Si estas de visita en la ciudad de Puebla, no pierdas la oportunidad de conocer la zona donde antes las mujeres lavaban la ropa de los ricos, la de las familias que vivían al otro lado del río San Francisco.
La ciudad de Puebla fue fundada por familias provenientes de España, pero por ser una ciudad de paso para quienes se dirigían a la capital del país, también recibió a familias originarias de Medio Oriente, de Italia y otros países.
Para atender a estas familias se recurría a los servicios de los pobladores indígenas, incluso algunos provenientes de Tlaxcala y de Cholula que ayudaron a la construcción de la ciudad de Puebla.
El río San Francisco servía como limite de la ciudad de Puebla y dividía las clases sociales, pues del lado poniente estaban las familias ricas que vivían en grandes casonas y del lado oriente, los indígenas que trabajaban como servidumbre.
El agua de este río también servía para que las mujeres indígenas lavaran la ropa de las familias acomodadas, así como la de ellos mismos y de sus pequeños hijos.
Esta tarea la hacían en los lavaderos públicos de Almoloya, sitios que también se volvieron “las redes sociales” de antes, porque ahí las mujeres se daban vuelo para ponerse al día con las últimas novedades.
Al tiempo que tallaban los pantalones y camisas, comentaban sobre la vida de las vecinas, se pasaban consejos, compartían remedios, criticaban a los políticos, cuestionaban los precios de los alimentos y seguramente también se apoyaban para entender el comportamiento de los hijos.
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El historiador David Ramírez Huitrón, fundador del portal Puebla Antigua, menciona que los lavaderos públicos existieron en el siglo XVIII y fueron útiles hasta el siglo XX.
Eran elaborados con piedra y había varios puntos en la periferia de la ciudad de Puebla, a donde acudían docenas de mujeres y sus pequeños hijos a lavar la ropa con jabón de pasta y con agua dulce de los manantiales de Almoloya.
Uno de esos lavaderos se localizan en el callejón de la 10 Norte y la 16 Oriente, en el Paseo de San Francisco, muy cerca de la Hotel Banyan Tree, que antes se llamaba Hotel Azul Talavera.
Ahí, las mujeres tallaban, lavaban y a veces almidonaban las prendas del patrón o ropa ajena, así como ropa de cama o los grandes manteles que adornaban las casonas, con tal de llevarse un ingreso extra a sus familias.
Las niñas aprendían el oficio de las mamás o abuelas, mientras los niños jugaban entre tendederos y palanganas.
Quién iba a imaginar que la zona de los lavaderos, que fue punto de reunión y de trabajo para las mujeres de la Puebla antigua, después fueron privados y hasta rehabilitados para fungir como escaparate dentro de un bar de un hotel de lujo.
Así es, en el 2015 en la zona del Paseo de San Francisco, a un costado del convento del mismo nombre, inversionistas compraron inmuebles en el sitio para acondicionarlos. Uno de ellos es el Hotel Rosewood, de gran lujo, el cual después se llamó Azul Talavera al cambiar de propietarios.
Como parte de los trabajos de remodelación para el hotel, se apropiaron de la zona de los lavaderos de Almoloya y los hicieron privados para que solo sus huéspedes pudieran admirarlos junto al bar del hotel.
Durante 7 años así permanecieron como exclusividad del hotel, hasta que el 20 de mayo de 2022 el entonces gobernador Miguel Barbosa anunció la recuperación de estos lavaderos y se inició su restauración con la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Ahora los visitantes y turistas en Puebla pueden conocer estos lavaderos que dejaron de funcionar en 1975, cuando el agua potable en la zona comenzó a escasear.