Puebla es uno de esos destinos que conquistan a primera vista. Y si no te quieres enamorar de su historia, paisajes y magia, mejor aléjate de estos cinco lugares que podrían atraparte para siempre. Entre volcanes, calles empedradas y una rica herencia indígena y colonial, estos rincones no solo son imperdibles, sino adictivos. Aquí te contamos todo sobre ellos.
Recorrer el Centro Histórico de Puebla es sumergirse en siglos de historia, arte y arquitectura. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), este barrio es un museo al aire libre que enamora con sus calles empedradas, fachadas decoradas con azulejos de talavera, iglesias monumentales y palacios coloniales.
Destacan la majestuosa Catedral de Puebla y la Capilla del Rosario, conocida como “la Casa de Oro”, por su fastuosa decoración. Otros imperdibles son el Museo Amparo, la Biblioteca Palafoxiana, la Casa de los Muñecos y la Casa del Alfeñique.
Porque cada esquina parece sacada de una pintura barroca y ofrece una experiencia cultural única que mezcla lo mejor de Europa y América. Ideal para caminatas lentas y fotos.
Ubicados en la zona norte de Puebla, los Fuertes de Loreto y Guadalupe son mucho más que museos: son símbolos de resistencia. En estos lugares se libró la histórica Batalla del 5 de mayo de 1862, cuando el ejército mexicano venció al ejército francés, considerado el más poderoso de la época.
El mirador ofrece una vista espectacular de la ciudad, mientras los museos resguardan documentos, banderas, armas y cartas originales del presidente Benito Juárez.
Porque aquí se respira el orgullo nacional y cada piedra te cuenta una historia. Además, es perfecto para una caminata romántica con vista al atardecer poblano.
Cuetzalan es un Pueblo Mágico enclavado en la Sierra Norte de Puebla, donde la niebla, los cafetales y la tradición indígena crean un ambiente de otro mundo. Sus calles empedradas, casas blancas y mercados artesanales lo convierten en un destino perfecto para desconectarse y reconectar con lo esencial.
No te pierdas la Parroquia de San Francisco, el Mercado de Artesanías, la Danza de los Voladores y el Jardín Botánico Xoxoctic.
Porque combina cultura, naturaleza y misticismo en cada rincón. Caminar por sus calles es como vivir en una película entre aromas de café y cantos de aves. Si vas una vez, seguro querrás volver.
Ubicada cerca de Zacatlán, la Cascada Tulimán es la segunda más alta de México, con casi 350 metros de caída dividida en tres cuerpos. Ofrece senderos boscosos, pozas de agua mineral, un árbol hueco donde caben hasta 15 personas, miradores, puentes colgantes y tirolesas para los más aventureros.
Porque es un paraíso natural donde el tiempo se detiene. Aquí puedes relajarte en una cabaña frente a una poza o lanzarte en tirolesa en medio del bosque. Su combinación de paz y aventura es simplemente irresistible.
La Gran Pirámide de Cholula ostenta ese título. Con una base de más de 400 metros por lado, supera incluso a la de Giza en Egipto. Fue construida por civilizaciones prehispánicas en varias etapas superpuestas y dedicada a Quetzalcóatl.
Desde arriba, lo que parece un cerro es en realidad un gigantesco templo prehispánico coronado por una iglesia colonial. Puedes recorrer los túneles subterráneos, visitar el museo de sitio y disfrutar de vistas panorámicas hacia los volcanes.
Porque mezcla lo sagrado, lo arqueológico y lo natural. Cada paso entre sus túneles o sobre su cima conecta con el pasado profundo de México. Visitarla es como tocar el corazón de Mesoamérica.
Puebla lo tiene todo: historia, arquitectura, naturaleza, cultura indígena viva, gastronomía reconocida a nivel mundial y paisajes que parecen salidos de un sueño. Si no quieres quedarte para siempre, mejor evita estos lugares… o corre el riesgo de enamorarte perdidamente.