La Catedral de Puebla se consagró el domingo 18 de abril de 1649 por el Beato Juan de Palafox y Mendoza, por lo que este año celebrará su aniversario 374.

Para conmemorar este evento, la Arquidiócesis de Puebla ha organizado la misa de fiesta que se llevará a cabo a las 9:00 horas, del martes 18 de abril, y será presidida por los canónigos que forman el Cabildo de la Catedral.

Datos históricos relatan que en sus orígenes la Ciudad de los Ángeles, hoy Puebla, pertenecía a la Diócesis con sede en Tlaxcala, por lo que la Catedral se encontraba en aquella ciudad.

En 1538 todo cambió cuando se decidió trasladar la sede a la Ciudad de los Ángeles. La Catedral se construyó, entonces, en la manzana sur de la plaza principal, justo en el espacio del atrio de la actual.

Las obras de la Catedral avanzaron lentamente desde 1618. Con la llegada en 1640 del obispo Juan de Palafox, el proceso constructivo tuvo un gran desarrollo, así los muros y techumbres se terminaron en 1649.

La Catedral de Puebla se consagró el 18 de abril de 1649, pero sin torres y fachadas terminadas. Quince años después se terminó la fachada principal.

En documentos del archivo de la Catedral de Puebla se narra que, para la ceremonia de la consagración, se entonó la antífona Adesto Dominus, prosiguió la Capilla, y acabada diciendo la letanía, se levantó del sitial y bendijo en tres procesiones por la exterior parte las paredes del templo.

A cada vuelta, Palafox y Mendoza pronunció en la puerta principal: “attolite portas principes vestras”, y respondiendo el diácono de la parte interior: “quis est iste rex gloriae?”.

La crónica también menciona momentos específicos en donde interviene la capilla y esto no hace, sino ratificar cómo la música contribuye a la solemnización y engrandecimiento de la ceremonia.

Fue después, en 1678, cuando se finalizó la torre norte, la de las campanas y 90 años después la sur.

Por un plano de 1729, sabemos que iba a tener cuatro torres y un claustro en el espacio del atrio, proyecto que no se logró concretar y quedó la Catedral de Puebla tal como la conocemos.

Al interior del templo se ubica el área del coro, lugar de oración, música y canto comunitario del cabildo, donde se conservan los 54 sitiales para los canónigos.

Al centro destaca el sitial del obispo, de donde el edificio toma el nombre de Catedral. La sillería, la cual es la única de México que conserva su sillería virreinal original, decorada con motivos geométricos inspirados en algunos diseños de jardines europeos.

El gran atril central o facistol conserva los enormes libros pintados sobre pergamino por Luis Lagarto y sus hijos entre 1601 y 1611. Se remata con un nicho que resguarda una talla en marfil de la Inmaculada Concepción, patrona de la Diócesis y a quien está dedicada esta Catedral.

El Altar Mayor, también conocido como “ciprés”, fue realizado entre 1797 y 1818, diseñado por el arquitecto español Manuel Tolsá y finalizado por el arquitecto poblano José Manzo.

Las torres de la Catedral Poblana son las más altas de las catedrales antiguas de la América virreinal. La torre norte, que está frente al zócalo, es la única que tiene campanas.

En un documento escrito en náhuatl en el barrio indígena de San Juan del Río, el cual se conserva en el archivo de la Catedral, se lee que “en 1729 mandó a fundir la Campana de la Catedral el marqués de Monserrate y que el día de San Marcos, el 25 de abril de 1732, subió la campana mayor llamada Doña María Palafox a la torre de la Catedral de Cuetlaxcoapan”.

Se explica que la campana la subió el indio Juan Bautista Santiago, natural de Cholollan. Esta es la campana que con sus más de 8 mil kilogramos se conserva hasta hoy.

Cuenta la leyenda que una mañana, al llegar los trabajadores que colocarían la campana, se dieron cuenta de que esta no estaba, la buscaron por doquier, hasta que al mirar hacia arriba la vieron ya en la torre colocada. Desde entonces se cree que los ángeles se encargaron de subirla al lugar que hoy en día ocupa.

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