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Thunderbolts

Marvel Studios revela a Los Nuevos Vengadores en una película llena de acción y corazón

Thunderbolts* Los Nuevos Vengadores | Foto: Especial

No es ningún secreto que el nivel de calidad actual dentro del Universo Cinematográfico de Marvel está lleno de dudas y errores, con sus recientes estrenos en cines y televisión recibiendo críticas mixtas y la caída en el apoyo de los fanáticos de todo el mundo.

Dentro del panorama anterior, han salido a la luz recientes declaraciones del director de Marvel Studios, Kevin Feige, afirmó que está de acuerdo con los comentarios sobre la sobresaturación de productos dentro de la franquicia, así como señala a esto como uno de los principales motivos detrás del fallo en la calidad final, por lo que tras la producción de Capitán América: Un Nuevo Mundo (Dir. Julius Onah, 2025), el estudio se concentró en supervisar de cerca cada uno de los proyectos tras reducir el número de producciones aprobadas, reevaluando algunos conceptos y aplicando una auditoria masiva.

Thunderbolts* es el primer filme de la franquicia resultado de la nueva estructura creativa, priorizando calidad sobre cantidad. ¿Podrá este equipo de rechazados e inadaptados ser el primer hit positivo que el estudio necesita para regresar a su antigua gloria?

Así llega a los cines del mundo Thunderbolts* (*Los Nuevos Vengadores). Dirigida por Jake Schreier (Ciudades de Papel, Beef) y protagonizada por Florence Pugh (Duna – Parte 2, El Tiempo que Tenemos), Sebastian Stan (Un Hombre Diferente, El Aprendiz), Wyatt Russell (Operación Overlord, Falcon y el Soldado del Invierno), David Harbour (Gran Turismo, Noche de Paz), Hannah John-Kamen (Ready Player One, Ant-Man y la Avispa), Julia Louis-Dreyfus (Unidos, Pantera Negra: Wakanda por Siempre), Lewis Pullman (Malos Tiempos en el Royale, Top Gun: Maverick) y Olga Kurylenko (Viuda Negra, La Muerte de Stalin).

En este nuevo capítulo dentro del Universo Cinematográfico de Marvel, seguimos la historia de Yelena Belova (Florence Pugh), hermana de la difunta vengadora Natasha Romanoff/Viuda Negra, quien busca un propósito más allá de ser una mercenaria para la directora de la CIA, Valentina Allegra de Fontaine (Julia Louis-Dreyfus). Cuando Fontaine traiciona a Yelena para cubrir sus crímenes, deberá unirse con los mercenarios John Walker/U.S. Agent (Wyatt Russell), Ava Starr/Fantasma (Hannah John-Kamen), Antonia Dreykov/Taskmaster (Olga Kurylenko), el ex héroe de la unión soviética Alexei Shostakov/Guardián Rojo (David Harbour) y el ex vengador Bucky Barnes/Soldado del Invierno (Sebastian Stan) para desenmascarar a Fontaine y descubrir los secretos de un extraño individuo llamado Bob (Lewis Pullman).

El pilar fundamental de Thunderbolts* son sus personajes. Cada uno es presentado y desarrollado individualmente de manera exitosa y bajo su propia personalidad a través de momentos únicos que también nutren a la dinámica entre el equipo.

Las actuaciones son verdaderamente electrificantes, con Florence Pugh, Lewis Pullman, Wyatt Rusell y David Harbour dominando la pantalla con cada una de sus escenas e interacciones. Pugh, quien interpreta a la protagonista argumental del filme, se lleva gran parte del peso emocional dentro de la historia y sabe cómo balancearlo a la perfección dentro de una interpretación que da espacio completo para la vulnerabilidad y la fortaleza, no como cambios, no como cambios actitudinales dentro de una misma escena, sino como una mezcla de ambas posturas que ayuda a identificar los problemas y las fortalezas emocionales bajo un altruismo que se va construyendo cuidadosamente a lo largo de la película.

Pullman, quien interpreta a uno de los antagonistas del filme, carga con el segundo peso mayor dentro de la emocionalidad en la historia, utilizándolo a su favor para crear un personaje pesimista, constantemente herido y abiertamente vulnerable bajo una máscara de simpatía y empatía que actúan como su propio escudo contra su dolor. Su actuación es tanto divertida como triste al utilizar el sarcasmo y aprovechar muy bien el timing cómico para aliviar las situaciones, a pesar de que su rostro nos cuenta una historia completamente diferente, creando una doble narrativa que se vuelve un pilar fundamental para hacer funcionar la historia.

Russell y Harbour, por su parte, también hacen un excelente trabajo con el tiempo ofrecido, con el primero entregando un personaje obtuso, pero que reconoce sus fallas para mejorar, y el segundo siendo un bólido de energía que llena la pantalla con humor genuino y una positividad necesaria bajo las situaciones que el equipo afronta.

De esta manera, la química entre los personajes es indiscutiblemente fascinante. Al tratarse de antihéroes y ex villanos, nos encontramos con seres acostumbrados a la falla, al rechazo, al dolor y al silencio, con su interacción siendo un medio de apertura para todos de tal forma que la audiencia pueda comprender su lado más humano, haciendo que sus actos de heroísmo brillen mucho más.

Esta dinámica termina de solidificarse por medio de tres personajes vértice: Yelena (Pugh), quien introduce la confianza, Bob (Pullman), quien aflora el trauma, y Bucky (Stan), quien encarna el heroísmo. Los demás personajes rotan alrededor de ellos para poder desarrollar sus temas con un propósito claro, directo y retroactivo para el filme en general, lo cual hace que el tema se mantenga siempre presente, conciso y relacionable.

Cabe destacar que Thunderbolts* no es ajeno a la ya típica fórmula cómica de las películas de Marvel Studios; sin embargo, aquí el humor es orgánico, pues se construye a partir de elementos situaciones relacionados con los personajes, quienes no se esfuerzan por aparentar ser graciosos, pues la rareza de las situaciones y sus esfuerzos por superarlas hacen que la gracia venga por sí sola.

A pesar de lo anterior, la película lidia con elementos mucho más serios, específicamente sobre la depresión, la soledad, los traumas y las cuestiones sobre pedir ayuda, y esto lo hace de una manera muy efectiva, colocando a estos personajes heridos con estos temas en una búsqueda por unión y pertenencia, la cual culmina en lo que sería un tercer acto completamente diferente a lo que el género de superhéroes acostumbra y que al mismo tiempo resuena con mucha más fuerza y significado.

En aspectos técnicos, nos encontramos ante una obra sumamente competente, con una edición limpia que establece un buen ritmo entre secuencias y escenas, con precisión al momento de elegir la duración de estas. De inicio a fin, la historia no para de moverse de forma progresiva, ofreciendo espacios de tranquilidad para el desarrollo de los personajes y engrandecer a las escenas de acción, las cuales brillan por su uso de efectos prácticos, dobles de riesgo y dinamismo en la cámara, creando un espectáculo clásico que ya se extrañaba en la franquicia.

La música también carga gran parte de la labor en la efectividad del filme, con un score preciso y emocionante, lleno de temas que engrandecen eventos individuales y conjuntos, llegando hasta un gran tema triunfal al final del filme.

Sin embargo, no todo es bueno, pues nos encontramos con un fallo en los efectos de CGI dentro de una de las batallas más importantes cerca del clímax de la historia, la cual no distrae por completo, pero se nota entre el demás esfuerzo práctico del filme. El personaje de Taskmaster (Kurylenko) es desperdiciado en una muerte prematura para crear tensión en la historia, sin embargo, una vez que nos movemos más allá de la primera locación mortal, la propia atmósfera de la película nos confirman que el riesgo para los personajes no volverá a ser el mismo sino hasta el final, e incluso ahí, la amenaza de muerte jamás vuelve a elevarse de tal manera, por lo que el filme pierde un poco su gracia en cuanto a seriedad y peligrosidad dentro de la mortalidad, aunque nunca se construye sobre ese parámetro desde el principio, por lo que es sencillo pasarlo por alto.

La iluminación puede llegar a ser demasiado oscura, especialmente para las secuencias nocturnas en exteriores. Se entiende que se hizo para mejorar los efectos especiales, pero habría sido bueno poder apreciar mejor aquellos momentos. Además, es importante reconocer que este filme se nutre de películas y series pasadas, lo cual puede ser muy complicado para audiencias casuales, quienes se encontrarán con personajes que actúan como si tuvieran antigüedad en el universo debido a que se perdieron una serie completa; afortunadamente, el filme hace un gran trabajo para reintroducir a los personajes de forma natural, pero ya estamos en un punto donde esto puede ser contraproducente.

Al final, Thunderbolts* se ganó el título de *Los Nuevos Vengadores. Se trata de un filme hecho con pasión por el arte, el género y la franquicia, recordando a la manera en la que los filmes de Marvel Studios se hacían desde Iron Man (Dir. Jon Favreau, 2008) hasta Los Vengadores (Dir. Joss Whedon, 2012), priorizando el guion y los personajes dentro, construyendo los temas, las dinámicas y haciendo que el clímax fuera más que acción, vinculándolo con lo que los personajes buscan o deben afrontar emocional, metafórica y temáticamente. Las actuaciones son precisas, la acción es emocionante, y el arco argumental es construido con cuidado hacia un climax emocional digno de los Guardianes de la Galaxia. Se trata de un buen rato en el cine y una gran experiencia para los fans de Marvel.

9.3/10