Exterminio (Dir. Danny Boyle, 2002) es considerada una de las grandes joyas del cine de horror británico y del subgénero zombi internacional, dotada de una historia cruda y en su mayoría pesimista, que elevaba la apuesta estética con una serie de secuencias con cámara en mano que agitaban los cuadros para una experiencia vertiginosa que hacían de los escenarios mucho más claustrofóbicos y a los infectos una verdadera amenaza sedienta de sangre.

Con efectos prácticos, escenas legendarias como la Londres desolada, actuaciones memorables y música especial, Exterminio inició una franquicia que fue admirada con el paso del tiempo, pero que no obtuvo mucho reconocimiento en su momento de estreno, siendo relegada como películas ruidosas que sólo destacaban por su violencia, lo que provocó que la saga se detuviera en su segunda entrega, Exterminio 2 (Dir. Juan Carlos Fresnadillo, 2007), y que todo plan de secuelas quedara congelado.

Tras una serie de negociaciones, Danny Boyle, director de la primera entrega, consiguió vender la idea a Sony Pictures de financiar una nueva trilogía completa dentro de la franquicia, la cual comenzaría con él dirigiendo su primera entrega en una serie de estrenos programados para 2025 a 2027. Son 23 años de espera tras la película original, lo que ha generado expectativa y emoción para regresar a este mundo de la mano del creador original, por lo que surgen preguntas inevitables: ¿habrá valido la espera? ¿La historia y el filme estará a la altura de la original? Más allá de una digna secuela, ¿podrá Danny Boyle entregar una buena película?

Así llega Exterminio: La Evolución. Dirigida por Danny Boyle (Trainspotting, Exterminio), y protagonizada por Alfie Williams (La Materia Oscura, Un Nuevo Tipo de Criminal), Jodie Comer (El Último Duelo, Free Guy), Aaron Taylor-Johnson (Nosferatu, Kraven: El Cazador), Ralph Fiennes (El Menú, Cónclave), Edvin Ryding (No Mires Arriba, Paddington 2) y Jack O’Connell (Pecadores, 300: El Nacimiento de un Imperio).

A pesar de su temprana edad, Alfie Williams (derecha) logra cargar con la responsabilidad de ser el protagonista de la cinta, entregando grandes escenas junto a Aaron Taylor-Johnson | Foto: Sony Pictures
A pesar de su temprana edad, Alfie Williams (derecha) logra cargar con la responsabilidad de ser el protagonista de la cinta, entregando grandes escenas junto a Aaron Taylor-Johnson | Foto: Sony Pictures

En esta aventura de horror, seguimos la historia de Spike, un niño de 12 años que forma parte de una comunidad de sobrevivientes en Inglaterra, quienes se han adaptado a una nueva realidad rodeada de infectados del Virus de la Ira tras la gran epidemia de hace 28 años. Después de conocer los horrores y secretos más allá de la seguridad de su aldea, Spike deberá emprender un viaje para demostrar su valor y salvar a su madre, quien sufre de una enfermedad que él jamás había visto,

El departamento de efectos especiales y maquillaje destaca por completo dentro del filme. El trabajo implementado es extraordinario, en especial la atención a detalle en la construcción de los zombis, quienes utilizan un traje prostético hiperrealista para simular diferentes estados de putrefacción, tamaños y heridas, las cuales están perfectamente maquilladas para simular el paso del tiempo, la descomposición natural y las afectaciones climatológicas prolongadas a piel expuesta.

Cada uno de los actores a cargo de interpretar a un infectado, entrega su máximo potencial, coordinados con verdadera sincronización e ira en sus voces y rostros, creando imágenes aterradoras en escenarios completamente complicados, pues los actores tuvieron que afrontar climas difíciles semidesnudos y descalzos con tal de mantener el realismo de una grabación en locación y no recurrir a un set con pantalla verde.

Todos los desnudos de zombis en pantalla fueron hechos con prótesis debido a que el protagonista, Alfie Williams, es menor de edad | Foto: Sony Pictures
Todos los desnudos de zombis en pantalla fueron hechos con prótesis debido a que el protagonista, Alfie Williams, es menor de edad | Foto: Sony Pictures

En el ámbito del gore, el filme no se limita con ninguna de sus escenas, siempre llevando al límite lo que se puede mostrar en pantalla con apoyo de prótesis, animatrónicos y moldes especiales completamente fotorrealistas con exactitud anatómica, creando secuencias extremadamente sangrientas y brutales que encantarán a los fanáticos del horror, del subgénero zombi, y de la franquicia.

A partir de este fantástico trabajo, la película construye su propia mitología, abordando al zombi no como un monstruo momentáneo ni únicamente como la mera consecuencia de un virus, sino que se toma el tiempo suficiente para plantear el concepto del zombi como una nueva especie que debe coexistir en este mundo, similar al concepto original dentro de la historia de Soy Leyenda (Dir. Francis Lawrence, 2007).

En este sentido, resulta fascinante observar como los humanos dentro de la historia deben adaptarse a un ecosistema que ya no les pertenece, con los zombis teniendo un claro control sobre el terreno, expandiéndose a tal grado que podemos conocer jerarquías, subespecies, técnicas sociales y comportamientos varios, aportando un nuevo nivel de horror dentro de la historia, pues más allá de continuar siendo máquinas de matar sumamente agresivas, nos encontramos con la posibilidad del despertar de una consciencia lo suficientemente primitiva como para actuar por instinto y reacción, y no sólo por órdenes de un virus.

En cuanto a la historia, Exterminio: La Evolución básicamente se presenta como dos historias combinadas en una sola película, con la primera mitad abordando una historia padre-hijo entre Alfie Williams y Aaron Taylor-Johnson que nos introduce a la mayoría de las reglas y conceptos de este nuevo mundo; llegando a la segunda mitad, la historia cambia su enfoque y empareja a Williams con Jodie Comer en un viaje madre-hijo que explora más los ámbitos emocionales y psicológicos de crecer en un mundo destruido como el del filme.

Afortunadamente, y aunque es completamente notable la existencia de dos guiones en uno solo, el vínculo entre historias es lo suficientemente fuerte, lógico y establecido como para mantener un progreso en el ritmo; sin embargo, puede sentirse como dos episodios de una serie siendo unidos para un formato cinematográfico. Más allá de lo anterior, la película, en su panorama general, nos ofrece una exploración a detalle del personaje de Williams, estableciendo sus fortalezas y debilidades en la primera mitad, y poniendo a prueba sus creencias, emociones y moralidad durante la segunde parte, finalizando con un personaje sólido y bien comprendido que es capaz de sostener el protagonismo las próximas dos entregas.

A lo anterior, se debe mencionar el excelente trabajo de Williams durante todo el filme, quien logra interpretar la inocencia de un niño y su dificultad de crecer emocionalmente de manera fugaz, entregando momentos dulces, tensos y adultos a lo largo de toda la película. En conjunto, Williams logra brillar aún más gracias al resto del elenco, donde Comer consigue un balance perfecto entre brutalidad, ternura y maternidad; por otro lado, Taylor-Johnson consigue ser un incentivo emocional y un ejemplo físico, pero es notable que su desarrollo como personaje sucederá a lo largo de la trilogía, dejándolo como la interpretación más débil dentro del filme.

Ralph Fiennes, por su parte, hace suyos los pocos minutos de su presencia, demostrando su gran talento para la actuación, y creando un balance moral y rítmico que no pareciera necesario en un principio, pero que es indudablemente bienvenido, en especial con una serie de monólogos breves que dejan huella sobre el valor de la vida y la muerte en una existencia donde parece que esas palabras y conceptos han perdido sentido alguno.

Ralph Fiennes (derecha) se luce con una breve, pero significativa aparición en pantalla, creando una de las mejores secuencias del filme | Foto: Sony Pictures
Ralph Fiennes (derecha) se luce con una breve, pero significativa aparición en pantalla, creando una de las mejores secuencias del filme | Foto: Sony Pictures

Danny Boyle demuestra su habilidad en la dirección con los actores, y su pasión es aún más evidente detrás de la cámara, pues aborda a este filme con la misma pasión con la que nació la primera entrega en 2002. La cinematografía es completamente espectacular, aprovechando cámaras estándar para crear un frame panorámico que ayuda a crear tensión al obligar a la audiencia a estar atenta a cualquier detalle dentro del cuadro, especialmente al utilizar contrastes para remarcar las figuras de las amenazas latentes.

La gran revelación técnica es que Exterminio: La Evolución cuenta con varias secuencias grabas con iPhone 15 Pro Max, supuestamente para poder trabajar en áreas de terreno difícil y en sets de aspecto claustrofóbico. Lo cierto es que el resultado no es tan sorprendente como uno pensaría, e incluso llega a ser intrusivo, pues se nota la diferencia abismal en calidad de imagen entre diferentes equipos, en especial cuando las tomas con iPhone fallan la mayoría del tiempo en cumplir con la misma profundidad de campo y nitidez de la imagen, creando un efecto confuso si es que se le pone completa atención.

A pesar de lo anterior, la película cuenta con un ritmo excelente, completamente vertiginoso de inicio a fin, sangriento, lleno de acción, horror y un perfecto sentido del timing para incluir pausas en momentos clave, permitiendo respirar a la audiencia, y a los personajes, con secuencias que dejan una huella emocional inesperada.

Sin embargo, la edición cuenta con algunas decisiones de estilo parcialmente cuestionables, pues existe metraje histórico interlineado durante la primera mitad que intenta hacer una alusión al retroceso de los tiempos y, por consiguiente, de la moral y el comportamiento humano. La historia no necesita esos cortes, y pudo aprovechar esos momentos para nutrir esos conceptos a través de interacciones reales. El ritmo de cortes es similar al de la película de 2002, lo cual podría ser molesto si no se está acostumbrado a una serie de cortes rápidos.

Además de cámara tradicionales y drones, la película se grabó con iPhone's 15 Pro Max para poder trabajar en áreas de terreno difícil y espacios cerrados | Foto: Sony Pictures
Además de cámara tradicionales y drones, la película se grabó con iPhone's 15 Pro Max para poder trabajar en áreas de terreno difícil y espacios cerrados | Foto: Sony Pictures

Una real advertencia es el final, el cual será uno de los más divisivos de todo el año, pues va contracorriente en cuanto a tono y conceptualización dentro del filme, a pesar de que existe una justificación narrativa al respecto, en especial cuando se trata de un paralelismo psicológico hecho físico de la secuencia inicial del filme. Es una secuencia demasiado británica, un eco del estilo cinematográfico del periodo post punk y del cine de finales de los 90’s e inicios del 2000, lo cual sólo deja una perspectiva al respecto: lo amas o lo odias.

Un aspecto parcialmente negativo es que resulta evidente que el filme se construye a sí mismo como la primera parte de tres, lo cual, a pesar de completar parcialmente su historia, presenta muchos cabos sueltos que son sólo establecidos para vincular la historia general.

Al final, Exterminio: La Evolución es una sorpresa del cine de horror de este año. Una de las mejores películas de lo que va de 2025, creando un mundo completamente diferente que respira con su propia mitología, aportando secuencias llenas de horror, gore, suspenso y un retorcido sentido del humor, regresando a Danny Boyle a sus inicios como creador, y entregando un filme que evoluciona el legado de la franquicia y lo lleva a terrenos no explorados para lo que promete ser un viaje salvaje con destellos de querer decir algo más sobre la vida, la muerte y las relaciones que hacemos en el camino.

9.5/10

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