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Depredador: Tierras Salvajes

Una emocionante y peculiar aventura de ciencia ficción que le da un nuevo giro a la amada saga de Depredador

Foto: 20th Century Studios

La primera película de Depredador, aquel clásico de la ciencia ficción protagonizado por Arnold Schwarzenegger, llegó a la pantalla grande en 1987, y desde entonces capturó el imaginario de la cultura pop con el simple concepto del cazador siendo cazado, con cada filme dentro de la franquicia atravesando su propia versión de la formula establecida en el ’87: depredadores humanos siendo cazados por un superdepredador más fuerte, hasta que el ingenio y la adaptabilidad revelará quien es el verdadero ser superior.

Desde entonces, aquella estructura quedó relativamente intacta hasta el estreno de Depredador: La Presa (Dir. Dan Trachtenberg, 2022), la cual llevó el concepto hacia el pasado – con el filme ubicado en 1719 –, inyectándole vida a la franquicia con el concepto temporal y una narrativa mucho más enfocada en desarrollar la historia de los personajes y no tratarlos como simples objetivos para la criatura, esto tras el fracaso del primer intento de revivir la saga en 2018 con El Depredador (Dir. Shane Black).

Tras el éxito del filme, 20th Century Studios y Disney se interesaron en la visión general de Dan Trachtenberg sobre la franquicia, quien tenía una idea clara sobre nuevos proyectos que abordaran historia y conceptos nunca vistos para la saga. Su siguiente proyecto, Depredador: Cazador de Asesinos (2025) le dio la razón ante los estudios, pues además de ser el primer filme animado de la saga, la película demostró que las audiencias anhelaban algo distinto siempre y cuando los guiones supieran tratar mucho mejor a los personajes y ofrecieran un respeto a la mitología de la franquicia, expandiéndola sin contradecirla.

De esta manera, Trachtenberg recibió luz verde para explorar un nuevo concepto: un filme donde el protagonista fuera un Yautja – especie de los Depredadores – en un viaje salvaje que nos ofreciera un vistazo diferente a su cultura y universo: ¿será esta una buena idea y un buen aditivo para la franquicia? ¿Podrá un Depredador sostener una película por sí sólo? ¿Qué aporta a esta saga hacia el su futuro?

Así llega Depredador: Tierras Salvajes. Dirigida por Dan Trachtenberg (Avenida Cloverfield 10, Depredador: La Presa), y protagonizada por Dimitrius Schuster-Koloamatangi (The Panthers, Far North), Elle Fanning (Maléfica: Ama del Mal, Un Completo Desconocido), Mike Homik (Ash, Avatar: El Camino del Agua). y Rohinal Nayaran.

En esta historia de acción y ciencia ficción, seguimos a Dek (Dimitrius Schuster-Koloamatangi), un joven Yautja marginado por ser el eslabón débil de su clan. Cuando una tragedia orilla a Dek a probar su valía en el planeta salvaje de Genna, Dek deberá utilizar todo su conocimiento, y su extraña alianza con Thia (Elle Fanning), una androide terrestre de Weyland-Yutani, para sobrevivir en la cacería del inmortal Kalisk.

Depredador: Tierras Salvajes sólo puede describirse como un festín de ciencia ficción que entiende lo que quiere ser como película de acción y aventura, construyendo sobre los hombros de la mitología de las películas anteriores hasta alcanzar una nueva propuesta que puede explorar territorio totalmente nuevo para la saga.

"Depredador: Tierras Salvajes" es la primera película de la saga protagonizada por un Yautja, y la primera que muestra al famoso alienígena en una faceta mucho más humana | Foto: 20th Century Studios

En términos de estructura, el filme es completamente sencillo, aprovechando el esquema de tres actos para abordar un clásico viaje del héroe, con la gran diferencia de que ahora el protagonismo absoluto de la película recae en un Yautja – término oficial con el que se refiere a la especie alienígena de los Depredadores, con la historia aprovechando toda oportunidad para profundizar en su cultura a través de una perspectiva humana que no va en contra de identificarlo como su propia especie.

En este sentido, el filme es inteligente al proponer un protagonista, Dek (Dimitrius Schuster-Koloamatangi), que es una rareza en sí mismo desde su propia cultura, pues se trata de un Yautja identificado como el eslabón débil, por lo que la historia parte desde un núcleo demasiado humano desde la primera secuencia: probar su valía. A partir de aquí, la película se desenvuelve a través de obstáculos y aprendizajes hasta un final que es un paralelo absoluto del resto de la franquicia, con Dek tomando el lugar que le correspondía a los humanos en otras entregas para demostrar su intelecto y nivel de supervivencia en una manera única.

La apariencia de Dek se logró con una combinación de efectos especiales y prácticos, donde lo digital se implementó para mejoras faciales, mientras que Dimitrius Schuster-Koloamatangi estuvo todo el tiempo dentro de un traje | Foto: 20th Century Studios

Esta sencillez se nutre a la perfección con la cuidadosa construcción del planeta Genna, donde se desarrolla la película, pues nos encontramos con una producción que se tomó el tiempo necesario para crear flora y fauna completamente originales, desde sus diseños hasta sus elementos biológicos, con cada uno sirviendo un propósito en la construcción del personaje de Dek, y ofreciendo un espectáculo visual con cada una de sus escenas de acción.

"Genna", el mundo creado para el filme, es un personaje en sí mismo, con una gran variedad de sorpresas que hacen de la experiencia aún más interesante | Foto: 20th Century Studios

En este mismo rubro, la dirección brilla con su manejo de cámara estable para mantener el seguimiento de cada secuencia que involucre una pelea o alguna criatura atacando por su cuenta, con el estilo de movimiento de la fotografía adaptándose a los de las criaturas para jugar con encuadres y velocidades.

Sobre la actuación, la gran dupla protagónica de Dimitrius Schuster-Koloamatangi y Elle Fanning, se complementa a la perfección. Por un lado, el trabajo de Dimitrius es impecable como Dek, pues su actuación corporal logra cumplir con lo necesario para el filme, además de que se aprecia el gran trabajo de maquillaje por el cual tuvo que atravesar para caracterizar al personaje; cada secuencia con Dek es impecable de su parte, y el compromiso de Dimitrius con aprender el lenguaje Yautja para hablarlo durante todo el filme es digno de admirar.

Por su parte, Fanning también destaca al interpretar un rol doble, pues interpreta a dos androides hermanas con un gran contraste en personalidad y objetivos. Mientras que, en la mayor parte del filme, Fanning interpreta a un personaje sumamente energético y carismático, en la parte final su trabajo cambia para volverse serio y sombrío, logrando separar ambos personajes no sólo por el extremo en el que se comportan, sino aportándole a cada una algún manierismo y su propio estilo particular del habla.

Elle Fanning interpreta a dos androides dentro de la película, y su personaje representa un vínculo importante para el futuro de la saga | Foto: 20th Century Studios

Sin embargo, si hablamos de puntos negativos, el filme no logra pulir la mayoría de sus efectos especiales, por lo que muchas de sus secuencias quedan a deber en el aspecto visual debido a la falta de calidad en el CGI; si bien no es suficiente como para romper el interés de la película, sí es identificable y constante.

Al final, Depredador: Tierras Salvajes es una gran y divertida adición a la mitología de una de las sagas de ciencia ficción más aclamadas del cine. Llena de un mundo construido para la pantalla, escenas de acción emocionantes, momentos genuinamente entretenidos y personajes con una gran oportunidad de crecimiento, el filme cumple con lo que propone: una tarde llena de acción y aventura que puede ser disfrutada por todos.

8/10

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