Dejar un vocho antiguo como si fuera de agencia fue el plan original de Luis Enrique Alanís Beltrán, aunque sin quererlo se hizo famoso por circular en las calles de Puebla con su vocho azul claro que en la rejilla lleva un vocho para niños.

“Los carros siempre me gustaron, yo no había tenido un vocho propio, había manejado muchos, pero de algún primo o amigo, me gusta por ser un auto emblemático de México y que ya casi no hay”, explicó sobre su afición.

Con la pandemia y sus restricciones, Luis encontró tiempo para la restauración, que le llevó 15 meses, tras comprar el coche clásico del año 1968.

“Está desarmado desde el primer hasta el último tornillo, ahora quedó el carro como si hubiera salido de agencia en aquellos años.

Cuando iba a la mitad de la restauración, encontré el vochito que le puse arriba, lo compré en línea, estaba en muy malas condiciones y se me ocurrió restaurarlo, hacerlo a imagen y semejanza del grande”, contó.

El vochito es un montable para niños que se maneja con control remoto.

Pabicho, el vocho restaurado que pasea por Puebla con un vochito bebé
Pabicho, el vocho restaurado que pasea por Puebla con un vochito bebé

Las piezas faltantes las fue encontrando y comprando en grupos de Facebook de aficionados a los autos antiguos.

Además de que tiene el mismo tono de azul con que se vendió ese año y las llantas con cara blanca, algunas de las cosas más difíciles y costosas de conseguir fueron los manuales originales, por lo mismo de que pasó medio siglo desde que el modelo original salió a la venta.

“El sistema de calefacción y el motor fueron lo más complicado, lo que sucede es que por el año del carro, pues tiene 52 años, en aquel tiempo traían un sistema de calefacción. Después de tanto tiempo, los poquitos carros que quedan de ese año se los clausuraban porque con el tiempo la lámina se iba deteriorando o estaba podrida y por ahí se metía el agua al vochito, entonces lo más cómodo era taparle esos conductos.

Yo en el afán de que quedara como salido de agencia, le tenía que funcionar absolutamente todo, entonces fue de lo más problemático reconstruir el sistema de calefacción”, explicó.

Luis se da el gusto de manejar los fines de su semana su Pabicho, nombre de cariño que le puso al coche restaurado, por lo que los poblanos tendrán suerte de verlo rodando por las calles.

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