Antes de entrar en su oficina, escucho una carcajada suya.

Acaba de aparecer una fotografía en la que el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, está al lado de tres jefes criminales.

Acaba de aparecer una narcomanta en la que se le acusa de recibir dinero, hacer negocios ilegales con el agua, y estar involucrado en el asesinato del activista Samir Flores. Esto ha corrido como un reguero de pólvora.

El gobernador insiste en que no sabe cuándo ni en dónde le tomaron la foto. “Es ídolo del futbol, se retrata con mucha gente”, es la explicación que su equipo machaca una y otra vez.

La Diócesis de Cuernavaca dice que la foto fue tomada en Yautepec, en diciembre de 2018, en la misa dedicada a la Virgen de Guadalupe. El equipo de Blanco insiste: “La Diócesis se equivocó. La foto es anterior a que fuera gobernador”.

Son las 9:30 de la mañana. En la casa de gobierno de Cuernavaca, Cuauhtémoc luce fresco, relajado, sonriente. Le pregunto si no está preocupado. “Un poco, por mi familia, pero el que nada debe nada teme”, dice. Toma posesión de su escritorio. Ahí ocurre la conversación.

La foto y la narcomanta. ¿De dónde vienen?

—De los narcopolíticos que quieren desestabilizar al estado y a mi gobierno.

¿Quiénes son esos llamados narcopolíticos?

—No puedo decir nombres. Ahora hay una investigación.

¿En la fiscalía general?

—Sí. Yo lo comenté desde que llegué como gobernador: hay narcopolíticos, hay presidentes municipales que están siendo amenazados por estos personajes.

Las mantas que afirman que usted tiene algún tipo de nexo con el crimen organizado aparecieron en Oaxtepec y Cuautla. ¿Esto significa algo? ¿Por qué cree que eligieron estos lugares las personas que las pusieron?

—No me lo explico. A lo mejor les queda más cerca, les da más tranquilidad y seguridad ponerlas ahí. A mí me dan risa las narcomantas, porque imagínate, dicen que me daban dinero hasta para comprar ropa. Ni que no tuviera dinero para comprarla. Son cosas que van a seguir pasando. Me van a seguir colocando mantas y no me preocupa. Es una guerra sucia, porque así se maneja la política aquí, pero no me voy a quedar callado. Siempre he sido una persona que va de frente con quien sea; no voy a tapar lo que hicieron gobiernos anteriores. Pactaron con el narcotráfico y yo no voy a pactar con ellos.

Existe la versión de que esta foto con los líderes del crimen viene del teléfono de una persona que detuvieron en Oaxtepec: Esther Yadira Huitrón, hermana de la presidenta estatal del Partido Redes Sociales Progresistas. ¿Conoce a la persona?

—No.

¿Ella la tomó?

—No, no la conozco. A mí me toman muchísimas fotos… Yo lo he dicho muchas veces, hasta cuando estaba jugando en Culiacán me tomé fotografías con gente de Culiacán, pero yo no los conocía. Me tomo fotos con quien sea.

Cuando vamos a restaurantes o eventos, me tomo fotos con quien yo quiera; no les voy a preguntar sus antecedentes penales o a qué se dedican. Siempre he sido amable, y te voy a platicar una anécdota. Hugo Sánchez repartía sus postales y yo le decía: “Lo que quiere la gente es una fotografía, no una postal”. Pero yo me voy a seguir tomando fotos sin conocerlos. A La Patrona, esta que tú dices, no la conozco, ni supe quién era hasta que la teníamos investigada.

Pero ni la Marina ni la FGR les dieron a ustedes información de que iban a detener a esta persona. Fue un operativo secreto.

—Pues es que se puede filtrar mucha información. Acuérdate que hay mucha gente, tanto jueces como policías, que está involucrada en el narcotráfico. Entonces, debemos de tener mucha precaución. Me pareció perfecto que no mencionaran nada.

Anteriores gobernadores de Morelos han señalado que en algún momento hubo un intento de acercamiento, o varios, por parte del crimen organizado. ¿Le ocurrió?

—No. Nunca se han acercado. Desde que estamos en la administración yo fui de frente contra ellos, yo no pacto con el narco. Yo me acuerdo de Graco Ramírez, que pactó con ellos, hay videos, audios de que su comisionado de seguridad también pactó con El Carrete (líder de Los Rojos).

Hay políticos, gobernadores que dicen que es imposible gobernar sin sentarse con esos señores. ¿Es posible gobernar Morelos sin sentarse con ellos?

—Es posible. Si quieres, se puede. Se está pudiendo.

¿Usted no tenía idea de que esas tres personas con las que se retrató eran objetivos prioritarios de la justicia?

—Imagínate, si tuviera idea que eran objetivos prioritarios, ¿crees que me voy a sentar con ellos? Esa fotografía, ya se lo he dicho a varios medios, fue de cuando fui presidente municipal.

En todo caso, en ese tiempo ya eran figuras muy relevantes del crimen organizado.

—No los conocía. Si los hubiera conocido aviso a la autoridad.

Me llama la atención que evidentemente la foto no fue tomada en un lugar público. Proviene de un espacio cerrado y hay una Última Cena tallada en madera detrás. ¿Tiene alguna idea, algún recuerdo de dónde se tomó?

—La verdad no recuerdo. Pero te menciono, si eran objetivos, en esta administración fueron detenidos. Hay una persona que sigue libre, y vamos a ir por ella.

El que sigue libre es este señor que apodan La Tripa, Homero Figueroa Meza…

—Es un personaje muy peligroso y andamos tras de él. Mira, aquí están los objetivos prioritarios que hemos detenido [muestra un documento con rostros que traen encima un sello que dice: “Abatido” o “Detenido”]. Nos faltan dos de los más buscados, Abel Maya y El XL o El Señorón.

El Tripa sí es entonces un objetivo prioritario.

—Es un objetivo, con Abel Maya y El XL.

¿Cree entonces que esa narcomanta no fue puesta por criminales, sino por grupos políticos que buscan golpear a su gobierno?

—Así es, yo estoy segurísimo, estoy segurísimo.

¿No van a aparecer más fotos de usted al lado de ellos?

—No creo, y si aparecen, ojalá aparezcan muchísimas más. No con ellos, sino con otros, porque soy una persona pública, y no le voy a hacer el feo a nadie.

Medios locales y periodistas han hablado de negocios ilegales con el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca, algo que se menciona en la narcomanta. ¿Se entregó una concesión para que ese sistema fuera explotado por algún grupo criminal?

—No que yo supiera a la fecha. Con el que acaba de salir, supuestamente sí [Francisco Villalobos Adán]. Eso todo mundo lo sabe

¿Y cuando usted estuvo?

—Cuando yo estuve, no. Al contrario, se bajó la deuda del sistema. Nunca he pactado con nadie.

Usted dijo alguna vez que el fiscal de Morelos, Uriel Carmona, sabe quién mató al activista Samir Flores y no lo dice por miedo…

—Pues llevamos tres años. Él sabe quién fue.

¿Usted sabe quién fue?

—Yo no sé quién fue.

¿Por qué sabe que él sí?

—Porque es lo que me han comentado. Que el señor sabe quién asesinó a Samir.

¿Cuál es el origen del conflicto que hay entre el gobierno de Cuauhtémoc Blanco y la fiscalía del estado?

—Que no se pone a trabajar. Tenemos 95% de impunidad en el estado. Desde que llegué al gobierno, le comenté: “Yo no me quiero poner las estrellitas, póntelas tú, pero hay que trabajar de la mano”. Igual al fiscal anticorrupción. Hay como 60, 70 carpetas de investigación contra funcionarios de Graco Ramírez y contra él también, y no ha pasado nada, porque se blindó con estos fiscales. Hay una impunidad tremenda. Él sabe que si en algún momento llega a salir alguno de los fiscales, no hay marcha atrás, van todos los secretarios a la cárcel, junto con Graco Ramírez.

En la manta aparece también Hugo Eric Flores, fundador del Partido Encuentro Solidario (PES). Es un personaje políticamente cercano a usted. Le recuerdan que fue la Iglesia quien lo unió con grupos criminales y sugiere que el testigo de ese encuentro fue Hugo Eric. ¿Qué diría de esto?

—Que la intención es fregar. Hugo Eric no tiene nada que ver. Finalmente, él es cristiano, yo católico. Nada que ver aquí. Quieren desestabilizar tanto al partido como a mi persona, pero no lo van a lograr. Que muestren cómo estamos involucrados en el narcotráfico. No tengo ningún temor. Que investigue la FGR.

¿No piensa pedir una licencia o renunciar en lo que esto se investiga?

—No.

¿No debería?

—No, porque no tengo nada que ver. Eso querrán muchos, pero en ningún momento lo he pensado.

Tiene en Morelos una cifra de más de mil asesinatos en 2021. Es una de las más altas en siete años. ¿Cómo explica este repunte de violencia? ¿Qué le diría a sus gobernados frente a estas cifras?

—Pues se lo he comentado a mucha gente y a los empresarios, que es una pelea entre dos bandas. Las de Abel Maya y El XL. Entonces, como hemos detenido a varios personajes, los cárteles se han distribuido en el estado. Había 15 grupos. Ahorita tenemos un aproximado de nueve. Se están peleando entre ellos, pero son bajísimas las víctimas colaterales.

Hablando de Graco Ramírez, señaló alguna vez que usted tenía relación con Federico Figueroa, al que se ha ligado con grupos criminales.

—Ninguna.

¿Lo conoce?

—Lo conozco hace tiempo, pero ninguna relación formal. A Joan Sebastian lo conocí. Me lo encontré en un palenque y hasta ahí.

¿Cuál es el panorama, cuáles las expectativas del estado, con la clase política, como dice usted, contaminada por el crimen organizado?

Difícil, complicado. No nada más está metida la policía, están jueces, políticos que han permitido esto; también se amenaza a alcalde y hasta les pagan campañas para hacerse de espacios.

¿Cuántos municipios estarían en esa situación?

—Como 16. Le he dicho a los presidentes: “Si te amenazan, denuncia”. Pero nadie quiere porque pueden ir por ellos. ¿Entonces, para que se meten a ser diputados o presidentes municipales? Será una lucha fuerte, pero no me puedo echar para atrás. Estamos esperando la reacción del gobierno federal, que investigue lo que le hemos dado.

¿Usted considera que encabeza un gobierno honesto, con funcionarios confiables? ¿No nos vamos a llevar más adelante una sorpresa? Había incluso una investigación en la UIF…

—No. Aquí no hay corrupción. Con lo de la UIF no encontraron nada. Es un fuego amigo porque no les conviene que un futbolista llegue al poder y a estos políticos les duele que uno esté haciendo las cosas bien.

En el ranking nacional, su gobierno es uno de los que salen peor evaluados…

—Pues pregúntale a la gente. Porque tú sabes que hay muchas encuestas que pagan.

¿Esta foto y esta narcomanta representan su crisis mayor como político?

—No, para nada. La mayor fue cuando Graco me inventó un asesinato. Estuve a punto de ir a la cárcel. Le pagaron a un asesino para que declarara que yo le había dado un millón de pesos. Luego declaró que lo habían obligado unos abogados, que sé que eran de Graco y unos personajes que conocemos como los Yáñez. Esto de la foto, créeme que me tiene muy tranquilo.

¿Cómo se ve Cuauhtémoc Blanco en tres años? ¿Seguirá en la política?

—No sé. Ahorita sólo pienso en estos tres años. Probablemente sí, probablemente no. Me encantaría también ser algún día entrenador del América o ser entrenador de la selección.

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