En la actualidad, el reconocido estudio A24, responsables de filmes como Todo en Todas Partes Al Mismo Tiempo y La Bruja, está en proceso de expansión, abarcando diferentes tipos de proyectos, desde grandes producciones con temáticas series o surrealistas, hasta filmes independientes con elementos de horror o comedia; sin embargo, el estudio cada vez se adentra más en el territorio de combinar más de dos géneros dentro de un filme, apoyando visiones novedosas.

En el filme de hoy, A24 propone una dinámica diferente, donde la comedia, el horror y la fantasía se encuentran para ofrecer una historia donde las míticas , los unicornios, abandonan su faceta más encantadora para transformarse en bestias de horror. ¿Será esta idea todo un éxito?

Así llega La Muerte de un Unicornio. Dirigida por Alex Scharfman (La Casa de los Susurros, Resurrección), y protagonizada por Jenna Ortega (Merlina, Beetlejuice Beetlejuice), Paul Rudd (Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, Cazafantasmas: Apocalipsis Fantasma), Will Poulter (Warfare: Tiempo de Guerra, Guardianes de la Galaxia Vol. 3), Richard E. Grant (Saltburn, Argylle), Téa Leoni (El Aroma del Éxito, El Robo del Siglo), Anthony Carrigan (Gotham, Bill y Ted salvan el Universo), Sunita Mani (El Espíritu de la Navidad, Todo en Todas Partes al Mismo Tiempo), Stephen Park (Asteroid City, Mickey 17) y Jessica Hynes (El Bebé de Bridget Jones, Paddington 3).

Jenna Ortega y Paul Rudd encabezan el elenco de esta película de horror y comedia | Foto: A24
Jenna Ortega y Paul Rudd encabezan el elenco de esta película de horror y comedia | Foto: A24

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En esta comedia de horror y fantasía, seguimos la historia del abogado Elliot Kintner (Paul Rudd) y su hija Ridley (Jenna Ortega), quienes intentan reconectar entre sí mientras se embarcan en una visita a la villa privada de la familia Leopold, donde concretarán la última voluntad del millonario moribundo Odell (Richard E. Grant). Cuando Elliot y Ridley atropellan a un misterioso unicornio en la carretera, sus acciones desencadenan consecuencias que ponen en jaque la interferencia de la humanidad en la naturaleza.

De manera directa, La Muerte de un Unicornio es completamente una película de Serie B que decidió apostar por un elenco lleno de estrellas reconocibles como su mayor punto de promoción internacional. El propósito directo del filme es el entretenimiento, pero en ese camino, decide combinar dos temáticas que, a pesar de haberse visto combinadas de manera eficiente en otras películas, simplemente no logran coexistir, con una dominando a la otra en diversos puntos, y esto resulta más evidente cuando además tres géneros batallando por reclamar la identidad del filme.

Por un lado, contamos con una historia sobre la relación padre-hija entre los personajes de Paul Rudd y Jenna Ortega, la cual domina la atención de la película desde el primero y la primera mitad del segundo acto, sólo para ser parcialmente reemplazada durante el resto del film con una segunda historia que habla de los aspectos negativos del dominio corporativo sobre los bienes de la naturaleza; el final de la película trata de combinar ambas líneas narrativas, pero lo hace a través del personaje de Rudd, quien realmente no aporta al debate de ninguno de los dos puntos, y no por falta de intento, sino por una mala argumentación dentro de la evolución de su desarrollo.

La conexión de Ridley (Jenna Ortega) con los unicornios es uno de los puntos clave en el desarrollo de la historia | Foto: A24
La conexión de Ridley (Jenna Ortega) con los unicornios es uno de los puntos clave en el desarrollo de la historia | Foto: A24

Por otro lado, contamos con tres géneros simultáneos – horror, comedia y fantasía –, los cuales, en ejecución individual son completamente perfectos. Existen secuencias dedicadas a cada género donde el guion, el aspecto visual, la narrativa y las actuaciones van de la mano con lo que se quiere transmitir; sin embargo, cuando estas secciones se unen como un solo filme, la narrativa decae por mucho, pues muy pocas veces se logra combinar al menos dos géneros en una misma secuencia, dando como resultado un mal ritmo en el desarrollo de la historia, pues esta salta de dinámica en dinámica de formas un tanto abruptas.

La fantasía y el horror son los elementos mejor trabajados debido a que su justificación visual y narrativa es mucho más natural en el contexto de los hechos. Por un lado, la locación del bosque encantado y la existencia de unicornios ya crea un ambiente fantástico sencillo de construir, mientras que la interpretación sanguinaria, la iluminación y el ritmo de edición introduce fácilmente el horror; por otro lado, la comedia es el género más maltratado en el filme, pues queda relegado al diálogo y al timing de los actores para poder entregar una línea de la manera más graciosa posible, lo cual fracasa por completo cuando la atmosfera de la situación no nos prepara para el chiste, quedando como una serie de comentarios inútiles que quedan sobrando.

El filme utilizó una combinación de efectos prácticos y CGI para dar vida a los unicornios | Foto: A24
El filme utilizó una combinación de efectos prácticos y CGI para dar vida a los unicornios | Foto: A24

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Derivado de esta inconsistencia temática y de género, las actuaciones se ven afectadas, aunque son Jenna Ortega, Will Poulter y Richard E. Grant quienes logran rescatar la mayor parte del metraje con interpretaciones lo suficientemente sólidas como para generar carisma. Ortega logra interpretar a una adolescente ansiosa sin caer en lo molesto, con su personaje enfocándose más en la carga fantástica, mientras que Grant aporta una mezcla de seriedad y comedia que relaja el ambiente y mueve la trama; finalmente, Poulter es el único que logra crear comedia de su propia interpretación, apoyándose de entonaciones y gestos para salvar los pocos chistes que tiene.

Desafortunadamente, Paul Rudd y Téa Leoni son cuyas actuaciones arrastran la película. Por un lado, Leoni no logra encontrar su entonación correcta durante el filme, mientras que Rudd lleva la supuesta inocencia de su personaje hacia una zona de ignorancia y molestia que choca con las demás personalidades, haciéndolo ver como el tonto del grupo durante tres cuartos del filme.

En términos técnicos, el filme es sencillo en su cinematografía, manteniendo un juego seguro en encuadres, escenarios y movimientos, con la iluminación siendo su mayor aliado para embellecer sets bien diseñados. La música es un simple acompañante de la imagen, sin ningún score que resalte.

Lo mejor, sin lugar a duda, son los unicornios. Su conceptualización, diseño y ejecución son excelentes, aprovechando la presencia de marionetas y animatrónicos para que los actores y la cámara puedan interactuar con algo en el set, creando secuencias llamativas y divertidas, en especial cuando el filme decide presentar a las criaturas como monstruos sanguinarios sin sacrificar su aspecto fantástico. Desgraciadamente, la mayoría de estos modelos fueron retocados con CGI, el cual es extremadamente notable en sus texturas y movimiento; esto no es un problema en la naturaleza de una película serie B, pero quizá el dinero del elenco pudo aprovecharse para mejorar los efectos.

En algunas secuencias se puede apreciar el uso de animatrónicos, creando una mejor dinámica para los actores | Foto: A24
En algunas secuencias se puede apreciar el uso de animatrónicos, creando una mejor dinámica para los actores | Foto: A24

El rol de los unicornios, además, es completamente sencillo en ejecución, sólo una serie de criaturas fantásticas que tratan de representar tanto la fragilidad de la naturaleza como su defensa más brutal ante la irresponsabilidad de la expansión e intervención humana, pero tampoco elabora nada nuevo ni a profundidad sobre este tema.

Al final, La Muerte de un Unicornio es una película sencilla, una historia con algunas buenas ideas sobre cómo usar una de las criaturas fantásticas más famosas del mundo en un contexto diferente y opuesto a su concepción habitual. Los efectos son lo suficientemente divertidos como para darle una oportunidad, pero resulta una mala combinación de técnicas que sólo funcionan bien por separado dentro de la misma película.

7.5/10

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