Sin importar su estado de salud, su hijo y su nieta despojaron de su casa a una abuelita de 103 años de edad en el municipio de Tehuacán, donde vecinos y otros familiares se organizaron para evitar que quedara en la calle.
Los hechos se registraron la mañana del viernes 5 de diciembre, cuando agentes y representantes legales llegaron a una casa ubicada en la calle 24 Sur y 19 Poniente, en la colonia Esmeralda.
Tremenda noticia recibió Belarmina Rodríguez Cordero, de 103 años, cuando, mientras permanecía sentada en su silla de ruedas, fue desalojada junto con sus pertenencias y colocada en la vía pública.
Una pequeña mesa de madera, macetas con plantas, algunas cazuelas de barro, un viejo sillón, ropa y bolsas con objetos diversos quedaron a la intemperie, al igual que la adulta mayor, quien no comprendía lo que estaba ocurriendo.
De acuerdo con versiones de los vecinos, quienes fueron los primeros en auxiliar a doña Belarmina, uno de sus tres hijos, junto con una nieta, solicitó a un juez la orden judicial para desalojarla.
El argumento del hijo, Daniel Marín Rodríguez, y de la nieta, Ángela N., fue que la casa les pertenece, porque supuestamente la mujer les vendió la propiedad por un monto de 80 mil pesos; por ello solicitaron que se hiciera valer el trámite legal del inmueble.
“¿Cómo voy a vender mi casita si es lo único que tengo? Yo nunca vendí, yo nunca le firmé nada. Ahora, ¿a dónde me iré a vivir?”, expresó la abuelita a quienes se acercaron para apoyarla.
Los vecinos pidieron a los abogados que consideraran la situación de doña Belarmina, quien ha vivido toda su vida en esa casa, donde crió a sus tres hijos y se dedicó al bordado de sombreros y a la molienda de maíz como sustento económico. Sin embargo, la solicitud no fue atendida, pues los representantes indicaron que solo cumplían con la orden de un juez.
Al cumplirse el desalojo, llegó una de las hijas de la mujer de 103 años, así como otras nietas y bisnietos, quienes señalaron que no era la primera vez que Daniel Marín intentaba quedarse con la vivienda.
En esta ocasión —comentaron— el hijo aprovechó que su hermana, quien se encarga del cuidado de su madre, enfermó y no estaba en la casa, lo que permitió que Daniel actuara y realizara el desalojo.
Belarmina está lúcida, aunque presenta problemas de movilidad, además de dificultades auditivas y visuales.
Con ayuda de nietos y bisnietos fue retirada del lugar y hospedada temporalmente en casas de familiares, quienes revisan el expediente y buscan asesoría legal para recuperar su vivienda.
“Al que abandone a una niña, niño o adolescente incapaz de cuidarse a sí mismo, a una persona adulta mayor, a una persona enferma o a una persona con discapacidad, teniendo obligación de cuidarlos, se le impondrá de tres meses a cinco años de prisión y se le privará de la patria potestad o de la tutela, si ejerciere uno de esos cargos”.
“El delito de abandono de personas se perseguirá a petición del ofendido, salvo que se trate de menores o incapaces sin representación, en cuyo caso el Ministerio Público actuará de oficio”.
En contraparte, en el Capítulo VII relativo al Abandono de Personas, el Código Penal Federal no incluye a los adultos mayores, y se centra únicamente en menores de edad, cónyuges e hijos.
“Al que abandone a un niño incapaz de cuidarse a sí mismo o a una persona enferma, teniendo obligación de cuidarlos, se le aplicarán de un mes a cuatro años de prisión, si no resultare daño alguno, privándolo, además, de la patria potestad o de la tutela, si el delincuente fuere ascendiente o tutor del ofendido”.
En este caso, los familiares de Belarmina comentaron que buscarán apoyo legal de instituciones de gobierno como la Casa Carmen Serdán y el Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia (SEDIF), con el propósito de recuperar la vivienda de la abuelita de 103 años.