Universal Studios promocionó Jurassic World: Dominio (Dir. Colin Trevorrow, 2022) como el gran final de toda la franquicia jurásica iniciada en 1993 por Jurassic Park y Steven Spielberg, con los ejecutivos insistiendo con que ésta era la despedida que la saga merecía y a partir de aquí seguía un merecido descanso para preservar el nombre de franquicia en lo alto de la historia cinematográfica – a pesar de que el filme fue destrozado por críticos y audiencia.
Para sorpresa de nadie, y dada la época actual de Hollywood, donde reina la insistencia por exprimir sagas que aseguren ganancias, Universal reveló en enero 2024 que iniciaría una producción exprés de una nueva película de Jurassic World para poder estrenarla en el verano de 2025, con interés de expandirla hacia una nueva trilogía.

El filme seleccionó a su director, equipo y elenco en cuestión de meses, iniciando grabaciones en junio de 2024. El guion, por su parte, corrió a cargo de David Koepp, escritor de la película original, con base en notas e ideas de Steven Spielberg, quien abogó con el estudio para acelerar la producción lo antes posible.
Con tan poco tiempo de producción, y un claro control del estudio detrás del filme como producto, surgen las preguntas: ¿será ésta una buena película en general? ¿Podrá la franquicia revitalizarse? ¿Existirá una gran historia, o motivo, en la película que justifique una producción tan acelerada?
Así llega Jurassic World Renace. Dirigida por Gareth Edwards (Resistencia, Rogue One: Una Historia de Star Wars) y protagonizada por Scarlett Johansson (Transformers Uno, El Esquema Fenicio), Mahersahala Ali (Spider-Man: A través del Spider-Verso, Battle Angel: La Última Guerrera), Jonathan Bailey (Elizabeth: La Edad Dorada, Wicked), Rupert Friend (La Crónica Francesa, Asteroid City), Manuel García Rulfo (Dos Estaciones, Pedro Páramo), Luna Blaise (Fress Off the Boat, Manifest), David Iacono (Dead Boy Detectives, Fear Street: Prom Queen) y Ed Skrein (Deadpool, Rebel Moon).

En esta séptima entrega de la saga jurásica seguimos la historia de la caza recompensas Zora Bennett (Scarlett Johansson), quien debe guiar y proteger al doctor Henry Loomis (Jonathan Bailey) a través de la zona ecuatorial del planeta para recuperar muestras de sangre de los tres dinosaurios más grandes del planeta y entregarlo a Martin Krebs (Rupert Friend), un farmacéutico que utilizará la información genética para revolucionar el mercado medicinal con grandes ganancias.
Jurassic World Renace, por definición, es una película de encargo. El filme se construye a sí mismo más como una serie de secuencias de acción ideadas alrededor de sets y elementos específicos, y no como una historia tradicional, lo cual daña por completo a su ritmo, su tema y a la construcción de sus personajes.
Con respecto al ritmo, la supuesta historia se divide en tres actos tradicionales, con el primero de ellos siendo un gran obstáculo para la audiencia y la película en sí misma, pues es completamente notorio que el guion busca establecer cualquier tipo de vínculo emocional que pueda iniciar un arco para los personajes o justificar la existencia de la película, lo que resulta en una serie de situaciones que funcionan con base en coincidencias que repiten patrones y situaciones ya vistos en las seis películas anteriores.
Además de lo anterior, el primer acto trata de tomar a la película demasiado en serio, alejándose por completo de cualquier sentido de acción y estableciendo secuencia tras secuencia de diálogo entre personajes donde sólo exponen sus motivaciones y trasfondos. Si bien podría ser interesante y diferente, el diálogo es demasiado básico y hueco, recurre a clichés clásicos de las películas de aventuras y reduce a todos sus personajes en arquetipos sencillos cuyas evoluciones jamás se sienten merecidas ni presentes.

Durante este mismo primer acto, Renace también peca de construir un tema general para la película que se siente por completo fuera de lugar, especialmente dado el tipo de película que es y el contenido que maneja, y termina intentando ser aleccionador. Si bien Jurassic Park (Dir. Steven Spielberg, 1993), además de ser entretenida, cuenta con un comentario social con respecto a la responsabilidad científica, el consumismo y a la relación de la humanidad con la naturaleza, el guion sabía balancear estos temas e introducirlos de forma coherente con el espectáculo; sin embargo, Renace decide crear una argumento sobre la ética de la medicina y la creación de medicamentos privados, pero sólo a través de tres diálogos – uno por cada acto – que no llevan a absolutamente nada y concluyen en una escena abordada como la gran revelación que incluye el dictamen moral que la audiencia debe llevarse consigo a casa.
Una vez que el segundo acto inicia, la película finalmente es lo que estaba destinada a ser: un producto de entretenimiento. El filme abandona todo intento de crear personajes, temas, arcos, emociones, y se entrega por completo al desfile de secuencias de acción estelarizadas por sets vistosos y dinosaurios. Cada una de estas secuencias tiene su propio encanto y logran cumplir con un espectáculo en pantalla; sin embargo, cada una se siente como un espacio individual dentro de un videojuego y no como un conjunto progresivo hacia una meta clara o como parte de una historia concisa.

Narrativamente hablando, las secuencias de acción están repletas de coincidencias y convencionalidades que limitan el suspenso de estas. Los dinosaurios no son una gran amenaza – al menos no más allá de la secuencia acuática –, los personajes escapan bajo el cliché del último segundo en más de una ocasión, y las herramientas se vuelven indestructibles y milagrosas para solucionar la situación. Esto continúa hasta el tercer acto, el cual cierra demasiado rápido e incluye la adición de la franquicia – dinosaurios mutantes – con muy poca creatividad, limitándolos a hacer lo mismo que haría un dinosaurio normal y construyendo un final que, nuevamente, repite elementos de toda la franquicia.
En cuestión de actuación, todo el elenco sólo se presenta para hacer un trabajo específico y terminar el día de la mejor manera posible. La falta de arcos emocionales y de coherencia en el progreso del tema y su incidencia con los personajes, hace que los actores no puedan elevar el material y mantenerse en un área mediocre. Mahershala Ali es el único que destaca dentro de la historia porque su personaje mantiene un sentido común mucho más lógico y sensato durante todo el filme, además de que sus objetivos son mucho más relacionables para el público general.
En aspectos técnicos, Renace es visualmente muy atractiva. Gareth Edwards, el director, opta por utilizar ángulos que muestren la escala de los dinosaurios en contraste con los edificios, los humanos y el paisaje en sí mismo, lo que ofrece cuadros atractivos y momentos genuinamente espectaculares. Además, la coloración de la película elige una saturación alta y un filtro cálido muy presente, lo que la distingue demasiado entre toda la saga al crear un mundo mucho más tropical y de aventuras, creando su propia atmósfera con verdadera personalidad.
Desgraciadamente, los efectos no son lo mejor de la película. Muchas secuencias tienen fallos muy graves con sus efectos especiales, especialmente con los fondos, las texturas y los dinosaurios en sí mismos. El filme dista mucho de los tiempos en donde se utilizaba una mezcla de animatrónicos convincentes y sólo se retocaban con un poco de CGI, creando momentos que hacen muy difícil apreciar las secuencias de acción, lo que puede aniquilar todo tipo de interés en el resto del filme.
El score es muy repetitivo. Se construye a partir de una combinación de temas de Jurassic Park y Jurassic World, con las nuevas composiciones ofreciendo muy poco y difuminándose en el fondo sólo como un acompañamiento general.
Al final, Jurassic World Renace demuestra que la franquicia ya debe extinguirse. Se trata de un filme creado completamente por el estudio para generar una ganancia específica a partir de un nombre reconocido, dando como resultado una película cuyo único valor son las secuencias de acción que se ocultan detrás de un primer acto muy mal construido que intenta justificar la existencia de la película con un tema aleccionador que queda muy fuera de lugar.
Si bien las secuencias de dinosaurios pueden entretener en su mayoría, especialmente a los más chicos, la película cuenta con errores técnicos evidentes que sólo la alejan del triunfo que fue la película original en 1993. Es claro que el estudio seguirá explotando esta franquicia sólo alrededor de ideas para escenas entretenidas hasta que la audiencia demuestre su aburrimiento.
6.5/10
