La Célula, identificada como un enorme elefante blanco, fue creada durante la administración de Mario Marín en 2007. Estuvo abandonada por años hasta que en 2017, durante la gestión de Tony Gali, se cedió a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para que sea la sede de la Industria Militar Nacional.

El traslado de las factorías militares comenzó casi de inmediato, hasta que concluyó, lo que permitirá que el presidente Andrés Manuel López Obrador encabece la inauguración de todo el complejo el lunes 19 de febrero.

Los antecedentes de La Célula

El gobierno de Mario Marín desarrolló en el municipio de Oriental un proyecto estratégico, denominado La Célula, debido a su ubicación geográfica. Se destinaron 600 hectáreas de terreno y una inversión de 450 millones de pesos para convertirlo en un puerto seco que funcionaría como recinto fiscal.

Se comenzó a gestar como proyecto desde 2005 y se puso en marcha en 2007, como obra emblemática de la administración de Mario Marín. El proyecto no prosperó al no lograr captar el interés de los empresarios.

En agosto de 2017 se planteó que el gobierno estatal de Puebla donará a la Secretaría de la Defensa Nacional los terrenos en donde se localiza La Célula, para el traslado de la industria militar.

En 2005 se dio cuenta de que a nivel infraestructura, La Célula era un parque industrial de 102 hectáreas, zona de alto consumo de agua sin restricciones de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), ducto de gas de Pemex de 48 pulgadas, escuela de ferrocarril con destinos a Puebla y Veracruz.

Contaba con acceso por el ferrocarril del sureste, las carreteras federales Amozoc-Teziutlán y Oriental-Zacatepec, la estatal Oriental-Tepeyahualco y un proyecto de carretera de enlace Oriental a Zacatepec, las carreteras Oriental-Texcoco y Oriental-Cuacnopalan.

En el plano técnico se le denominó como un “nodo intermodal logístico” que consideraba manipuleo de carga, carga y descarga, transporte, consolidación y reparto de carga, almacenamiento, operaciones de reenvasado, etiquetados, acabados, etcétera, de mercancía, así como almacenamiento especial de inventarios bajo aduanas y como garantía prendaria.

El “recinto fiscalizado estratégico” sería un gran edificio donde simplemente pueden ingresar mercancía nacional o extranjera para su elaboración, transformación o reparación, para regresarse al extranjero o ser exportadas.



El ambicioso proyecto incluiría un aeropuerto con dos pistas, una central de autobuses, zona comercial, un hospital, estación de bomberos, una zona habitacional, una universidad, una zona deportiva, casetas de vigilancia y de cobro, zona comercial y zona hotelera.

Así como una terminal ferroviaria, una planta de energía eléctrica, edificio corporativo, áreas de residuos peligrosos y de químicos, inflamables y productos frágiles, tres plantas: de tratamiento y desechos tóxicos, de asfaltos y concretos, así como de agua tratada.

Y talleres de mantenimiento de tráiler y una zona de bodegas centrales. Lo evidente es que el proyecto no prosperó y estuvo durante casi una década como un enorme elefante blanco.

El 24 de noviembre de 2018, con una inversión de mil 300 millones de pesos, el secretario de la Sedena, Salvador Cienfuegos Zepeda, inauguró, con el gobernador Antonio Gali Fayad, la primera y segunda etapa de las nuevas instalaciones de la Industria Militar en La Célula.

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