Muchas casas y edificios han resistido el paso de los años, testigos silenciosos de los cambios que han transformado la ciudad.

Algunas de estas estructuras antiguas han logrado adaptarse a los tiempos modernos, conservando su relevancia arquitectónica y funcional en el contexto contemporáneo.

Por otro lado, algunas de las han encontrado una segunda vida como museos, resguardando no solo su arquitectura histórica, sino también las historias y memorias que albergan dentro de sus muros.

Estos museos, administrados por el gobierno, desempeñan un papel crucial en la preservación del patrimonio cultural de la ciudad, permitiendo a las generaciones futuras conectarse con su pasado y comprender mejor su identidad y legado.

Tal es el caso de “La Casa del Deán” , la casa más antigua de Puebla, finalizada en 1580 y ubicada en el Centro Histórico de la ciudad.

Y es precisamente el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) quien la catalogó como vivienda como la más antigua del estado.


¿Quién fue el dueño de la casa más antigua de la ciudad de Puebla?

De acuerdo con datos históricos, esta casa le perteneció al Deán de la , Don Tomás de la Plaza Goes.

El INAH menciona que el Deán Tomás de la Plaza Goes había nacido en la villa de Alburquerque, de la diócesis de Badajoz, en 1519, en Extremadura.

Fue hijo legítimo de Diego Tomás de la Plaza, y de Catalina de Goes. Siendo muy joven viajó en una expedición a la Florida, donde permaneció cinco años al servicio de la Corona.

Llegó a la ciudad en 1575 para comenzar la construcción de la Casa del Deán, que fue terminada en 1580.

Don Tomás de la Plaza Goes, vivió en esta casa hasta 1589, año en el que murió.



¿Qué pasó con la casa después de la muerte del Deán?

La casa sobrevivió gracias a unas pinturas en su interior.

El edificio permaneció prácticamente intacto hasta 1953, año en que iba a ser demolido para construir un cine. Sin embargo, el 12 de octubre de aquel año fueron descubiertas dos salas decoradas con una serie de murales.

En la primera sala con temas de “La cabalgata de las Sibilas” y está representada por mujeres montadas a caballo y cada una de ellas aluden a los pasajes de la vida de Jesucristo, basándose en San Agustín, ya que los renacentistas las utilizaron como vaticinadores del Evangelio.

Y el otro mural está en la recámara del Deán con los temas de “Los Triunfos” el cual recrea cinco pasajes renacentistas del célebre poema de Francesco Petrarca y sus triunfos: “El triunfo del amor, de la muerte, de la castidad, de la fama y el tiempo”.

A pesar de que la casa sí se vendió para que se construyera el cine, gran parte de la propiedad se demolió; pero gracias a su valor histórico fue restaurado y se convirtió en Museo que está cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

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