Estrenada en 2015, la serie de Daredevil de Netflix se ha convertido en todo un referente dentro del género de superhéroes. Grandes actuaciones, excelente trabajo técnico, una gran narrativa que se extendió hacia cinco series hermanas, tres temporadas de calidad incuestionable. Cuando Marvel Studios anunció la continuación de la serie tras su cancelación en 2019, la presión estaba completamente justificada al intentar dar seguimiento a un legado tan amado por fanáticos del personaje y seguidores de la serie.
Sin embargo, la producción de su nueva serie fue todo, menos un proceso limpio y seguro. Durante la huelga de guionistas y actores de 2023, la serie fue sometida a diferentes revisiones debido al tiempo en exceso por el paro en las grabaciones, con el resultado siendo un estudio que no estaba de acuerdo con el resultado final, el cual ignoraba por completo la serie original, recasteaba y reescribía personajes al punto de ser irreconocibles, y no era consistente en tono y ritmo, siendo etiquetada como imposible de estrenar.
A los showrunners originales se les unió Dario Scardapen, quien participó en el desarrollo de las temporadas creadas por Netflix, contratado para redireccionar la historia y pulirla como una verdadera continuación en lugar de un reinicio. Tras meses de regrabaciones y modificaciones de edición, finamente llegó el momento del estreno, revelando una serie con altos y bajos que promete un futuro brillante tras las lecciones aprendidas.
Así llega Daredevil: Born Again. Creado por Dario Scardapane (Jack Ryan, Punisher), Matt Corman (Covert Affairs, The Brave) y Chris Ord (Covert Affairs, The Brave), y protagonizado por Charlie Cox (La Teoría del Todo, Spider-Man: Sin Regreso a Casa), Vincent D’Onofrio (Hombres de Negro, Jurassic World), Margarita Levieva (El Defensor, Guerreros del Futuro), Ayelet Zurer (El Hombre de Acero, Ángeles y Demonios), Wilson Bethel (Hart of Dixie, How to Get Away with Murder), Hunter Doohan (Merlina, Your Honor), Elden Henson (Los Juegos del Hambre: Sinsajo, Los Asesinos de la Luna), Deborah Ann Woll (Escape Room: Sin Salida, God of War: Ragnarok), Jon Bernthal (El Lobo de Wall Street, Ford vs. Ferrari) y Kamar de los Reyes (Agente Salt, All American).
En este drama legal de acción, seguimos la historia de Matt Murdock/Daredevil (Charlie Cox) un año después de que una tragedia personal lo obligara a colgar el traje y mantenerse como abogado de tiempo completo. Cuando el líder criminal Wilson Fisk/Kingpin (Vincent D’Onofrio) se convierte en alcalde Nueva York, la corrupción y la brutalidad policiaca toman a la ciudad como tormenta, acompañado de peligrosos asesinos como Bastian Cooper/Muse (Hunter Doohan) y Benjamin Pointdexter/Bullseye (Wilson Bethel). ¿Podrá Matt Murdock resistir la tentación de ponerse el traje una vez más?
Respondamos las preguntas clave directamente: ¿es Born Again tan buena como su serie predecesora de Netflix? No. ¿Es una digna continuación? La mayor parte del tiempo.
Lo mejor dentro de Born Again está en el apartado actoral. Charlie Cox y Vincent D’Onofrio, ambos como héroe y villano principales dentro de la historia, crean una dinámica que se construye a partir de dos temporadas completas donde sus personajes se antagonizaron mutuamente en diferentes niveles, desde lo físico hasta lo psicológico, con la serie actual solidificando interpretaciones icónicas que sobrevivirán la prueba del tiempo.
Esta dinámica evoluciona a los personajes hacia un territorio mucho más maduro, tomando en cuenta que los hemos visto anteriormente como jóvenes idealistas con la furia suficiente para reconstruir la ciudad con sus propias manos a partir de los sentidos de justicia y ambición, hasta conocerlos como estrategas agresivos que reconocen la oscuridad personal de uno en el otro. Con estas bases, y como parte de la franquicia que es el Universo Cinematográfico de Marvel, Born Again reconoce el tiempo que ha pasado dentro del universo, con las diversas interacciones y sucesos que los personajes han tenido que lidiar fuera de pantalla entre los casi 7 años de diferencia entre la Temporada 3 y esta propuesta de Temporada 4, ofreciéndonos personajes mucho más centrados en su realidad, batallando con la idea de realmente ser útiles para el mundo como humanos y no como símbolos, ya sea de justicia o crimen.
El resultado es una historia de animales enjaulados, perfectamente representada con todos los dotes actorales que Cox y D’Onofrio conocen y aportan por completo en cada una de las escenas individuales y compartidas que gozan en la serie. Ambos, como actores, entendieron a la perfección que sus personajes, ahora más que nunca, se comportan como dos lados de una misma moneda, sufriendo por suprimir su verdadera naturaleza ante un supuesto llamado de atención de la realidad – una tragedia en el caso del personaje de Cox, y una experiencia de muerte para el de D’Onofrio –. A partir de esta premisa, cada palabra, movimiento, gesticulación e interacción es sumamente importante para estos personajes, reflejando su lucha por contenerse, su deseo por el cambio, su esperanza por probarse a sí mismos la mentira que se construyeron, una serie de conflictos que brillan y se yuxtaponen de manera espectacular con cada momento en el que ambos se desafían en una conversación, construyendo un descenso hacia la locura y la aceptación por parte de ambos a lo largo de la serie, concluyendo en un explosivo final.
Los personajes derivados de la serie original son tratados con respeto, se les construye como pilares fundamentales para la motivación de la historia. Ayelet Zurer y Wilson Bethel destacan por completo como antagonistas secundarios, ambos aportando actuaciones frías, siniestras y calculadoras desde la respectiva personalidad de los personajes, creando seres despreciables y fascinantes, cuyas decisiones son motivo para mantenerse al borde del asiento. Por su parte, Jon Bernthal también destaca con una muy breve, pero significativa participación, actuando como una balanza fundamental para el dilema moral central del personaje de Cox, debatiendo sobre la eficacia del heroísmo y el valor de la regla de oro sobre no matar a los criminales.
Por otro lado, los personajes nuevos son completamente desaprovechados, con muy pocos episodios dándoles verdadero material para desarrollarse o involucrarse directamente, cayendo en escenas aburridas y con bajo ritmo dramático; sin embargo, Kamar de los Reyes se roba cada una de sus escenas en los dos episodios donde participa, aportando mucho más al debate establecido en la dinámica Cox-Bernthal.
El aspecto técnico es un acierto total en la mayoría de los casos, con episodios finamente editados y una propuesta de iluminación y color única, pues se le atribuye un código de tonalidades específico a cada uno de los personajes, desarrollando aún más sus situaciones emocionales e ideológicas. Se agrega una modificación aleatoria del aspecto ratio para cubrir toda la pantalla y distorsionar la imagen como método de representación del funcionamiento de los poderes de ecolocalización de Daredevil, lo cual funciona como un elemento creativo novedoso para la serie, aunque no se implementa mucho.
Lo negativo, definitivamente, está en el guion y la estructura narrativa de la historia. Dada la reconstrucción total de la serie, lo cual también impactó en la reescritura de guiones, es completamente notable como los episodios 1 – 4 y 8 – 9 (llamémosle Arco Principal) son una historia completa y secuencial, con los episodios 5 – 7 (Arco Secundario) entorpeciendo el desarrollo general de la serie y agregando nada más que muy poco contexto para los episodios finales, el cual se rescata en pocas líneas de diálogo.
El Arco Secundario involucra una historia demasiado compleja para el propio bien de la serie, añadiendo al personaje de Muse como un villano secundario a temer, pero que goza de una pobre construcción en todo el sentido posible, matando el ritmo de la serie y actuando como relleno. Habría sido mucho mejor que esta historia se combinara con el Arco Principal desde el principio, pero parece que jamás existió una intención para hacer interactuar a las historias, dejando un mal sabor de boca en cuanto a la secuencia de los hechos.
Además, la mayoría de los diálogos, más allá de los personajes de la serie original, se encuentran muy por debajo de la calidad esperada, volviendo a arrastrar la narrativa hacia conversaciones poco desarrolladas que se sienten muy fuera de lugar en comparación con las secciones bien escritas, evidenciando todo el proceso de retrabajo en la serie.
A pesar de lo anterior, los últimos dos episodios, los cuales fueron reescritos desde cero, ofrecen esperanza sobre el futuro de la serie bajo la nueva administración de productores, pues el diálogo y guion en general están mucho mejor pulidos, ofreciendo a todos los personajes, nuevos y viejos, algo interesante que hacer y decir, involucrando todas las narrativas al mismo tiempo en un dinamismo vertiginoso lleno de suspenso.
Se debe mencionar que los efectos especiales, específicamente el uso de CGI, es completamente notorio en la mayoría de las peleas y tomas de movimiento de Daredevil en los tejados, creando una mala ilusión con claros modelos computarizados sobre escenarios reales que poco logran vincularse dado el mal manejo de texturas, iluminación y ángulos de cámara. Si bien puede ser una distracción por momentos, no es suficiente como para romper con la tensión de la historia.
Al final, Daredevil: Born Again se presenta como una verdadera Temporada 4, el regreso triunfal de una de las series e interpretaciones más amadas en el género de superhéroes, construyendo a partir del pasado para crear nuevas historias que desafían a los personajes de formas diferentes e interesantes. Las actuaciones hacen de la serie una experiencia inolvidable, con una buena porción de episodios hechos con atención y precisión, recordando a los buenos viejos tiempos de la serie original.
8.5/10