El horror, como género artístico, es una plataforma para la exploración humana. A través de la abstracción y representación de los miedos universales, ya sea en la forma de criaturas, temas, escenarios, colores o incluso palabras, el horror nos ofrece una mirada mucho más honesta hacia la psicología y emocionalidad global, revelando todo aquello que provoca miedo y el por qué detrás de ello, ayudándonos a confrontarlo de una manera indirecta.

Los monstruos en el cine, en especial durante la nueva ola de horror abstracto desde la década del 2010, son ese reflejo desnudo de la psicología humana y el comportamiento social, representando comentarios contemporáneos o incluso atemporales sobre las relaciones individuales, intrapersonales y colectivas, el comportamiento social, el cambio político, miedos tan específicos y generales como los insectos, o más complejos y variados como el paso del tiempo. En este escenario, también existe un espacio para la reinvención, ofreciendo significado nuevo a monstruos viejos, como los zombis, cuyo reflejo de una sociedad consumista ahora se combina con la represión de la ira, o los hombres lobo, cuya naturaleza pasó de ser un comentario sobre los instintos reprimidos a un discurso sobre la pesadez del comportamiento hereditario de la violencia.

En el caso de los vampiros sucede algo similar. Mientras que a inicios de año tuvimos un regreso a la forma folklórica del mito con (Dir. Robert Eggers, 2024), Ryan Coogler, director de nuestra película de hoy, nos ofrece una reevaluación de la tesis del vampiro como un ente inmortal que representa una herencia parasitaria de odio que infecta a todos por igual. Agregando un contexto histórico que parece más presente que nunca en la actualidad, tenemos una propuesta original y única que podría ser una fuente de inspiración futura. ¿Será exitoso este nuevo acercamiento al viejo mito del vampiro?

Así llega a los cines de México, Pecadores. Dirigida por Ryan Coogler (Pantera Negra: Wakanda por Siempre, Creed) y protagonizada por Michael B. Jordan (Pantera Negra, Love Death & Robots), Jack O’Connell (Ferrari, Vigilando a Jean Seberg), Hailee Steinfeld (Arcane, Spider-Man: A través del Spider-Verso), Wunmi Mosaku (Loki, Scavengers Reign), Jayme Lawson (Batman, La Mujer Rey), Delroy Lindo (5 Sangres, Malcolm X), Li Jun Li (Babilonia, Minority Report) e introduciendo a Miles Caton.

En esta historia de horror y ficción histórica seguimos a los gemelos “Smoke” y “Stack” Moore (Michael B. Jordan), quienes regresan a su pueblo natal en Mississippi para comenzar una nueva vida bajo un gran negocio. Sin embargo, cuando cae la noche, un misterioso forastero de nombre Remmick (Jack O’Connell) amenaza con terminar los planes de los gemelos mientras acecha a su primo, el joven talento musical Sammie Moore (Miles Caton).

Lee más:

Pecadores es un filme que fácilmente se puede describir como balanceado en todo sentido. Por un lado, en el aspecto técnico nos encontramos con una serie de decisiones puntuales que apuestan por crear una atmósfera llena de identidad y vida, capaz de sentirse como si la cámara entrara en la vida de los personajes por un breve instante en lugar de ser una construcción escenográfica; mucho de este logro se debe al impecable y relativamente sencillo trabajo de diseño de producción, el cual, al tratarse de una película de época, necesita de una especial atención al detalle.

Por lo anterior, nos encontramos con escenarios grandes y dinámicos llenos de vida propia que emanan un tiempo pasado, complementado a la perfección con el vestuario, maquillaje y utilería, lo cual ayuda al mensaje metafórico del filme a encontrar una forma mucho más sencilla de sedimentarse y exponerse con facilidad y vulnerabilidad, funcionando, incluso, como un eco de los tiempos actuales.

El escenario se complementa a la perfección con un dinamismo en los métodos cinematográficos, con la cámara moviéndose a través de varios planos secuencias que nos ayudan a experimentar mucho más el escenario construido para el filme y jugar con la temporalidad simultanea de varios hechos dentro de la historia, creando una serie de momentos llenos de tensión bastante efectivos.

Las actuaciones, por su parte, son perfecta para el tipo de película que se ofrece. Michael B. Jordan aporta una gran dinámica doble al interpretar a gemelos, logrando aportar características individuales y entrañables a cada personaje en cuestión de segundos, lo cual crece aún más cuando entra en interacción con los demás personajes, quienes aportan personificaciones sensatas, creíbles y llenas de carisma en el estilo de cada actor.

Miles Caton brilla con una actuación que va de lo serio a lo emocional de manera sencilla, sin comprometer la atmósfera de las escenas y encontrando una interacción entretenida y funcional con sus compañeros de reparto, especialmente Michael B. Jordan, cuyas escenas y diálogos llevan a Caton a retarse como actor para hacerle frente al carácter de Jordan como protagonista. El mayor aporte de Caton al filme es, sin lugar a duda, su voz, especialmente en las secuencias musicales, donde brilla como nadie más en el reparto.

Hailee Steinfeld y Jack O’Connell también ofrecen actuaciones de calidad como los principales antagonistas físicos y emocionales del filme. Ambos actores aprovechan su aspecto más encantador para crear perfiles simpáticos que ayudan a construir la visión antagónica como una viable en el escenario de lucha moral y ética, creando discursos que invitan a la reflexión.

Lee más:

El guion, la edición y el ritmo de la narrativa son excelentes, entrelazándose de manera perfecta para crear una experiencia entretenida que se construye en ascenso hasta el punto más alto del clímax.

Indiscutiblemente, los mejores aspectos de la película provienen de su manejo de la música y del concepto del vampirismo. La música, en primer lugar, se plantea como un elemento espiritual que trasciende tiempo y espacio, vinculando generaciones, raíces y mundos, planteando la idea de que un don musical es capaz de hablar con vivos y muertos sin importar si vienen del pasado, presente o futuro, pues es a través de la música donde se plasman las historias, sentimientos y experiencias de generaciones enteras en búsqueda de una voz y una representación dentro del mundo.

Por otro lado, el vampirismo es abordado como la representación física del odio. Al otorgársele un concepto de mente colmena dentro del filme, el vampirismo toma la idea del resentimiento racial para crear su propia civilización con base en los rechazados y marginados, buscando tomar el dominio y la igualdad de todos por la fuerza y bajo una asimilación que rechaza cualquier posibilidad de individualidad cultural más allá de reconocer la causa de su segregación política y social. Cuando la película plantea el seguimiento del mito del vampiro europeo, en el sentido de que es necesario invitarlo a entrar a un hogar para que la criatura pueda ejercer cualquier tipo de daño, cobra mucho más sentido la idea del odio y el resentimiento como algo que se recibe y se invita a alojarse en nosotros, capaz de envenenar y transformar a su huésped en seres irreconocibles que sólo buscan el daño como único lenguaje.

La combinación de estos conceptos ofrece un escenario único, donde el tema racial toma una perspectiva diferente y una reflexión sumamente pertinente para los tiempos contemporáneos.

Si hablamos de puntos negativos, estos serían algunos momentos en los efectos especiales cerca del final del filme, los cuales ofrecen texturas y aspectos poco convincentes debido a la luz utilizada en la escena. Existen dos momentos de diálogos de exposición en el filme que interrumpen el ritmo y la atmósfera de la historia: la primera ayuda a que la audiencia entienda qué tipo de vampiros que enfrentan los protagonistas, con el diálogo siendo similar a la lectura de una ficha de identificación, la cual logra salvarse gracias a la gran interpretación de Wunmi Musaku; la segunda es un momento de alivio cómico interpretado por Delroy Lindo, el cual amenaza con romper por completo la tensión y seriedad de la escena con una serie de comentarios que salen de personaje, resultando un poco molesto.

Al final, Pecadores es una excelente experiencia en el cine. Se trata de un filme entretenido, divertido, interesante y reflexivo, dotado de una intención y personalidad propias y específicas que apuntan a exponer un verdadero mensaje sobre el mundo. A través de su propia propuesta sobre el viejo mito del vampiro y el significado cultural de la música, el filme elabora sobre los problemas político-sociales de una forma diferente y emocionante. Se trata de una película que merece ser vista en la pantalla grande.

9/10

Google News

TEMAS RELACIONADOS