En la calle 18 Poniente número 103 del Centro Histórico se encuentra el Museo de Arte Religioso, el cual está abierto al público de martes a domingo de 10:00 a 17:00 horas.

Ahora luce ordenado, con hermosos jardines y la conservación total del recinto, pero antes de ser un museo, este espacio fue un convento de claustro para las monjas de la orden de las Agustinas Recoletas.

Se trata del exconvento dedonde cuenta la leyenda que fueron encontradas 2 mil 500 onzas de oro y otros tesoros enterrados.

Se dice que el hallazgo ocurrió la mañana del 18 de mayo de 1934 cuando cerca de una docena de gendarmes llegaron con agentes del Ministerio Público y de la entonces Procuraduría General de la República para catear la casa, ya que con las Leyes de Reforma se tenía prohibido la existencia de conventos y claustros.

Foto: INAH
Foto: INAH

Las casas solo servían de fachada para verse como domicilios comunes, pero en el interior estaban mujeres religiosas con vida de claustro y que -a decir de los vecinos- también ocultaban tesoros en sus muros o pisos.

De acuerdo con la narradora Fernanda Melchor, para la revista Liber, sus apuntes se sustentan en lo descrito por el detective Valente Quintana, considerado en tu tiempo como el Sherlock Holmes Mexicano.

Los poblanos se enteraría de estos hallazgos a través de las crónicas periodísticas publicadas por los diarios locales, con títulos como: “Cuantioso tesoro ha sido encontrado”, “Tras un velo de misterios se ocultaban las mil combinaciones del viejo convento de Santa Mónica”, “Toda una red de caminos secretos”, “Un tesoro de dos mil quinientas onzas de oro”, entre otros encabezados.

Dentro del inventario se incluía numerosos objetos de carácter religioso forjados en oro y plata y ricamente adornados con piedras preciosas; varias colecciones de obras de arte, principalmente pinturas y esculturas antiguas, ornamentos y reliquias diversas, así como bibliotecas llenas de ejemplares incunables.

“Curiosamente, el famoso tesoro de dos mil quinientas onzas de oro, que supuestamente las autoridades habían desenterrado de una de las viviendas que disimulaba la entrada al convento de Santa Mónica, desapareció misteriosamente”, se lee en la narración de Melchor.



Entre los vecinos también relataron la versión de que el personal de la procuraduría acusó a los soldados de haber sustraído las onzas, y estos a su vez culparon a los federales, sin que nunca llegara a aclararse el paradero de aquel caudal.

Otro tesoro que dicen se encontró fue un laberinto de túneles, corredores y celdas que conformaban el convento de las agustinas de Santa Mónica y que según las autoridades habían hallado también cientos de cráneos y cuerpos enterrados por todas partes.

Esos y otros supuestos rumores de cámaras secretas y calabozos terroríficos parece que quedaron ocultos con la rehabilitación que se le dio a este recinto para convertirlo en un museo de arte, el cual hoy luce con salas de exhibición en sus dos plantas.

Si visitas el museo podrás ver sus dos hermosos patios verdes con rosales, fuente de ladrillo y diversos árboles. Uno de esos patios es conocido como el de Profesas y el otro el de Novicias.

Foto: INAH
Foto: INAH

Hay un total de 23 salas de exposición permanente, con temáticas como: Sala Introductoria, La Virreinal Puebla de los Ángeles, Vida Cotidiana, Placeres, Cocina y Despensa, Refectorio, Sala Capitular, Biblioteca, Antecoro Bajo y Coro Bajo.

En la planta alta están las salas de: Coro Alto, Antecoro Alto, Vida de San Agustín, Celda, Relicarios, Dechados, Pasajes hagiográficos, Alegorías y Patrocinios, Despacho de la Priora, Terciopelos de Rafael Morante, Sala Mariana, Monjas Coronada, Místicas.

En una de las salas podrás admirar la cocina con sus fogones y decorado con azulejos de talavera y parte de las ollas y cazuelas de barro, así como palas de madera que dicen se usó para crear los famosos platillos poblanos de chile en nogada y mole.

Así que si estás de paseo por el Centro Histórico te recomendamos visitar este lugar y atestiguar por tus propios ojos si es verdad que existen esos calabozos o algún vestigio de una de las 2 mil 500 onzas de oro que se presume ahí fueron encontradas.

A tu salida, a la vuelta, puedes visitar la imagen del Señor de las Maravillas, una de las más veneradas por los católicos al considerarla muy milagrosa.

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