La conmemoración del 14 de febrero está culturalmente ligada a San Valentín; sin embargo, San Antonio de Padua es otra figura importante relacionada con el amor, a la que acuden mujeres y hombres en busca de ayuda para encontrar al ser amado.

Incluso existe la creencia de que hay que rezarle a San Antonio en su día y ofrecerle trece monedas que deben ser recolectadas mediante la petición de limosna, para que haga llegar al ser amado.

De hecho, se rumora que antaño el día de los enamorados se celebraba el 13 de junio, fecha que corresponde al portugués San Antonio de Padua.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la fecha cambió al 14 de febrero, fecha en que se conmemora a San Valentín.

Lo evidente es que San Antonio de Padua es el patrón de las mujeres sin novio y en edad casadera. En tanto, San Valentín es el patrón de los jóvenes enamorados.

En paralelo, por supuesto, no se puede dejar de hablar de Cupido como un ser mitológico, encargado de flechar el corazón de los enamorados.

¿Quién era San Antonio de Padua?

San Antonio de Padua fue declarado santo en 1232, menos de un año después de su muerte.

Era un sacerdote franciscano de origen portugués y doctor de la Iglesia. Hijo primogénito de una familia de buena posición económica y su nombre de nacimiento era Fernando de Bulhôes y Taveira de Azevedo.

El 13 de junio de 1231, a la edad de 36 años, falleció y por orden del papa Gregorio IX fue elevado a la condición de santo.

¿Quién era San Valentín?

Aunque el origen es diverso, puesto que hay varias historias sobre su creación, hay que destacar que la figura de San Valentín se ha mantenido.

El origen de San Valentín se sitúa en la Roma del siglo III; el emperador Claudio II el Gótico promulgó una ley por la cual prohibía casarse a los jóvenes para que pudieran alistarse en el ejército.

Ante ello, un joven sacerdote llamado Valentín desafió la prohibición del emperador y celebró matrimonios en secreto. Al ser descubierto, fue arrestado y confinado en una mazmorra.



El 14 de febrero de 269 fue lapidado y decapitado. En 496, el papa Gelasio I canonizó a San Valentín y lo propuso como el “patrón de los enamorados”.

En general, se estima que la tradición comenzó a ser comercial cuando Esther A. Howland comenzó la venta de tarjetas de regalo con motivos románticos y dibujos con temáticas de amor en la década de 1840.

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