The Last of Us fue un fenómeno innegable con el estreno de su primer videojuego y la primera temporada de la adaptación live-action, la cual tomaba la primera entrega completa para entregar una de las adaptaciones de un videojuego más aclamadas de la historia. El desarrollo de una segunda temporada que adaptara el segundo juego era completamente inevitable, pero con ello se creaban dudas sobre la continuación de su éxito.
El videojuego The Last of Us – Part II se estrenó en 2020, y fue extensivamente criticado por especialistas y jugadores de todo el mundo, señalando su historia como un pecado imperdonable dentro de la industria debido a decisiones críticas con respecto a personajes clave en la historia, su duración, la creación de una coprotagonista odiada por sus acciones, y en especial por el manejo de una narrativa de venganza con un abrupto y, en teoría, nada satisfactorio final.
Mucho se habló en su momento sobre que la historia y estructura del videojuego ya estaba diseñada como un guion cinematográfico disfrazado, lo cual también le ganó críticas duras, aunque elevó la expectativa de qué tan funcional sería esta historia como un live-action.
El momento llegó, la segunda temporada completa se ha estrenado, y con ella se extiende una ola de preguntas: ¿Cambiará o “arreglará” la historia del videojuego? ¿Será una adaptación fiel o su propia versión? ¿Será capaz de mantener el éxito y la calidad de la primera temporada?
Así llega a la televisión The Last of Us: Temporada 2. Creada por Craig Mazin (Chernóbil, El Cazador y la Reina de Hielo) y Neil Druckmann, (Uncharted, The Last of Us) y protagonizada por Bella Ramsey (Juego de Tronos, La Materia Oscura), Pedro Pascal (The Mandalorian, Gladiador II), Gabriel Luna (Agentes de S.H.I.E.L.D., Terminator: Destino Oculto), Isabela Merced (Alien: Romulus, Madame Web), Young Mazino (Opus, Beef), Kaitlyn Dever (Nadie Podrá Salvarte, Gol Gana), Catherine O’Hara (Beetlejuice Beetlejuice, Robot Salvaje) y Jeffrey Wright (Ficción Americana, Asteroid City).
En esta temporada continuamos la historia de Ellie (Bella Ramsey) cinco años después del final de la primera temporada, quien ahora se encuentra distante de Joel (Pedro Pascal), su protector y figura paterna. Tras una serie de tragedias que dejaron al pueblo de Jackson devastado, Ellie, acompañada de su fiel amiga y amante Dina (Isabela Merced), decide emprender un viaje de venganza hacia Seattle, donde cree que encontrará la paz si asesina a Abby (Kaitlyn Dever), una de las responsables del daño en Jackson.

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El problema más grande de la Temporada 2 puede ser fácilmente identificado en un hecho que se vuelve evidente a partir de su tercer episodio: es incongruente. Se debate a sí misma en un duelo interno sobre si desea ser una adaptación al pie de la letra del videojuego o si decide encontrar su propio camino a través de propuestas diferentes que mantengan una esencia familiar, dando como resultado una extraña amalgama de ambos estilos que terminan sofocando a la narrativa y al desarrollo de los personajes.
Profundizando en la materia, analicemos los episodios 1, 2 y 6, los cuales no solo son ejemplos perfectos de un balance entre adaptación y propuesta, sino que son los episodios clave de la temporada, presentando y expandiendo los arcos argumentales de la serie y los personajes al mismo tiempo. Ahora, en estos episodios se presentan varias situaciones tomadas directamente del videojuego, pero aderezadas con una serie de cambios, como en diálogos, escenarios, dinámica de personajes, tiempos, y mucho más, lo cual termina colocando a la serie en un camino diferente, pero con esencia de lo familiar; sin embargo, el resto de los episodios tratan de forzar la narrativa ya desviada a un camino preexistente que sigan al pie de la letra la evolución de los personajes con respecto al videojuego y no con lo establecido con la seria, creando vacíos en donde los personajes traicionan sus emociones y los diálogos parecen malinterpretar las situaciones.
Siguiendo la línea de contradicciones, lo anterior crea dos efectos simultáneos en los personajes y los actores, por un lado, eleva el trabajo de algunos, mientras que en otra amenaza con liquidar su evolución.
En el lado positivo tenemos a Pedro Pascal, Isabela Merced y Gabriel Luna. En el videojuego, Joel, el personaje de Pascal, es un hombre completamente cínico, serio y consumido por la depresión del mundo que lo rodea y las acciones que ha hecho para sobrevivir, encapsulándose en su propio sueño de paz que se personifica en Ellie, a quien ve como una segunda hija; en la serie, Pascal tiene la oportunidad de profundizar en esa paz y romper la barrera, abriendo al personaje a una serie de sentimientos y expresiones completamente nuevas, evolucionando al personaje para llevarlo hasta su momento más vulnerable y honesto, nutriendo a la historia de una manera gigantesca.

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Por su parte, Luna, quien interpreta al hermano de Pascal, recibe un tratamiento similar; mientras que su personaje, Tommy, es mucho más serio y brutal en el videojuego, la serie le ofrece un camino donde conoce una vida diferente, permitiéndose ser vulnerable, aportando a los dilemas morales y éticos perfectamente establecidos en los episodios 1 y 2. Finalmente, Merced es la única cuyo personaje no recibe cambios, pero se nutre de todos aquellos a su alrededor, fortaleciendo su presencia como una ancla emocional y motivacional para el resto de la historia, y esto es logrado gracias al carisma que ofrece Merced, el cual, sin embargo, a veces rompe con el tono de la historia.
Los más afectados, por otro lado, son Bella Ramsey y Young Mazino. El personaje de Mazino se convierte en una brújula moral y ética para la serie, que pone en jaque al resto de los personajes; al hablar constantemente sobre lo correcto e incorrecto, al mismo tiempo que la narrativa lo coloca como el supuesto “niño dorado” de la historia, crea una perspectiva hipócrita sobre la forma en la que la serie aborda a los personajes y sus situaciones, pues al colocar un personaje que se comporta y es identificado de esta manera, se destruyen todas los argumentos sobre los matices del comportamiento humano.

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En el caso de Ramsey, los episodios 1, 2 y 6 comprometen el desarrollo de su personaje, ofreciéndole una vida que en el videojuego no existe, creando un resultado completamente distinto en cuanto a personalidad, lo cual no es malo, pero al forzarlo a vivir y tomar las mismas decisiones que su contraparte digital, la narrativa se deforma hasta el punto de no ser creíble. El espectador puede notar una evolución en el dolor del personaje, pero no al nivel en el que la serie trata de establecerlo, y esto es extremadamente notable en la actuación de Ramsey, quien interpreta su papel con respecto a la evolución emocional de los hechos clave de la serie, lo que significa que cuando debe interpretar una versión más fiel del videojuego, simplemente no es tan creíble.
De esta misma manera, existen más ejemplos de la contradicción temática de la temporada: diálogos y situaciones que crean parábolas hasta el punto de no aportar nada y regresar el desarrollo de la historia y los personajes al mismo lugar, las secuencias con hechos siniestros y violentos pierden peso debido a una ambientación que diluye su efectividad, y un fallo en el ritmo, con secuencias siendo aceleradas o frenadas de manera abrupta.
A pesar de lo anterior, la temporada 2 cuenta con un excelente apartado técnico. La cinematografía es de primer nivel, ofreciendo asombrosas tomas de paisajes, aprovechando los diferentes esquemas de iluminación para crear volumen y resaltar las atmósferas de los escenarios, especialmente en las escenas nocturnas. El diseño sonoro es perfecto, manteniendo la calidad de la temporada pasada; los sets son más grandes, detallados y dinámicos, creando una verdadera inmersión en cada secuencia, lo cual resalta aún más con los efectos prácticos embellecidos con un excelente maquillaje y prostéticos.

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Finalmente, The Last of Us: Temporada 2 no logra cumplir con las expectativas de calidad, manteniéndose en un debate eterno sobre si crear su propia narrativa o apegarse por completo al videojuego, creando una desconexión temática que se entromete con el entretenimiento general a medida que se avanza hacia el último episodio. Sigue siendo interesante seguir el viaje de estos personajes, pero la temporada 3 deberá corregir muchos elementos temáticos y de dirección general, o el final de la historia estará comprometido de manera negativa.
8/10
