México cuenta con diversas cadenas montañosas que recorren el país de norte a sur y de este a oeste. Entre ellas, la resguarda dos destinos que destacan no solo por su geografía imponente, sino también por su riqueza cultural, historia y tradiciones. Los dos pueblos de montaña más encantadores de México están en Puebla, y aquí te contamos por qué debes incluirlos en tu próxima escapada.

¿Qué hace especiales a Zacatlán y Cuetzalan?

Tanto Zacatlán de las Manzanas como Cuetzalan del Progreso ofrecen una combinación difícil de igualar: paisajes impresionantes, neblina, calles empedradas, arquitectura que parece detenida en el tiempo, platillos únicos, comunidades y experiencias que conectan con lo más profundo del México auténtico. Ambos forman parte del programa Pueblos Mágicos y han sido reconocidos por viajeros y medios internacionales especializados en turismo, como Travel + Leisure.

Zacatlán: entre manzanas, niebla y relojes monumentales

Ubicado en la Sierra Norte de Puebla a más de 2 mil metros de altitud, Zacatlán es uno de los mayores productores de manzanas del país. Esta fruta no solo da identidad al pueblo, sino que impulsa su economía, su gastronomía y hasta su calendario festivo: cada verano se celebra la tradicional Feria de la Manzana.

Zacatlán | Foto: Pexels
Zacatlán | Foto: Pexels

Cuando la niebla desciende sobre sus calles empedradas, Zacatlán se transforma en un escenario de cuento. En el corazón del pueblo se encuentra el Reloj Floral, símbolo de su tradición relojera que también puede conocerse a fondo en el Museo de Relojería y Autómatas Alberto Olvera, uno de los más singulares del país.

Entre sus atractivos naturales destacan la Barranca de los Jilgueros, que puede admirarse desde un puente de cristal; la Cascada Tulimán, el Valle de Piedras Encimadas y múltiples miradores que ofrecen vistas espectaculares de la sierra.

En cuanto a la gastronomía, la sidra rosada es infaltable, así como los antojitos locales como chalupas, tlacoyos, tamales y pan de queso. Las artesanías talladas en madera, talabartería y bordados completan una experiencia profundamente local.

Cuetzalan: niebla, rituales ancestrales y aventuras en la sierra

Al mencionar pueblos de montaña en México, Cuetzalan del Progreso ocupa un lugar privilegiado. A más de 900 metros sobre el nivel del mar, su entorno está compuesto por cafetales, helechos gigantes, ríos cristalinos y cuevas. El paisaje se mezcla con una intensa vida comunitaria marcada por la cultura totonaca y náhuatl.

Cuetzalan | Foto: Pexels
Cuetzalan | Foto: Pexels

Este Pueblo Mágico es uno de los pocos donde aún se practica el trueque como forma de intercambio en el tianguis dominical. Las mujeres caminan por las calles envueltas en sus huipiles, y los rituales prehispánicos como la Danza de los Voladores y la Danza del Quetzal siguen vigentes.

Para quienes buscan aventura, Cuetzalan ofrece experiencias como el rapel en cascadas, la exploración de grutas y una tirolesa de 200 metros que cruza el cañón del río Cuichat. Y para los interesados en la historia y las raíces, el Centro Cultural, el Museo Etnográfico Calmahuistic y la Zona Arqueológica de Yohualichan revelan el pasado profundo de esta región.

Entre sus sabores destacan platillos como las acamayas, la cecina ahumada, el pipián, los tayoyos y bebidas tradicionales como el yolixpa, el vino de café o el xoco atol. Las artesanías incluyen cestería, rebozos, morrales y penachos.

¿Dónde se ubican y cómo llegar?

Zacatlán se encuentra al noroeste del estado de Puebla, a unas 2:30 horas de la capital poblana y a 3 horas de la Ciudad de México. Colinda con Chignahuapan, Aquixtla y Tetela de Ocampo. Su altitud y clima montañoso lo hacen ideal para quienes buscan escapar del calor.

Cuetzalan, por su parte, está en la parte noreste del estado. Se ubica a poco más de 3 horas de Puebla capital, y también puede llegar desde Poza Rica, Xalapa o Tlaxcala. Está rodeado por municipios como Zacapoaxtla, Jonotla y Ayotoxco de Guerrero.

¿Por qué son considerados los pueblos de montaña más encantadores?

Ambos pueblos no solo se distinguen por su belleza natural, sino por la manera en que conservan y celebran sus tradiciones. La niebla matutina, la vegetación exuberante, las calles de piedra, las cascadas y las festividades convierten cada visita en una experiencia inmersiva, auténtica y profundamente mexicana.

Zacatlán y Cuetzalan son más que destinos turísticos: son testimonio vivo de un México que resiste al tiempo y al olvido, y que ofrece al visitante algo más que paisajes: una conexión con la historia, la tierra y su gente.

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