La depresión navideña afecta a un considerable número de personas y ha sido objeto de amplios estudios por parte de especialistas. Enfrentar y superar lo que se considera un síndrome propio de una de las temporadas más felices y esperadas por la mayoría puede resultar desafiante.
La “depresión blanca” o “blues de Navidad” es un estado de ánimo negativo temporal hacia todo lo relacionado con la época. Sus síntomas incluyen insomnio, ansiedad, tristeza, falta de apetito y mal humor.
Más allá de la administración de medicamentos, los especialistas recomiendan diversas estrategias:
- Fijarse en los aspectos positivos de las personas y de la festividad.
 - Perdonarse si se cometieron errores y perdonar a los demás también.
 - Realizar actividades placenteras.
 - Concientizarse de que no se está solo en sentirse así.
 - Integrar redes de apoyo.
 - Realizar actividades altruistas.
 - En caso necesario, tomar terapia impartida por especialistas para prevenir la depresión.
 
Otras recomendaciones incluyen:
- Aprender a identificar los estados de ánimo y su duración.
 - Evitar el aislamiento de los seres queridos.
 - Reflexionar sobre lo que hay que agradecer.
 - Identificar en qué cosas no se acertó para aprender de la experiencia.
 - Establecer propósitos realistas.
 - Mantener hábitos saludables desarrollados a lo largo del año.
 -  Recargar la batería mental al equilibrar el tiempo personal.
 
Asimismo, se sugiere:
- Seguir un horario.
 - Registrar pensamientos y sentimientos.
 - Limitar el consumo de alcohol.
 - Planificar actividades personales para después de las fiestas.
 - Vigilar la alimentación.
 - Participar en labores altruistas o de voluntariado.
 -  Limitar el tiempo en redes sociales.
 - Establecer límites tanto en las posesiones como con las personas.
 
Por supuesto, también se enfatiza la importancia de disfrutar las vacaciones o días de descanso.