, en Puebla, no solo es uno de los más encantadores del país, sino que supera en muchos aspectos al que la Inteligencia Artificial ha catalogado como el más bonito y famoso de México. Aunque ambos destinos poseen una riqueza cultural y arquitectónica excepcional, Cuetzalan ofrece una experiencia auténtica, inmersa en la tradición indígena, la naturaleza y la gastronomía local, a un costo mucho más accesible.

¿Es San Miguel de Allende un Pueblo Mágico?

San Miguel de Allende, ubicado en Guanajuato, fue parte del programa de Pueblos Mágicos hasta 2008. Sin embargo, tras recibir el reconocimiento de la como Ciudad Patrimonio de la Humanidad, el gobierno local decidió dejar de participar en ese programa para enfocarse en la conservación de su nuevo estatus. Hoy, aunque conserva el encanto colonial y es referente del turismo cultural, oficialmente ya no forma parte del listado de Pueblos Mágicos.

Además de su historia vinculada con la Independencia de México, San Miguel de Allende se ha convertido en el municipio más caro del estado de Guanajuato para vivir, debido a la alta demanda inmobiliaria y el creciente flujo turístico. Sus visitantes disfrutan de sitios como el Santuario de Atotonilco, la Casa de Ignacio Allende, el Instituto Allende y el Museo Interactivo Multimedia. Sin embargo, el costo de hospedaje, alimentos y experiencias culturales puede ser una barrera para quienes buscan un viaje económico.

Cuetzalan: tradición, naturaleza y precios accesibles

En contraste, Cuetzalan es un Pueblo Mágico que conserva su nombramiento desde 2002 y es una joya enclavada en la Sierra Norte de Puebla. A 930 metros de altitud, rodeado de cafetales, niebla y una exuberante vegetación, este destino es hogar de totonacos y nahuas que mantienen viva su herencia a través de rituales como el de los Voladores, reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial por la Unesco.

Cuetzalan supera en muchos aspectos a un ex Pueblo Mágico | Foto: Pexels
Cuetzalan supera en muchos aspectos a un ex Pueblo Mágico | Foto: Pexels

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Las calles empedradas, los blancos edificios y las escaleras cubiertas de neblina brindan una atmósfera mística y poética. Cuetzalan es ideal para quienes buscan aventura, con actividades como la tirolesa sobre el cañón del río Cuichat. La experiencia sensorial se completa con el sonido del agua, el canto de las aves y el aroma a café recién hecho.

La gastronomía local es tan variada como deliciosa: acamayas, cecina ahumada, mole, tayoyos, tamales de frijol, postres de frutas locales y bebidas tradicionales como el yolixpa o el vino de café. Todo a precios que no golpean el bolsillo.

Entre sus principales atractivos se encuentran el mercado de artesanías Matachiuj, la Parroquia de San Francisco, la zona arqueológica de Yohualichan, la cascada Cola de Caballo y el tianguis dominical, que reúne a comerciantes de toda la región.

Cuetzalan no solo ofrece paisajes inolvidables, sino también la oportunidad de conectar con la cultura viva, en un entorno donde el turismo aún se siente íntimo y respetuoso.

San Miguel de Allende puede tener fama y prestigio internacional, pero Cuetzalan guarda la esencia de lo que muchos viajeros buscan al visitar un Pueblo Mágico: autenticidad, belleza natural, tradición y hospitalidad sin pretensiones.

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