El número de psicólogos que puedan atender temas de salud mental en las escuelas es muy bajo, pero es un déficit generalizado tanto en escuelas de México como de Europa, reveló Livia Bastos Andrade, profesora investigadora de la Facultad de Filosofía de la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP).

La también psicóloga refirió que se estima que sólo hay un especialista   por cada seis planteles educativos, lo que es preocupante considerando los problemas de salud mental por los que atraviesan niños, adolescentes y jóvenes, incluyendo a los universitarios.

De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, con datos del Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, en México hay 307 mil 592 psicólogos que  ejercen su profesión, de los cuales 69.7 por ciento son mujeres y 30.3 por ciento hombres.

El trabajo de los psicólogos es determinante cuando las personas no están en condiciones de controlar sus emociones, pensamientos y conductas, tomando en cuenta que un correcto estado de salud mental significa completo bienestar físico, mental y social.

Cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) refieren que 450 millones de personas sufren algún trastorno mental o de conducta, alrededor de un millón se suicidan cada año, y una de cada cuatro familias tiene por lo menos un miembro afectado por un trastorno mental.

Livia Bastos comentó que la presencia de psicólogos en escuelas es fundamental para trabajar con jóvenes que padecen violencia y/o ayudarlos a reeducar a fin de que lleven relaciones más sanas.

Advirtió que una preocupación reciente que se tiene como sociedad, es el bullying, el cual -dijo- no se soluciona con normativas o leyes, sino desde la casa y la escuela, en un esfuerzo conjunto.

La gente, señaló, no debe habituarse a vivir con miedo, a sentirse insegura, porque eso es triste y muy difícil de vivir en sociedad, sino apostar por familias que promuevan el diálogo, el respeto y el amor para tener otra dinámica social.

Añadió que en salud mental se trabaja desde tres ángulos: prevención, promoción de la salud mental y trabajo terapéutico.

Con la prevención se evita que el problema ocurra, con la promoción se implementan estrategias como el diálogo entre pares y la empatía, mientras que en la tercera línea se aprende a manejar la ira, a no estar enojado y a controlar nuestros impulsos negativos.

“Que la familia sea el lugar en donde uno está feliz por pertenecer a una familia, estar orgulloso de sus raíces, que el hogar sea sinónimo de seguridad, que sea un puerto seguro al que se puede llegar”, afirmó Livia Bastos.

Para ello, propuso identificar tres tipos de dificultades o “ladrones de la paz” que son: la violencia, conflictos relacionales y preocupaciones personales.

Subrayó que construyendo familias con vínculos sanos, donde haya respeto, amor y se dé el diálogo, las personas van a construir un México más pacífico.

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