El edificio del Congreso de Puebla esconde en su fachada y decoración interior 188 años de historia que se caracterizan por guardar vínculos con el mundo árabe y musulmán.
Tan es así, que en la entrada del recinto donde se deciden las leyes de la entidad, se encuentra inscrita una frase del Corán que nos habla de la importancia del orden para la humanidad y una invitación a sentirse bienvenido.
"Es voluntad del Ser Supremo que haya orden en la humanidad, eres bienvenido, que tu estancia sea placentera y que continúes por buen camino", es un detalle que resaltó el cronista Pedro A. Palou en una reseña sobre la historia del edificio.
De acuerdo con un texto escrito por el autor para el sitio del Poder Legislativo, la historia del inmueble se remonta al inicio de su construcción en 1833 y han sido varios los sucesos y remodelaciones que lo han marcado.
De inicio, Palou recuerda que antes de ocupar este espacio, el Congreso fue ambulante y sesionó en espacios como en el Cabildo del Palacio Municipal, en el Colegio del Estado y en el antiguo Colegio de San Jerónimo.
Fue hasta 1902 cuando se adquiere el edificio que hoy conocemos como Congreso del estado, aunque la calle donde estaba no era la 5 Poniente, sino la Calle de Correo Viejo.
Tras algunas adaptaciones, en 1905 comenzó a funcionar para la discusión de las leyes y el próximo 15 de septiembre será sede para el inicio de la LXI legislatura.
Antes de convertirse en el palacio legislativo de Puebla, en 1883 se inauguró como sede de la Sociedad Filarmónica literaria de la Purísima Concepción, que gratuitamente enseñaba música.
La decoración interior en un inicio, estuvo a cargo del arquitecto Eduardo Tamariz Almendaro, quien se había formado en París y traía la influencia neo-árabe de sus viajes por el norte de África y sur de España.
Otras de sus obras con la influencia de los musulmanes fueron la Penitenciaría del Estado, la Casa de Maternidad Haro y Tamariz, la Casa del Molino de San Francisco y el kiosco morisco que hasta 1962 fue el corazón del Zócalo de Puebla.
En los siguientes años, el edificio que ahora es del Congreso fue adquirido por Luis García Teruel, quien lo ocupó para un casino que llevó su segundo apellido y después Martín Miranda lo adquirió para un teatro que también llevó su nombre.
Este último dueño encargó una decoración interior del inmueble con azulejos que se prevé fueron traídos de Sevilla y que ahora también forman parte del estilo peculiar del inmueble legislativo.
Previo a ser sede del Congreso, el edificio también albergó el Círculo Católico que en 1899 fundó y dirigió el mentor italiano Previo Spina.
Un año antes de la muerte del cronista, en 2017 el histórico edificio resultó dañado con el sismo del 19 de septiembre y esto llevó a discusiones sobre la reubicación del poder legislativo y a remodelaciones.
