El pueblo de Acatzingo fue fundado por los indígenas nahuatlatos. Después de ser conquistado por los españoles en 1524, este lugar se transformó en pueblo de corte español, sobre todo después de la construcción de su convento edificado en 1528 por Fray Juan de Rivas.

En el siglo XVI fue Tenientazgo de Tepeaca y en el año de 1811, los realistas son derrotados en este sitio. En 1859 es tomada la ciudad por los liberales y en 1862 se establecen las tropas francesas.

El 3 de junio de 1876 hubo una batalla entre el comandante republicano Capitán Rafael Romero y tropas rebeldes comandadas por Couttolenc y Fidencio Hernández. El primero es derrotado y pierde la vida.

En el año de 1872, por decreto del entonces gobernador del estado, Ignacio Romero Vargas, es elevado a la categoría de Villa de Acatzingo de Hidalgo, en honor al Padre de la Patria. En la época colonial perteneció al distrito de Tepeaca y en 1895 se constituye en municipio con cabecera en la Villa de Acatzingo de Hidalgo.

Su nombre proviene del nahua y significa "acatl", carrizo, del que nace "acatla", carrizal; "tzintl" y "co", lugar o "en", quiere decir "en los carrizalitos o en los pequeños carrizales”.

Este municipio ha sido testigo de varias muertes, por lo que existen  historias escalofriantes que son compartidas por sus habitantes.

A dos semanas de que inicien las festividades alusivas al Día de Muertos te presentamos tres de las leyendas más aterradoras de Acatzingo, Puebla.

La Niña del Columpio

Una de las historias más conocidas en el panteón del barrio de Las Tres Horas, es la leyenda que cuenta que una pequeña de nombre Susana se le ha visto jugar entre las tumbas durante las noches y en   un columpio que se encuentra en ese lugar.

Cuenta la leyenda que en 1880 a Acatzingo llegó una familia que estaba conformada por el padre, la madre y una niña de 8 años, de nombre Susana Canquin. Provenían de Cadiz, España y tiempo después lamentablemente la pequeña falleció debido a problemas respiratorios y fue sepultada en barrio de Las Tres Horas.

Al cabo de unos años, los padres de la menor partieron a su lugar de origen, dejando los restos de la pequeña en dicho panteón. Se comenta que tanto en el día como en la noche se le puede ver brincando entre las tumbas con un vestido blanco. Otras personas la han visto en los columpios sentada o meciéndose para después desaparecer.

Hasta la fecha se le ha visto en las fiestas del barrio, así como también en el festival del Día de Muertos que se hace en el Panteón del 31 de octubre al 2 de noviembre.

La procesión de las ánimas

Esta leyenda ocurrió en el barrio de Jesús de las maravillas y es contada por la página de Facebook, Acatzingo Tierra de Leyendas

Los pobladores cuentan que el primero de noviembre, un hombre regresaba del campo a las dos de la mañana cuando escuchó unos rezos cerca de su casa.

Al acercarse, se sorprendió al ver un grupo de 30 a 50 personas vestidas de blanco que iban con rumbo al barrio de Jesús de las Maravillas. Algunas de estas personas llevaban rebozo con una vela en una mano y unos chiquihuites en la espalda llenos de pan y de fruta.

El hombre se quedó atónito al ver esa procesión, pero se acordó de lo que contaban sus abuelos: “La noche del 1 de noviembre las almas del más allá vienen a visitarnos. Cerca del campo santo se ve salir una procesión de personas vestidas con túnicas blancas y en sus manos velas negras; van vagando por la ciudad en busca de gente para que los siga en su largo caminar”.

La mujer que ronda el Ex Molino de Acatzingo

Uno de los lugares más emblemáticos de todo Acatzingo es el Ex Molino de San Miguel, el cual data del año 1650. Se dice que son sumamente recurrentes las apariciones de entidades, desde nahuales, brujas y los famosos chaneques, pero la leyenda que más resuena es la de mujer que ronda el Ex Molino desde 1901.

La leyenda dice que una mujer de 21 años vivió en el Ex Molino hasta 1901. Era la hija de un hacendado, que la tuvo fuera de matrimonio, razón por la que se mantuvo en secreto su origen.

"Lorena" quien era el nombre de esta persona en vida, fue víctima de abuso sexual por un familiar y al quedar  embarazada, decidieron encerrarla en un cuarto, aislada de toda comunicación.

Al nacer la criatura y sin cuidados médicos, los dos murieron y se encuentran sepultados dentro de este sitio, para que su historia nunca fuera conocida.

Tiempo después de este suceso, en el año de 1904 los dueños deciden venderle al señor Bernardino Tamariz Mellado este ex molino, quedando así escondido este secreto.

Hay muchos testimonios en la actualidad que cuentan sobre el avistamiento del fantasma de esta mujer, ya sea por la parte del frente del ex molino o en los ventanales por la parte trasera.

Una mujer de vestido blanco, con cabello negro, la cual vaga por todo el lugar buscando a su criatura y tratando de buscar la paz después de 121 años de aquella tragedia.

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