Se puede ingresar por dos avenidas principales, la 2 ó 4 poniente. Entre diversos locales cerrados, ubicados en ese pasillo, resalta una casona antigua que sirve como hotel para sexoservicio, pero no tiene nombre, en lo alto sólo se ve una H de color rojo.

En un recorrido realizado por en el denominado “callejón de variedades” ubicado en pleno Centro Histórico de la ciudad de Puebla, entre la 3 y 5 norte, se observa un sitio que, según su propietaria Doña Irma, tiene 140 años de antigüedad y ofrece habitaciones como cualquier otro sitio de ese giro.

La realidad es otra. Todos los días, diversos hombres que requieren de un servicio sexual, merodean la zona, analizan delicadamente el ambiente y a las personas dedicadas a dicho trabajo, preguntan precios y cómo es que se da la dinámica.

Después de varios recorridos por el pasaje deciden entrar. Primero deben pasar a una sala contigua del acceso principal del hotel, la cual fue recién habilitada, ya que anteriormente las jóvenes se paraban en la calle.

Así opera hotel para sexoservicio en Callejón Variedades de Puebla
Así opera hotel para sexoservicio en Callejón Variedades de Puebla

Los sexoservidores no pueden estar en el pasillo del “callejón de variedades”.  “Jovencita no puedes estar aquí” le grita la señora a una chica vestida con un pantalón de mezclilla y suéter negro, quien de inmediato se mete a la sala.

En esa sala de color melón se ubican las personas que se dedican al trabajo sexual; sentadas en sillas y ataviadas con prendas provocativas y sensuales, esperan a que un cliente llegue y les solicite un servicio.

Así opera hotel para sexoservicio en Callejón Variedades de Puebla
Así opera hotel para sexoservicio en Callejón Variedades de Puebla

Una vez acordado el trato con el cliente, salen de ese inmueble y entran de inmediato al hotel, piden una habitación que debe pagar el hombre y les dan las llaves para indicarles su cuarto, donde pueden estar hasta 15 minutos por 150 pesos.

Al interior del inmueble color verde y cubierto con un domo transparente para que entren los rayos del sol, se ven diversas puertas donde se ingresan a las habitaciones, además de unos sanitarios. Ahí la imaginación vuela para pasar unos momentos agradables o también desagradables.

Aunque todos los días se observa esa dinámica, ese escenario y cientos de hombres acuden por estar un momento con una sexoservidora, doña Irma sostiene que su establecimiento no es para sexoservicio: “es un hotel tradicional, brindo el servicio normal, tengo a mis huéspedes registrados, tengo las llaves de las habitaciones y tengo mis permisos de funcionamiento”, defiende.

Para algunas personas trabajadoras sexuales, el hecho de que el Ayuntamiento de Puebla las quite de la calle y las meta en hoteles o moteles del Centro Histórico para que puedan operar, “está bien porque así ya no estamos afuera, luego pasan niños”, dijeron.

De acuerdo con Gobernación municipal, en la ciudad de Puebla se tienen contabilizadas al menos 550 trabajadoras sexuales, por lo que se busca su regularización y que ya no operen en las avenidas.

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