Actualmente, Puebla es conocida como la cuna mexicana de la producción de vehículos de Volkswagen y Audi, pero el talento automotriz viene desde antes con autobuses de pasajeros que un día movieron al país.
Se trata de las unidades producidas por la empresa Carrocerías y Ómnibuses S.A. de Puebla que se armaron entre las décadas de los cincuentas y los ochentas.
La producción se realizó en la zona de la ciudad en la que ahora se puede identificar el Walmart de avenida Reforma y fueron obra del poblano Pedro Pérez del Razo.
Tanto la marca como el nombre de su creador son recordados en páginas y blogs de aficionados a la historia de la industria del autobús en México.
Uno de ellos, el canal de YouTube Autobús MX, dedicó hace dos años una reseña histórica sobre esta producción que caracterizó a Puebla.
Con información de los descendientes de Pedro Pérez del Razo se documentó que él fue un permisionario fundador de Flecha Roja México-Puebla en 1926.
Señalan también que en las siguientes décadas probó con la producción de autobuses a partir de piezas que se traían de Estados Unidos.
Sin embargo, en 1950 las autoridades mexicanas dificultaron la importación en las fronteras con el fin de fortalecer la industria automotriz interna.
Esto llevó a que se crearan con inventiva mexicana diversos autobuses de pasajeros, incluidos los de Carrocerías y Omnibuses S.A. de origen poblano.
Según la reseña, llegar a un vehículo ideal tuvo sus pruebas y errores, pero se concretó uno conocido como A18 que especialistas en el giro llegaron a calificar como el mejor modelo mexicano.
Aunque la producción de Puebla no superó las 50 unidades mensuales fue un autobús que adoptaron diferentes empresas transportistas de la época.
Entre ellas, Transportes Golfo Pacífico, Fletes y Pasajes, Alas de Oro, Herradura de Plata, Cristóbal Colón Autobuses Unidos, Autobuses Texcoco - Chimalhuacán, Estrella del Valle de Oaxaca, Estrella Roja, México - Tenango del Valle y Autotransportes Zumpango
Un dicho curioso del creador de la marca poblana que recuerdan en la reseña, conocido entre familiares y transportistas, es que se trataba de un autobús que permitía a los concesionarios salir de la pobreza.
Su resistencia para transitar las carreteras más adversas del país convirtieron a las unidades poblanas en una buena opción, pues al dejar su vida útil como autobuses de pasajeros, se convertían en camiones de carga adaptados.
La empresa cerró en 1984 con la muerte de Pedro Pérez del Razo, sin embargo, los autobuses quedaron en la memoria de aficionados a los autobuses en México.
El proyecto automotriz sumó tantos afectos que a la fecha hay por lo menos una unidad que recorrió la zona de Chimalhuacán y que se trabaja para su reconstrucción.
