Los fines de semana largos representan una ocasión especial que permite tanto al viajero local como foráneo planificar sus actividades. En el caso de quienes acuden a la ciudad de Puebla, tienen la opción de visitar tres Pueblos Mágicos, para regresar a pernoctar en la capital del estado y disfrutar de sus atractivos nocturnos.
El primer Pueblo Mágico a visitar es Huejotzingo, que cuenta con el Ex Convento de San Miguel Arcángel, uno de los templos religiosos de Puebla mejor conservados. Posee una arquitectura de estilo colonial y conserva todas sus dependencias hasta la actualidad. Se trata de uno de los cuatro primeros establecimientos franciscanos en la Nueva España y fue nombrado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994.
Otro atractivo es el Museo de la Evangelización, ubicado en el Ex Convento de San Miguel Arcángel. Además, vale la pena visitar la plaza principal de Huejotzingo y probar las sidras que se producen en este encantador Pueblo Mágico.
La segunda y obligada opción es Cholula, que ofrece al viajero la posibilidad de apreciar la zona arqueológica, además del museo regional y disfrutar de la hospitalidad de sus habitantes. Complementariamente, en San Pedro Cholula, se puede disfrutar de la plaza de la Concordia.
El tercer Pueblo Mágico es Atlixco, que, según dicen sus habitantes, cuenta con el mejor clima del mundo y donde el visitante puede disfrutar de múltiples atractivos, entre ellos, el más novedoso, el mirador de cristal, que se ubica en el cerro de San Miguel. También se pueden recorrer sus viveros, su centro histórico y, por supuesto, los balnearios que hay en su territorio.
En suma, el viaje a cualquiera de estos tres Pueblos Mágicos, ya sea en transporte público o privado, se puede iniciar desde la ciudad de Puebla en las primeras horas del día, para retornar al atardecer.
Y de esta forma, tener la oportunidad de desplazarse y recorrer con tranquilidad las calles del Centro Histórico de la ciudad de Puebla y, si el ánimo aún alcanza, disfrutar de una cálida velada en uno de sus restaurantes o bien disfrutar de la vida nocturna en sus diversos centros de esparcimiento.