La tanatóloga María Ofelia Guadalupe Moreno Álvarez, consideró que los mexicanos le tenemos miedo a la muerte. Sin embargo, en estos días nos burlamos de ella con representaciones de calaveras y catrinas.

Pero cuando sabemos que se acerca nuestro final, la muerte da un miedo terrible y no hablamos de ella, destacó.

La también médico general sustentó que, por ello, hay muchas personas que mueren sin hacer su testamento, porque no quieren abordar el tema o cuando los padres adultos mayores desean hablar de su última voluntad con los hijos, estos dicen: “no hables de eso, aún falta tiempo o eso no va a pasar”.

Sin embargo, la especialista mencionó la importancia de abordar el tema de la muerte, incluso desde niños, comprendiendo que es un hecho que no se puede negar y que existen los tanatólogos y equipo multidisciplinario que puede acompañarlos en este proceso.

En entrevista con explicó que tanatos es un término latín que significa muerte y logos, quiere decir tratado, lo que equivale al tratado o estudio de la muerte.

Los tanatólogos ven todo tipo de duelos, desde la muerte de una persona hasta la pérdida de un trabajo, de la salud, de un órgano, una extremidad, de la vista, de una mascota, un cambio de residencia y la ruptura de un noviazgo, entre otros.

Para el caso de una persona que se encuentra muy cerca de la muerte, ya sea por enfermedad o por un accidente, se le prepara desde los cuidados paliativos, es decir, con un médico tratante, ya sea el oncólogo, tanatólogo y dependiendo de su religiosidad, puede también intervenir el sacerdote o pastor, todo para ayudarle a bien morir, a tener una mejor calidad de vida o lo que otros nombran como calidad de muerte.

De la misma manera,m se les apoya a los familiares a comprender y vivir su proceso de duelo.

“En la tanatología, nuestra maestra es Elisabeth Kübler-Ross, quien nos enseñó que en el proceso de la pérdida las etapas son: la negación, ira o enojo, la culpa, negociación, depresión, aceptación y readaptación a la vida después de la pérdida”, citó.

En ese sentido, dijo que el trabajo de los tanatólogos es ayudar brindándole amor y calidad de vida al enfermo hasta el último respiro, mientras que a los familiares se les apoya para que comprendan que es un proceso y que todos vamos a morir, que no sabemos cuándo, pero es ley de vida y hay que aceptarlo.

Para abordar el tema de la muerte no hay género de predominancia, pero sí son las mujeres quienes expresan mejor sus emociones o sus sentimientos y se permiten llorar, mientras que los hombres, por cuestiones culturales, reprimen sus emociones.

No procesar las pérdidas ni manifestarlas puede llevar a la persona a un círculo que a la larga puede derivar en duelos patológicos.

En su experiencia, estimó que, de manera normal, la persona lleva su duelo durante dos años, pues más de ese tiempo puede ser patológico y si no se trata con un especialista, se puede quedar “atorada” en esa etapa.

“Debemos de confrontar y enfrentar a la muerte, porque es algo natural y a los niños hay que decirles que existe. A ellos se les aborda de manera diferente que con un adulto; todo depende de la edad que tiene el menor y de su entendimiento”, mencionó.

“Siempre les preguntamos qué es la muerte para ellos, incluso hay algunos videos que se encuentran en redes sociales como El Pato y La Muerte, que es una forma muy didáctica para que el niño entienda qué es la muerte”, indicó.

Agregó que también se apoyan con preguntas de qué es lo que siente, qué piensan de que una persona o de que uno de sus familiares vaya a morir y de acuerdo con su edad, ellos lo van expresando.

Moreno Álvarez refirió que es importante que los adultos no oculten a los niños la muerte de un familiar o amigo, incluso que les permitan que asistan a los servicios funerarios para que puedan despedirse de ellos.

Desde su punto de vista, en las escuelas deberían informar a los menores sobre la muerte y que comprendan que es proceso natural.

En Puebla -comentó- cada vez es mayor el número de personas que solicitan el apoyo de los tanatólogos, porque antes era más  difícil enfrentar la palabra muerte y luego, aceptar la ayuda de un profesional.

De la misma manera, mencionó que el incremento no se da tanto por la publicidad de los especialistas, sino por recomendaciones de las personas, porque cuando ven a alguien que ha recibido ayuda con amor, cariño y acompañamiento, deciden acercarse a pedir auxilio.

A su consultorio, la principal causa por la que piden su apoyo es por la pérdida de una persona, es decir, que falleció. En segundo lugar, por la pérdida de una pareja (ruptura), seguido de la pérdida de una mascota.

“Es muy fuerte y cada vez es más porque las personas hemos humanizado a las mascotas. Todas las pérdidas son importantes, ninguna se minimiza porque cada persona vive el dolor de manera diferente y lo primero que tenemos que hacer es saber escuchar para después poder orientar”, sostuvo la también integrante de Médicos y Tanatólogos de Puebla.

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