Actualmente, Guillermo del Toro no es sólo uno de los directores cinematográficos más reconocidos de nuestros tiempos, sino que se ha transformado en un patrono del arte, un símbolo que para muchos representa un rostro mucho más amable, artístico y sincero del cine, un ídolo de lo poco convencional y un maestro de lo extraño, y no es para menos, pues su constante defensa del quehacer artístico contra el uso desmedido de la IA, su impulso a la animación mexicana e internacional, y la construcción de una carrera sobre los hombros de filmes repletos de criaturas y mundos extraños, le han validado todo tipo de fama e aclamación.
Tras su gran noche en los Oscar 2018 con La Forma del Agua – filme por el cual ganó la estatuilla a Mejor Director y Mejor Película –, y su extraordinaria incursión en la animación con Pinocho en 2022 – la cual ganó el Oscar a Mejor Película Animada –, Del Toro finalmente regresó a uno de sus proyectos pasionales más grandes, la adaptación del clásico cuento de Mary Shelley, Frankenstein, la cual había estado en desarrollo por más de 20 años, pasando por diferentes iteraciones del guion, reconstrucción de la visión y el concepto, y una lucha constante con Universal Studios para impulsar la producción, quienes continuaban retrasándola por tener planes para el personaje en su esperanza por competir contra Marvel Studios en el juego de los Universos Cinematográficos.
Con el proyecto siendo revivido por Netflix, Del Toro finalmente tuvo luz verde para realizar su sueño, con la producción iniciando en 2023 hasta su estreno este 7 de noviembre de 2025: ¿Cuál es el resultado tras 25 años de desarrollo? ¿Es esta una adaptación más fiel al libro original o un filme que se codea con la ciencia ficción del clásico de los 50’s? ¿Qué tipo de perspectivas agrega Del Toro al mito del monstruo? Y lo más importante, ¿cómo es Frankenstein a través de los ojos de Guillermo del Toro?
Así llega Frankenstein. Dirigida por Guillermo del Toro (Pinocho, El Callejón de las Almas Perdidas), y protagonizada por Oscar Isaac (Duna – Parte Uno, Spider-Man: A través del Spiderverso), Jacob Elordi (Priscilla, Saltburn), Mia Goth (MaXXXine, Infinity Pool), Felix Kammener (Sin Novedad en el Frente, Edén), Lars Mikkelsen (Ahsoka, The Witcher), Christoph Waltz (Sin Tiempo para Morir, Drácula: Una Historia de Amor), David Bradley (Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 2, Hot Fuzz) y Charles Dance (La Primera Profecía, Juego de Tronos).
En esta nueva adaptación del clásico cuento de Mary Shelley, seguimos la historia de Víctor Frankenstein (Oscar Isaac) en su carrera por desafiar el orden natural y crear vida en la forma de una Criatura (Jacob Elordi). Cuando la Criatura desafía la falsa cordura de su creador, Víctor decidirá traicionar su confianza, desencadenando una serie de desgracias que lo atormentarán con una inquietante pregunta: ¿quién de los dos es el monstruo?

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Sin lugar a duda, Frankenstein de Guillermo del Toro es una excelente película y adaptación del material original. Del Toro decide dividir su versión de la historia en dos partes, cada una concentrada en un protagonista específico y desarrollada bajo una estructura de tres actos, lo cual, en esencia, genera una experiencia única, pues cuentan con ritmos, arcos y conversaciones lo suficientemente diferentes como para parecer dos películas distintas, con la gran diferencia de que la última secuencia funciona como una magnífica síntesis de las perspectivas que te ofrecen el detalle clave para observar el verdadero rostro de la película.
La primera parte le pertenece a Víctor Frankenstein (Oscar Isaac) y es la sección de la historia más tradicional, pero que aún se atreve a probar cosas diferentes, pues nos encontramos con una bien balanceada combinación entre la adaptación del material original, una serie de homenajes al filme de 1954, y la introducción de la perspectiva de Del Toro, quien propone abordar a los personajes y sus conflictos a través de un ángulo mucho más emocional, en comparación con la perspectiva intelectual que tanto el libro de Shelley como el cine en general, prefieren sobre el personaje de Frankenstein.
En este sentido, Víctor se presenta como un personaje emocionalmente fracturado, con un pesar generacional empeorado por un trauma que finalmente encuentra un intento de desahogo a través de la superación intelectual, la cual en realidad es una máscara para la búsqueda de control sobre la naturaleza. Resulta interesante como este egocentrismo académico se mantiene en diálogo con el núcleo del personaje, el cual jamás abandona la imagen de un niño herido, lo cual finalmente se va corrompiendo hasta revelar al monstruo en su interior – al más puro estilo de la narrativa tradicional de un filme de Del Toro, quien juega con la violencia y las heridas para desenmascarar al verdadero ser debajo de una fachada humana –.
Por otro lado, la segunda parte, perteneciente a la Criatura (Jacob Elordi), es la que más resonará con las audiencias, pues Del Toro aprovecha la narrativa que ofrece un ser recién nacido para abordar un descubrimiento del mundo a partir de un sentido filosófico, violento y humano, abordando las emociones y las dinámicas existenciales desde una perspectiva mucho más cruda, tanteando el terreno hacia las preguntas clave de la existencia, como el hallazgo de un propósito, la razón de la existencia, y el sentido de la vida hacia la muerte.

Lo antinatural de la Criatura en su existencia es un contraste interesante junto a sus reflexiones y deseos, los cuales ultimadamente lo llevan a entrar en conflicto con su propio creador hacia lo que es una conclusión con una síntesis fascinante, pues la última secuencia exhibe el verdadero propósito del filme, con la relación Víctor-Criatura abandonando todo tipo de sentido de horror y ciencia ficción, colocándolos frente a frente como lo que son: padre e hijo, en un encuentro sumamente emocional que brilla por el excelente guion y las magníficas actuaciones, las cuales van más allá del maquillaje para entregar uno de los momentos más humanos en el cine de lo que va del año.
Todo el elenco dentro del filme entrega una alta calidad en su trabajo. Oscar Isaac brilla como esta versión emocional de Víctor Frankenstein, con su interpretación demostrando un descenso hacia la locura ante la imposibilidad de que su ego se vea recompensando, valorado y satisfecho. Isaac aprovecha cada momento para imponer su presencia, lo cual resulta aún mejor cuando el personaje es doblegado a la fuerza o inintencionalmente, pues podemos observar como se aferra a cualquier emoción y escenario en el que pueda sentirse como el ser superior.
Jacob Elordi es fantástico como la Criatura. Más allá de su compromiso para estar 10 horas en el proceso de maquillaje completo, Elordi aprovecha sus ojos y cada movimiento para comunicar un sentimiento, una idea o un pensamiento. Elordi se roba cada escena en la que aparece desde el primer segundo, conquistando el cuadro con su tamaño y la sencillez del personaje, la cual sirve como base importante para la construcción de su humanidad. Es fascinante cómo logra manejar la montaña rusa de emociones que la Criatura atraviesa a lo largo del filme, en especial cuando se encuentra cara a cara con Isaac y con David Bradley, quien, a pesar de contar con un papel menor, entrega una actuación inolvidable, la cual rápidamente se adhiere al corazón del filme.
Mia Goth es otra de las grandes actuaciones en el elenco, con su personaje siendo uno de los máximos cambios implementados por Del Toro. Interpretando a Elizabeth Lavenza – el interés amoroso de Frankenstein –, Goth utiliza una actuación mucho más sutil y cálida para una versión que se caracteriza por ser más intelectual y ser tanto un punto de quiebre, como uno de esperanza para la dinámica Víctor-Criatura. Goth se mueve a través del papel de una forma natural, con el personaje ofreciendo varios puntos clave en la reflexión del valor de la vida, la admiración del alma y el significado de humanidad.

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A pesar de que el guion de Del Toro es fascinante y astuto, existe una particularidad con el ritmo, pues es muy probable que algunas audiencias identifiquen la primera parte del filme como una sección que avanza relativamente rápido, en especial cuando se le compara con el ritmo contemplativo de la segunda parte. Si bien es seguro apostar a que esto es una decisión creativa para ajustarse a la perspectiva del mundo de cada protagónico – Víctor con la urgencia de lograr y superar todo en a su alrededor, mientras que la Criatura se sumerge en un viaje de descubrimiento –, puede ser un detalle que afecte la perspectiva del filme en general, con algunos sintiéndolo muy largo y otros lo suficientemente corto.
En temas técnicos, Frankenstein es visualmente magnífica. Se agradece que Del Toro no le tiene miedo a utilizar una amplia selección de colores, texturas y formas – en especial en la arquitectura y en el vestuario – para otorgarle a la atmósfera gótica su propio toque particular. El vestuario es uno de los grandes exponentes del arte dentro del filme, con una serie de materiales, combinaciones, formas y diseños completamente hermosos que hacen del filme aún más vistoso.

El maquillaje es igual de espectacular. El trabajo en Jacob Elordi para convertirlo en la Criatura es excelente en cada toma, así como cada secuencia que involucra efectos prácticos brilla porque puedes identificar las texturas de lo que está en pantalla, además de que los actores pueden interactuar directamente con ello, creando un perfecto sentido de atmósfera e inmersión.
Al final, Frankenstein es una película completamente imperdible. Del Toro logra impregnar todo su talento, pasión y cariño en cada una de las secuencias del filme. El elenco entrega una excelente interpretación en cada uno de sus personajes, entregando secuencias inolvidables, repletas de humanidad y reflexión, las cuales se enaltecen gracias al gran guion con el que trabajan. Con efectos especiales asombrosos, música perfectamente diseñada, fotografía increíble, y un gran respeto por la obra original, este es un filme que se debe ver cuantas veces sea posible para admirar sus distintos ángulos y propuestas.
Aquellos 25 años de trabajo de Guillermo del Toro en este filme han valido completamente la pena.
10/10

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