Las grutas del estado de Puebla representan un atractivo poco explorado, pero que está al alcance de los aventureros y los amantes de la naturaleza.

Se trata de espacios naturales impresionantes, para quienes gustan del ecoturismo y la aventura.

Las grutas de Chichicazapán son una atracción imperdible y altamente instagrameable, que está a la espera de ser explorada por los aficionados a la espeleología y los espacios silvestres. Se ubican en la región norte del estado de Puebla, cerca de Cuetzalan.

Cuenta con hermosos senderos, así como con el río que atraviesa su interior.

Un elemento importante a considerar es que se requiere del acompañamiento de un guía certificado y el equipo adecuado, aunque se trata de un destino apto para una visita familiar.

Además de la gruta en Cuetzalan se puede disfrutar, entre otras, de la cascada El Salto y bellos paisajes.

En el portal se dice que “es parte del sistema de cavernas más largo de esta región de México. Tiene un río subterráneo cuya agua promedio llega a las rodillas, aunque hay una poza de dos metros de hondo. La gruta tiene una longitud de 50 metros y una entrada de más de 100 metros de altura con una dimensión de 250 metros de ancho. Estas características crean un perfecto ambiente para que aniden las golondrinas y otras aves”.


Gruta Atepolihui

Otra gruta en Cuetzalan es la Atepolihui, considerada como una de las más seguras y accesibles para quien desee conocerla en cualquier temporada del año.

La gruta mide 80 metros de largo y en su interior hay cinco salones; algunos de estos son el Elefante, una formación natural que simula la silueta de este mamífero; el de las Estalactitas y los Guardianes, donde se pueden ver figuras como el perfil de Cristo, un Buda o un niño rezando.

Para los aventureros hay un lugar para hacer descenso en cuerda de 7 metros.


Gruta Chivostoc

La gruta Chivostoc es conocida también como Amocuali o del Diablo.

En esta gruta hay una leyenda que de acuerdo con muchos de los que la han visitado debe ser tomada en serio.

Los habitantes de los alrededores dicen que el espíritu de la persona que ha entrado se queda, por lo que, una vez fuera de la gruta, es preciso decir “ya vámonos”, de manera que el espíritu no se separe del cuerpo y así evitar que quede atrapado dentro de la gruta.

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