El Pasaje del Ayuntamiento, también conocido como Pasaje Francés, es un área comercial del Zócalo de Puebla donde se ubican tiendas, museos, restaurantes, dulces, helados y artistas de barrio.

Es un pasaje pequeño, pero bonito e icónico que se puede recorrer en familia, ubicado en la antigua alhóndiga de la ciudad, que ahora es un hotel.

Destacan sus vitrales, su fachada y el llamativo techo del lugar que dan constancia de la influencia francesa, ya que esta colonia instaló sus fábricas de vidrio en el estado después del periodo de independencia.

El vitral que se ubica en la entrada del Pasaje del Ayuntamiento, ubicado entre las calles 2 Oriente y Juan de Palafox y Mendoza, tiene un escudo de la ciudad de Puebla.

Los vitrales fueron construidos por Claudio Tranquilino Pellandini, importador de cristales franceses, particularmente vidrios biselados y policromados.

De acuerdo con Leticia Gamboa Ochoa, autora de , los franceses conformaron el segundo grupo más importante de extranjeros residentes en la ciudad de Puebla durante el porfiriato.

La mayoría de los inmigrantes franceses provenían del valle de Bacelonnette, un pueblo de los Alpes de Alta Provenza.

La colonia francesa estableció empresas, comercios, industrias y bancos entre los que destacó el comercio de ropa y novedades, montando los almacenes más lujosos de la ciudad.

También se desempeñaron en otros giros comerciales que facilitaron y recrearon un estilo de vida urbano, por lo que se especializaron en satisfacer el consumo de los sectores acomodados de la población urbana y de la naciente burguesía.

En 1910 había en México 6 mil residentes franceses, de los cuales un 80 por ciento, aproximadamente 4 mil 800, eran nativos de la región de Barcelonnette.

Después de los españoles, en Puebla los franceses eran el grupo de extranjeros más grande.

Según el censo de 1895, en Puebla había 122 pobladores de nacionalidad francesa, que representaban el 8.4 por ciento del total de extranjeros residentes.

El 65 por ciento de los franceses residentes en el estado vivían en la ciudad de Puebla.

La presencia de los barcelonnettes en Puebla comenzó hacia la década de 1840.

El libro de Gamboa señala que el caso más documentado es el de Joseph Antoine Couttolenc, quien arribó a México a fines de la segunda década del pasado siglo y quien por tanto sería el primer barcelonnette en llegar a nuestro país.

La principal actividad económica desempeñada fue lo que determinó que los barcelonnettes se avecindaran preferentemente en las zonas urbanas, pues ahí se hallaban sus principales mercados.

En Puebla esa fue también la actividad primordial de los barcelonnettes, junto a la cual ejercieron otros negocios cuya clientela más común era igualmente urbana.

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