La repulsión a la Navidad por parte de algunas personas se traduce en una situación anómala que se denomina síndrome del Grinch.
El nombre del afamado personaje verde que odia la Navidad se utilizó para definir el comportamiento agreste de algunas personas, durante la que es para muchos una de las épocas más significativas y bellas del año.
En términos generales, el síndrome del Grinch, lo pueden padecer aquellas personas a las que no les gusta la temporada decembrina.
Se trata de un padecimiento diferente a la depresión navideña, pero que puede constituir un paso previo.
Por lo regular, quienes padecen el síndrome del Grinch rehúyen los festejos navideños y se aíslan de ellos.
Desaprueban o no colaboran en la decoración propia del hogar, durante la temporada navideña.
Les desagradan los villancicos, no participan en intercambios y son renuentes, pese a estar en condiciones económicas, a otorgar obsequios navideños a sus familiares y seres queridos, y rechazan el uso de todo tipo de vestimenta alusiva.
De ahí que la presencia de emociones negativas, estados de ánimo tristes, depresivos y un profundo rechazo a la Navidad, sean algunas de las características de quienes padecen el síndrome del Grinch.
La recomendación de los especialistas es no obligar a quienes padecen este síndrome a asistir o participar en los festejos navideños y, de ser posible, hablar con ellos sobre las bondades de la temporada.
Pero primordialmente, aunque se trata de un síndrome estacional, acudir a consulta con un especialista.
Algunas recomendaciones para quienes padecen el síndrome del Grinch son:
-No hacer balances, lo mejor es vivir el momento, el ahora.
-Mantener la mente ocupada y realizar actividades que proporcionen placer.
-No aislarse, convivir con amigos o visitar a familiares.
-No luchar contra la corriente y participar hasta donde sea posible en las celebraciones.
-No sentirse mal por no disfrutar, como lo hacen el resto de las personas, de las fiestas.