El 25 de mayo de 2023, el gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina y Lilia Cedillo Ramírez, rectora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), anunciaron la construcción de Ciudad Universitaria 2.

Este nuevo campus promete ser una construcción sustentable, amigable con el medio ambiente, con uso de energías limpias y renovables y cuya primera etapa estará en funcionamiento en el verano de 2024.

Para los habitantes de la zona, la edificación de esta obra ha generado grandes expectativas, tal como ocurrió cuando se construyó la primera Ciudad Universitaria de Puebla en 1964.

Antes de ese año, la ciudad de Puebla era muy diferente a la que hoy se conoce, que tiene rascacielos, plazas comerciales, hoteles, fraccionamientos y grandes vialidades.

En 1964, los límites al sur de la ciudad de Puebla llegaban a lo que hoy se conoce como CU, de acuerdo con el texto “La Ciudad Universitaria de Puebla, origen y evolución, 1969-2009”, escrita por Carlos Montero Pantoja.

En el texto se señala que los poco más de 5 mil estudiantes se formaban en el Edificio Carolino, en el centro de la ciudad de Puebla, lo que hacía imposible dar cabida a más jóvenes.

Una manera de solucionar la sobrepoblación fue trasladar a los estudiantes a las escuelas que se abrieron en casas aledañas al Carolino, en el mismo primer cuadro de la ciudad.



La intención de las autoridades gubernamentales en ese entonces era evitar que los jóvenes, con sus manifestaciones, paralizaran la actividad de una ciudad que seguía en crecimiento, por lo que era conveniente llevarlos a la periferia.

Alberto Guerrero era el rector universitario e inició el estudio de varias opciones para la construcción de la Ciudad Universitaria, encontrando terrenos en el ejido de San Baltazar Campeche y que colindaba con el novedoso fraccionamiento Jardines de San Manuel.

La Ciudad Universitaria se edificó en terrenos de cultivo que fueron expropiados a los ejidatarios de San Baltazar Campeche, de manera que al tratarse de una institución educativa de carácter público, se justificaba la utilidad.

Antonio Nava Castillo era el gobernador e hizo la solicitud de expropiación al Departamento de Asuntos Agrarios, con la promesa de cubrir la indemnización correspondiente.

El decreto fue firmado por el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, fundado en el artículo 27 Constitucional, y en el 33 y el 192 del Código Agrario vigente.

La superficie a favor del gobierno del estado fue de 102.29 hectáreas. Las indemnizaciones que se otorgaron fueron de 64 mil 134 pesos a tres grupos de ejidatarios; 21 mil 110 pesos a la señora Maura Báez viuda de Almaráz, y 3 millones 938 mil 698 pesos de los terrenos comunes.

El proyecto contempló aulas, campos deportivos, biblioteca, talleres, laboratorios, salón de conferencias, entre otros.

La Ciudad Universitaria intentó convertirse en un sitio para recibir a todas las escuelas que funcionaban en el antiguo Colegio Carolino, incluida la Rectoría y para ello también se contó con la ayuda de la Fundación Mary Street Jenkins.



Al norte estaba el fraccionamiento Jardines de San Manuel y al oriente, no había calle, solamente terrenos agrestes con escurrimientos hacia el río Alseseca y que años después quedó alineado con el trazo de la calle Río Papagayo.

Al poniente, estaba la carretera a Valsequillo, trazada como una diagonal que nacía en el panteón municipal, pues desde el Alpha II hasta CU no había nada construido, sólo milpas.

Al sur no había calle y se identificaban los límites del polígono por la cercanía del terreno con unas torres de electricidad.

Una vez delimitada la zona, el proyecto estaría a cargo de un equipo de arquitectos dirigidos por Héctor Serdán Pineda y Mauricio Romano del Valle,

quienes contaron con la colaboración de estudiantes de la Escuela de Arquitectura, y se inspiraron en la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El concepto fue un campus completamente abierto que también contribuyera al crecimiento de la ciudad, de manera que se conformaba con la zona escolar, al norte; la zona deportiva, al sur-centro; el estadio, al sur y la zona habitacional, al poniente.

Para comunicarlas entre sí, hay un circuito vehicular perimetral envolvente, además de los circuitos interiores que dividen perfectamente las zonas descritas.

Las obras iniciaron el 4 de junio de 1965 y terminaron el 25 de enero de 1969 con una inversión de 68 millones 215 mil pesos y una construcción que rompía con el molde de las viejas universidades para crear, en nuevos espacios periféricos, una comunidad de docentes y estudiantes que concretaría los ideales de la autonomía universitaria.

Después vinieron más construcciones para responder a las demandas de la comunidad universitaria.

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