse de sus antiguos saberes mágicos y herbolarios”. 

Y añade que “el aislamiento del poblado y la fidelidad que mantendrían los miembros de esa sociedad secreta explican que hasta ahora –a más de dos siglos de su construcción– nadie hubiera reparado en aquella casa de inocente aspecto exterior pero expresamente construida para servir de  emplo o morada del Diablo”.

Este contenido se realizó con información del INAH y Unión Puebla

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