Tehuacán es un destino del que te vas a enamorar, ideal para quienes buscan desconectarse del mundo citadino. Este municipio de Puebla combina paisajes desérticos con historia y cultura, desde enormes cactus hasta fósiles prehistóricos, y es reconocido como la cuna del maíz, uno de los pilares de la alimentación y la identidad mexicana.
¿Qué hay para hacer en Tehuacán?
Si visitas Tehuacán, encontrarás actividades para todos los gustos. Puedes explorar el Valle de Tehuacán-Cuicatlán, declarado Reserva de la Biosfera, hogar de especies únicas como los cactus columnares y aves como los colibríes. También puedes recorrer sitios arqueológicos donde se han hallado pinturas rupestres, huellas de dinosaurios y observatorios prehispánicos de mil 400 años de antigüedad, que muestran la relación de los antiguos pobladores con la astronomía y la agricultura.
Además, el municipio cuenta con zonas desérticas que parecen transportarte a otro mundo, ideales para senderismo, fotografía y conexión con la naturaleza. Entre los lugares que no puedes perderte están el Cañón de las Manitas, con más de mil 500 pinturas rupestres, y los vestigios arqueológicos que relatan la transición de sociedades nómadas a comunidades agrícolas.
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¿Qué significa la palabra Tehuacán?
El nombre Tehuacán proviene del náhuatl “tehuacān”, que puede interpretarse como “lugar donde hay árboles o maderas”. Este significado refleja la relación histórica de la región con sus recursos naturales y su biodiversidad, que incluye desde plantas endémicas hasta restos fósiles marinos que revelan su historia geológica y prehistórica.
Cuna del maíz: el origen de la agricultura
El Valle de Tehuacán fue clave para la domesticación del maíz hace más de 7 mil años. Investigaciones arqueológicas han identificado restos en sitios como El Riego, Tecorral, San Marcos y Coxcatlán, donde se han encontrado aproximadamente 24 mil restos de maíz. Este hallazgo resalta la importancia de la región como punto de partida para la agricultura en Mesoamérica, y su impacto en la alimentación y cultura del país.
Fósiles y huellas que cuentan la historia prehistórica
Tehuacán también fue hogar de dinosaurios y especies marinas que dejaron su huella en fósiles conservados hasta hoy. Investigaciones recientes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han descubierto pinturas prehispánicas, huellas de dinosaurios y observatorios antiguos. Uno de estos observatorios, con forma de alacrán y 62.5 metros de longitud, servía para calcular solsticios y planificar cultivos y ceremonias relacionadas con la fertilidad y el agua.
Los hallazgos son resultado de exploraciones dirigidas por investigadores internacionales y mexicanos, con la colaboración de la Universidad de Cambridge, la Universidad de Texas y especialistas del INAH. Se prevé la creación de un museo comunitario donde se exhibirán estos restos, desde fósiles y plantas marinas hasta huellas de dinosaurios.
Descubre el Cañón de las Manitas
Otro de los secretos mejor guardados de Tehuacán es el Cañón de las Manitas, ubicado en Santa María Coapan. Aquí se encuentran más de mil 500 pinturas rupestres que representan animales, objetos, símbolos y huellas de manos de niños y adultos. Los expertos indican que estos asentamientos eran nómadas, y que los habitantes se desplazaban siguiendo patrones de vida específicos antes de continuar su camino.
Tehuacán, un destino que combina naturaleza e historia
Entre cactus gigantes, fósiles milenarios y vestigios arqueológicos, Tehuacán se presenta como un destino imperdible para los amantes de la naturaleza, la historia y la cultura. Desde sus paisajes desérticos hasta su título como cuna del maíz, la ciudad invita a explorar cada rincón, descubrir sus secretos y enamorarse de su riqueza natural e histórica.