Hacer animación en Latinoamérica ya es complicado en sí mismo debido a la falta de recursos y oportunidades limitadas, por lo que presionar para crear un filme en stop-motion, técnica considerada como la más complicada para trabajar en el medio, en México, el cual es un ambiente sin ninguna infraestructura sólida para este tipo de técnica y con un estereotipo muy particular que continúa atribuyendo a la animación como un medio infantil, es, por todos lados, una odisea que suena imposible. Hasta ahora.

Cinema Fantasma es un estudio de animación, cine y arte que fue fundado por los hermanos Arturo y Roy Ambriz en 2011, el cual se especializa en la técnica stop-motion para crear escenarios y secuencias oníricas que sean únicas en México. Desde 2012, Cinema Fantasma se ha dado a la tarea de crear un portafolio artístico destacable que lo llevó a tener un trabajo comisionado por Cartoon Network en 2015 para la creación de cortometrajes stop-motion de algunas de sus series más icónicas del momento, incluyendo Steven Universe (Rebecca Sugar, 2013-2019), Un Show Más (J.G. Quintel, 2010-2017) y El Increíble Mundo de Gumball (Ben Bocquelet, 2011-2019).

"Soy Frankelda" representa la culminación de más de 9 años de historia y trabajo para Cinema Fantasma, quienes están interesados en mostrar más de este mundo | Foto: Cinema Fantasma
"Soy Frankelda" representa la culminación de más de 9 años de historia y trabajo para Cinema Fantasma, quienes están interesados en mostrar más de este mundo | Foto: Cinema Fantasma

Este contrato catapultó a Cinema Fantasma a colaborar con Adult Swim, Matel, Vice, NFL y Universal, hasta que en 2019 el estudio estrenó el episodio piloto de Los Sustos Ocultos de Frankelda, el cual recibiría una orden de producción de una temporada para HBO Max en 2021. Este proyecto resonó por completo en Warner Bros., quienes se mostraron interesados en la producción de un mediometraje de Frankelda, el cual evolucionó hasta un largometraje, el cual los Hermanos Ambriz tuvieron que terminar de financiar bajo el apadrinamiento de Guillermo del Toro.

Para los Hermanos Ambriz el objetivo era claro: crear una película mexicana como nunca se ha visto antes, con una de las técnicas más complicadas en la animación y la cual jamás se ha implementado en esta magnitud en México: ¿Cómo es la primera película stop-motion 100% mexicana?

Así llega Soy Frankelda. Dirigida por Arturo y Roy Ambriz (Los Sustos Ocultos de Frankelda), y con las voces de Mireya Mendoza (El Sorprendente Hombre Araña 2, Tron: El Legado), Arturo Mercado Jr. (Misión Imposible: Sentencia Final, Transformers: El Último Caballero), Luis Leonardo Suárez (Superman, Monstruo: La Historia de Jeffrey Dahmer), Carlos Segundo (Dragon Ball Z, Toy Story), Beto Castillo (Doctor Strange en el Multiverso de la Locura, Moana), Gaby Cárdenas (Andor, Más Allá del Jardín), Idzi Dutkiewicz (Avengers: Endgame, Avatar: El Camino del Agua), Habana Zoe (Matilda, Elementos) y Juan Pablo Monterrubio (Skeleton Crew: Viaje a lo Desconocido, Helluva Boss).

En esta comedia de terror y fantasía ambientada en el México del Siglo XIX, seguimos la historia de Francisca Imelda (Mireya Mendoza), una joven escritora mexicana cuyas historias de horror son ignoradas y desestimadas. Cuando Herneval (Arturo Mercado Jr.), el Príncipe de los Sustos que ella misma creó, llega al mundo real, Francisca deberá emprender un viaje a un mundo que necesita de sus historias para mantener el balance entre realidad y ficción.

Comencemos con lo mejor. Soy Frankelda cuenta con tres elementos completamente espectaculares: arte, tecnicidad y actuación. En el primero, nos encontramos con un filme que no se limita en su conceptualización, ni en la puesta en escena de sus personajes y mundos.

"Soy Frankelda" es la primera película 100% mexicana de stop-motion, la cual implementó 140 marionetas y 50 escenarios creados completamente a mano | Foto: Cinema Fantasma
"Soy Frankelda" es la primera película 100% mexicana de stop-motion, la cual implementó 140 marionetas y 50 escenarios creados completamente a mano | Foto: Cinema Fantasma

La película destaca por un maximalismo absoluto que domina la pantalla en todo momento. Los escenarios, de los cuales fueron hechos 50, están tapizados con elementos varios que crean un ambiente completamente onírico y surrealista, donde cada material, sin importar lo más sencillo que sea, es aprovechado para darle una personalidad particular e identificable. Es evidente la atención al detalle al momento de crear este mundo, en especial cuando uno se toma el tiempo de observarlo y darse cuenta de que cada elemento en pantalla cuenta con una funcionabilidad real dentro de la propia narrativa.

Lo anterior se extiende a las 200 marionetas creadas para el filme, las cuales cuentan con un nivel artesanal impresionante. El diseño de personajes cuenta con elementos exagerados en su vestuario y concepto, trayéndolos a la vida como una mezcla perfecta entre sueños y pesadillas que hacen referencia a elementos artísticos de México y el mundo, como la clara inspiración de las pinturas de Leonora Carrington en personajes como Herneval y la personificación de elementos mitológicos en las criaturas del filme.

En lo técnico, el manejo de cámara e iluminación es destacable. Se aprecia la imaginación y el compromiso del equipo detrás del filme para realizar encuadres y movimientos complicados, pues la mayoría de los personajes cuenta con movimientos bruscos y rápidos como parte de su movilidad, en especial cuando la mayoría de estos flota o se arrastra en ángulos complicados y escenarios particularmente cerrados. La iluminación, por su parte, logra ofrecer la suficiente profundidad como para distinguir las distancias y las siluetas de los personajes, además de jugar con tonos y colores que generan contrastes cromáticos interesantes, además de cargar con un significado para cada secuencia y personaje en cuadro.

Guillermo del Toro apadrinó el proyecto, apoyando a los directores a conseguir un trato de distribución nacional para el filme | Foto: Cinema Fantasma
Guillermo del Toro apadrinó el proyecto, apoyando a los directores a conseguir un trato de distribución nacional para el filme | Foto: Cinema Fantasma

Es importante mencionar que estos dos elementos – arte y tecnicidad – se unen de manera increíble en la conceptualización del mundo que los Hermanos Ambriz presentan como suyo. Existe una narrativa visual referente al viaje entre el momento en el que una idea es concebida y esta toma forma física, con esta materialización siendo representada a través de pinturas, bocetos, maquetas, figuras y objetos que representan los componentes básicos de los personajes hasta que se forma un todo que es su propia existencia, lo cual se trata de elaborar en un discurso mucho más filosófico.

Con respecto a las actuaciones, todos los presentes son maestros del doblaje mexicano, por lo que no existe nadie que desentone al momento de dar su interpretación. Mireya Mendoza, Arturo Mercado Jr. y Luis Leonardo Suárez destacan en los roles protagonistas y antagonistas, con sus interpretaciones cargando un rango mucho más variado de emociones y reacciones, las cuales son capturadas de manera convincente. Cada actor se adueña de su personaje, y logra añadirle un gran porcentaje de personalidad a través de sus propios estilos de actuación.

Sin embargo, no todo es bueno en Soy Frankelda, pues su propia ambición y su guion son los obstáculos más grandes para el filme.

El filme aprovecha varios elementos artísticos arraigados a la cultura mexicana, como el maximalismo, para crear la personalidad onírica de los personajes y sus alrededores | Foto: Cinema Fantasma
El filme aprovecha varios elementos artísticos arraigados a la cultura mexicana, como el maximalismo, para crear la personalidad onírica de los personajes y sus alrededores | Foto: Cinema Fantasma

En términos de guion, la historia cuenta con demasiadas vertientes y muchos conceptos que trata de abordar al mismo tiempo y de la mejor manera posible para no pasar nada por desapercibido. Es notable y admirable la atención al detalle al momento de construir el mundo, pero las secuencias se saturan de información cuando una sola escena trata de explicar el funcionamiento sociopolítico del mundo de las pesadillas, mientras intercambiamos escenas con el mundo real para seguir el arco emocional de Frankelda.

Muchas secuencias introducen y describen información adicional al mundo de una manera veloz y poco articulada, lo cual hace que muy poco se quede en mente de la audiencia, en especial cuando tales descripciones son acompañas de nombres fonéticamente complejos y conceptos extendidos que introducen culturas ficticias con sus propias normas.

Esta saturación de ideas y conceptos tiene varios impactos paradójicos en la película, pues el filme resulta lento, rápido, simple y complejo al mismo tiempo, con secuencias ofreciendo arcos emocionales en un pestañeo, mientras que otras se toman su tiempo para desarrollar un conflicto y el drama alrededor de lo que, esencialmente, es una subtrama que podría ser cortada, y es que esta paradoja de cuatro lados tiene un efecto dominó en la edición del filme, pues existen secuencias que necesitaban mayor tiempo para respirar, y otras que podrían ser reducidas para agilizar el ritmo.

A su vez, esta situación tiene un impacto en las dos tramas principales del filme, donde aquella perteneciente al mundo de las pesadillas devora por completo al arco de Frankelda con su viaje emocional y personal con respecto a su arte. Si bien esta habilidad impacta en el desarrollo de la segunda trama, lo cierto es que la historia individual de Frankelda no queda bien desarrollada, con los puntos más importantes siendo transformadas en semillas potenciales para próximos proyectos dentro del mismo mundo – ya sean series o secuelas cinematográficas –, pero esto resulta como un grave error para el estudio, pues la historia definitivamente queda inconclusa ante la incertidumbre económica de un proyecto de este tamaño en México.

Las canciones, porque el filme es un musical, son pegadizas, divertidas y creativas, pero algunos de sus conceptos y referencias no son bien desarrollados en las líricas, teniendo que ser desarrolladas posteriormente a través de diálogos que complementan la canción con la misma lección que trató de comunicar en un inicio, creando un círculo vicioso que puede ser tedioso para algunos.

Sin embargo, la personalidad de los personajes, y la energía que los actores emanan a través de ellos, es el verdadero pegamento que une al filme por completo, pues es este ángulo el que supera todo cuestionamiento para entregar un elenco dinámico que cuenta con un arco individual lo suficientemente atractivo como para atraer a las audiencias a poner atención en el filme. Resulto curioso como el elenco en general es completamente atractivo narrativamente, a pesar de que la historia en la que están situados pueda flaquera por momentos; sin embargo, las secuencias finales cuentan con varios giros de trama y secuencias que fortalecen la experiencia completa.

Al final, Soy Frankelda es una obra de arte visual, un logro absoluto para la animación y el cine mexicano. Su nivel artístico es artesanal, inspirador y mágico, así como el mundo que construye es emocionante y atractivo, pero el filme comete errores a nivel guion que pueden hacer de la experiencia un poco difícil en términos de ritmo y saturación de conceptos, problemas que son superados por la gran presentación y atractivo de los personajes.

El filme, así como Cinema Fantasma, cuentan con un potencial enorme para poder crecer y ofrecer historias al nivel de Laika Studios – potencia internacional en stop-motion –, pero es evidente que existe un largo trayecto para llegar a ese punto. Lo importante es que esta película es un verdadero parteaguas en el arte mexicano, una evidencia absoluta del potencial creativo nacional, un proyecto que merece toda la atención posible para crecer y abrirle las puertas a futuras producciones propias y más artistas que quieran sumarse a este camino.

Definitivamente, se trata de un filme que merece ser visto en pantalla grande y con mucha atención hacia el futuro.

9/10

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