Para los mexicanos septiembre es un mes muy significativo porque es cuando se celebran las fiestas patrias, cuando se festeja un aniversario más de la Independencia de México, del 16 de septiembre de 1810. Sin embargo, también es un mes que ha marcado a los mexicanos por diversas tragedias.
El miedo que muchos mexicanos sienten hacia el mes de septiembre no es casualidad, pues en diversos años se han registrado una serie de tragedias que se han repetido con una frecuencia inquietante, al grado de convertirse en parte de la memoria colectiva del país.
A lo largo de los años, los desastres naturales y accidentes ocurridos en estas fechas han hecho que se le conozca popularmente como el “mes de los temblores” o incluso como un mes de desgracias.
Sismos en México se han registrado en distintos años, pero desde el 19 de septiembre de 1985 los movimientos telúricos se han tomado con toda seriedad y ha sido la razón por la que surgió en el país el sistema de Protección Civil.
Fue el 19 de septiembre de 1985 cuando un terremoto de magnitud 8.1 devastó la Ciudad de México, dejando miles de muertos y un país en duelo.
Por la noche del 7 de septiembre de 2017 los mexicanos de la zona centro del país fueron sorprendidos por un sismo de magnitud 8.2 que sacudió Oaxaca y Chiapas, siendo uno de los más fuertes registrados en la historia moderna del país.
Días después, el 19 de septiembre de 2017 se registró una tragedia debido a un sismo de 7.1 grados que golpeó el centro del país, causando más de 300 fallecidos, colapsos de edificios y escenas de tragedia que recordaron inevitablemente al de 1985.
El 19 de septiembre de 2022, otra vez en la misma fecha, un sismo de 7.7 se sintió en varias entidades. Un movimiento telúrico que sorprendió a los mexicanos justo minutos después de que se llevó a cabo el simulacro nacional por sismos, lo que reforzó la percepción de que el 19 de septiembre está “maldito” y que el noveno mes del año es “septiemble” y no septiembre.
Septiembre coincide con el pico de la temporada de huracanes en el Atlántico y el Pacífico, por lo que año tras año deja lluvias torrenciales, inundaciones y deslaves.
Casos registrados en el noveno mes del año han sido el huracán Pauline (1997) en Guerrero, uno de los más destructivos en esa región; o el huracán Odile (2014), que devastó Baja California Sur en pleno septiembre.
En general, la estadística meteorológica muestra que septiembre es el mes con mayor probabilidad de ciclones en México.
A esta lista de tragedias se suma la recién ocurrida el miércoles 10 de septiembre de 2025, cuando una pipa de gas LP, luego de la volcadura, fuga de combustible y explosión, dejó como saldo la muerte de 10 personas, decenas de lesionados hospitalizados y más de 25 vehículos dañados.
La explosión se registró a las 14:20 horas, de acuerdo con las autoridades, y la causa del mismo fue el exceso de velocidad por parte del conductor a la altura del puente La Concordia, en la alcaldía Iztapalapa, en la Ciudad de México.
La noche del 26 de septiembre de 2014, en la ciudad de Iguala, Guerrero, se cometió una serie de ataques contra estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa.
De acuerdo con el informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), todo comenzó cuando el grupo de estudiantes se trasladó a Iguala para “tomar” autobuses y participar en la conmemoración del 2 de octubre en la Ciudad de México, por la represión contra estudiantes acaecida en 1968.
Sin embargo, los policías municipales abrieron fuego contra los estudiantes para impedirles salir del lugar, consiguiendo cerrar el paso a cinco transportes con la ayuda de otras corporaciones y de civiles. Detuvieron a 43 normalistas, a quienes desaparecerían.
Más allá de la estadística, lo que ocurre es una especie de trauma colectivo: cada septiembre, los mexicanos recuerdan lo vivido en 1985 y 2017, mientras que los nuevos sismos o desastres refuerzan esa percepción. El hecho de que el 19 de septiembre concentre tres sismos de gran magnitud en diferentes años parece una coincidencia improbable, y eso alimenta la idea de que este mes está “maldito” o destinado a la tragedia.
A ello se suman las tragedias como explosiones, lluvias extremas o accidentes de gran magnitud. El recuerdo social y mediático de estos eventos mantiene viva la sensación de que “en septiembre siempre pasa algo malo”.