Las cooperativas escolares han subsistido a lo largo de varias décadas en Puebla y, por supuesto, en México. Como centro de venta de alimentos, bebidas o dulces, han dejado una huella imborrable en la memoria de cada generación.
Fue el 23 de abril de 1982 cuando se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Reglamento de Cooperativas Escolares. Se establecía que podían ser de dos tipos: de consumo y de producción, además, podían estar constituidas por maestros y alumnos. Los empleados también podían formar parte.
Pero en general, las cooperativas se constituyeron en Puebla en locales de venta de alimentos, bebidas y dulces que han variado con el paso del tiempo.
Por supuesto, antaño había refrescos embotellados y todos los alimentos que se vendían eran diversos a los de ahora. Tacos, tortas y dulces distan mucho de su presentación y variedad actuales.
Sin duda, se puede asegurar que los dulces de cada época han transitado y tenido su momento de esplendor en las escuelas, al igual que las frituras y refrescos.
Los poblanos que asistieron a primaria y secundaria en la década de los años 80 del siglo pasado, contaban con una oferta muy distinta y más limitada que la que tienen en la actualidad las nuevas generaciones.
En los primeros años de las cooperativas, maestros y alumnos se organizaban para realizar la comercialización de los productos, por turnos, de tal forma que a lo largo del año, en algún momento, no solo eran compradores, sino responsables de la operación de la cooperativa.
La finalidad era acabar la venta del producto y, en caso de existir algún faltante, existía la obligación de cubrirlo. Y al final del ciclo escolar, en teoría, se realizaba el reparto equitativo de ganancias entre quienes habían cooperado en el inicio del mismo para reunir el capital con el que comenzaría a operar la cooperativa, y por supuesto, entre los vendedores.
Hace alrededor de 20 años se vendían, entre otros elementos, gelatinas, flanes, chicharrines, papas fritas, miguelitos, dragoncitos, paletas de dulce de diversas formas.
Incluso rebanadas de fruta con chile, sal y limón, nieves. Así como frituras en general, entre las que destacaban los chicharrones y las palomitas. Entre los refrescos de antaño estaban Lulú, Pascual, Orange Crush, Titán y Chaparritas El Naranjo.