El cierre de la Iglesia Maradoniana en Cholula fue confirmado tras cinco años de funcionamiento, luego de que su fundador, el argentino Marcelo Buchet, denunciara un ambiente creciente de hostigamiento, amenazas y rechazo por parte de un sector de la comunidad, situación que, aseguró, puso en riesgo su seguridad y la de su familia, según relatan distintos medios de comunicación.
El recinto, inaugurado en 2020, se localizaba en San Andrés Cholula y estaba dedicado a la figura de Diego Armando Maradona. Aunque su nombre hacía referencia a una “iglesia”, su creador reiteró que nunca se trató de un templo religioso formal, sino de un espacio cultural y de convivencia para aficionados al futbol.
De acuerdo con Marcelo Buchet, la decisión de cerrar definitivamente se tomó tras una escalada de actos de hostigamiento, amenazas directas y vandalismo contra el inmueble. El fundador explicó que, ante el aumento de la tensión social y por motivos de seguridad, optó por bajar la cortina de manera definitiva.
No era la primera vez que el proyecto enfrentaba una situación similar. En 2023, el recinto cerró temporalmente por presiones vecinales, aunque días después logró reabrir. Sin embargo, en esta ocasión, Buchet afirmó que el clima de intolerancia se intensificó.
El fundador aclaró que la Iglesia Maradoniana nunca funcionó como un espacio de culto religioso. El concepto fue planteado desde su origen como una parodia cultural y un homenaje simbólico a Diego Armando Maradona, abierto a personas que acudían de manera voluntaria.
En el lugar se exhibían playeras de futbol, un busto del exfutbolista argentino, una réplica de la Copa del Mundo y diversos objetos alusivos a su trayectoria deportiva.
Durante sus cinco años de existencia, en el recinto se celebraron bodas, bautizos y misas simbólicas, todas sin validez legal o religiosa. Estas ceremonias formaron parte del fenómeno cultural que rodeó al espacio, el cual se convirtió en un punto de reunión para fanáticos del futbol en Puebla y visitantes de otros estados e incluso de otros países.
Buchet relató que algunas personas acudían también para pedir salud o favores “al Diego”, aunque insistió en que nunca se promovió como un lugar de culto ni se buscó lucrar con la fe de los asistentes.
Desde su apertura, la Iglesia Maradoniana enfrentó el rechazo de habitantes de comunidades cercanas, quienes calificaron el concepto como una blasfemia y solicitaron la intervención de autoridades para su clausura.
En su momento, el entonces gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, respaldó la permanencia del espacio al señalar que no se trataba de una iglesia real ni de un lugar que atentara contra las creencias religiosas.
No obstante, tras un periodo de relativa calma, el Centro Territorial Quetzalli presentó un oficio para solicitar nuevamente la clausura del recinto, lo que coincidió con un nuevo episodio de presión social.
En su mensaje de despedida, Marcelo Buchet agradeció a las personas que apoyaron el proyecto y visitaron el recinto a lo largo de cinco años. Aseguró que el cierre no disminuirá el cariño que existe por Diego Armando Maradona y confió en que, en el futuro, puedan surgir otros espacios similares en su honor.
El cierre ocurre a meses del Mundial de Futbol 2026, evento para el cual Puebla tendrá una ubicación estratégica.