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Pueblos Mágicos y leyendas de Puebla: lugares que parecen de otra época

Estas son las historias que envuelven los paisajes más encantadores del estado y mantienen vivas sus tradiciones

Puebla tiene lugares con ricas leyendas | Foto: Especial
31/10/2025 |15:12
Lilian C. Lucio
RedactorVer perfil

Recorrer los es una experiencia que combina historia, naturaleza y misterio. Cada uno de estos destinos alberga leyendas que, más allá del terror, forman parte de la identidad de sus comunidades. Si te atraen los lugares enigmáticos y las tradiciones que parecen detener el tiempo, estas son cinco leyendas imperdibles que demuestran por qué Puebla es un territorio donde lo místico y lo real se entrelazan en cada rincón.

1. Zacatlán y el misterio del Balcón del Diablo

El Pueblo Mágico de Zacatlán de las Manzanas, rodeado de montañas y niebla, guarda entre sus barrancas una historia de amor prohibido y castigo divino: la leyenda del Balcón del Diablo.

Cuentan que hace siglos, un monje misionero se enamoró de una mujer de extraordinaria belleza que habitaba cerca del lugar. Al seguirla hasta el bosque para sucumbir a su encanto, un rayo cayó del cielo y partió la montaña en dos, creando el abismo que hoy se conoce como el Balcón del Diablo. En el fondo quedaron dos piedras que, según los pobladores, representan a los amantes castigados.

El sitio existe realmente, y hoy se puede visitar rumbo a Chignahuapan. Desde su mirador, los visitantes pueden admirar la belleza natural de Zacatlán mientras sienten la energía de una de las leyendas más antiguas del norte del estado.

2. Chignahuapan y la sirena de la laguna

En el Pueblo Mágico de Chignahuapan, famoso por sus esferas y aguas termales, la laguna principal resguarda el mito de una hermosa mujer mitad humana, mitad pez: la sirena de la laguna, también conocida como la Tlanchana.

De acuerdo con la tradición, la Tlanchana era la diosa del agua que protegía el equilibrio natural del lugar. Se decía que aparecía al amanecer, peinando su cabellera y cantando melodías que atraían a los pescadores. Sin embargo, quienes se dejaban llevar por su voz desaparecían entre las aguas.

Con el paso del tiempo, la figura de la diosa fue transformándose hasta convertirse en una sirena. Hoy, su historia sigue viva entre los pobladores y forma parte de las festividades locales, recordando la conexión entre el agua, la fe y las antiguas creencias nahuas.

3. Atlixco y las brujas del cerro de San Miguel

En Atlixco, Puebla, las noches solían llenarse de temor cuando las madres veían aparecer las misteriosas bolas de fuego sobre el cerro de San Miguel. Se decía que esas luces eran las brujas, criaturas feas y espantosas que buscaban a los más pequeños, especialmente a los recién nacidos. Por eso, al caer la noche, las familias rezaban, se santiguaban y protegían a sus hijos con oraciones y signos de la cruz.

Según la leyenda, las brujas se preparaban al anochecer: se quitaban las piernas, las colocaban junto al fogón, se ponían las patas de un guajolote y se arreglaban el cabello antes de montar escobas hechas con ramas secas. Desde sus casas volaban hacia el cerro de San Miguel, donde se reunían en una pequeña plazuela. Desde ahí, se lanzaban al vacío y, casi antes de tocar el suelo, se transformaban en bolas de fuego que iluminaban el cielo nocturno mientras buscaban víctimas.

Por temor, los habitantes del pueblo se encerraban desde temprano. Las madres colocaban veladoras junto a sus santos, ponían cruces de ocote, estacas o tijeras cruzadas bajo las almohadas y puertas para mantener lejos a las brujas chupadoras. Se creía que, cuando lograban entrar, estas criaturas chupaban la sangre de los niños mientras dormían.

Aunque los años pasaron, aún hay quienes aseguran haber visto luces misteriosas descender por las laderas del cerro de San Miguel, recordando que las brujas de Atlixco podrían seguir rondando en busca de nuevas víctimas.

4. Tlatlauquitepec y el cerro Cabezón

Entre montañas cubiertas de neblina se alza el cerro Cabezón, símbolo del Pueblo Mágico de Tlatlauquitepec. Detrás de su imponente presencia se esconde una de las leyendas más escalofriantes del estado: la historia de Miguel y Fátima, dos jóvenes que desaparecieron al internarse en sus cuevas.

Según se cuenta, dentro del cerro hay túneles y grutas donde nadie ha logrado llegar al final. Los pobladores creen que es un portal que guarda fuerzas sobrenaturales. Algunos excursionistas aseguran haber escuchado voces, llantos o carcajadas, y otros relatan ver a la pareja caminando de la mano, como si advirtieran a los curiosos que no se acerquen demasiado.

Hoy, el cerro Cabezón es uno de los destinos más visitados por los amantes del senderismo y el turismo místico, que buscan sentir de cerca la fuerza de esta leyenda ancestral.

5. Cholula y el diablito de San Miguelito

En el Barrio de San Miguelito, dentro del Pueblo Mágico de San Pedro Cholula, se encuentra una figura que ha causado devoción y temor por igual: el diablito de la Iglesia de San Miguelito.

El pequeño demonio, tallado en madera y con gesto desafiante, habría sido parte de una escultura del arcángel San Miguel. Con el paso del tiempo, la imagen fue separada y colocada en una urna, pero los habitantes aseguran que se mueve por sí sola y que, cuando aparece desatada, ocurren accidentes o tragedias en la zona.

Pese a su reputación, muchos fieles le piden favores, convirtiéndolo en uno de los símbolos más peculiares del sincretismo entre fe y superstición que caracteriza a Cholula.

Puebla, tierra de leyendas vivas

Estas historias demuestran que los Pueblos Mágicos de Puebla no solo destacan por su arquitectura o gastronomía, sino también por su riqueza espiritual y cultural. En cada cerro, laguna o templo, las leyendas siguen vivas, recordando que el pasado y el presente conviven en un mismo espacio, donde la magia nunca desaparece.