A nivel nacional la palabra linchamiento está relacionada con la entidad poblana.

¿Por qué?, la respuesta se debe a que en el estado se consumó uno de los linchamientos más sonados de la historia mexicana.

Así es, se trató de los asesinatos de estudiantes y trabajadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) en 1968, por parte de los habitantes de la junta auxiliar San Miguel Canoa, perteneciente a la capital del estado.

Dicho caso fue un parteaguas para las autoridades de la entidad y de todo el país.

Puebla tuvo que reforzar sus protocolos de seguridad para evitar la justicia por propia mano de la población.

Con el paso de los años fue aplicando diversas estrategias hasta la creación del Protocolo de Actuación para Casos de Intento de Linchamientos, implementado en 2015 luego del asesinato de dos encuestadores en Ajalpan.

Si bien los elementos de todas las corporaciones policíacas municipales están capacitados para aplicarlo, los especialistas son los agentes de la Policía Estatal.

De acuerdo con los últimos datos de la Secretaría de Gobierno (Segob) estatal, este protocolo ayudó a disminuir los casos de linchamiento.

Aseguró que hubo una reducción del 44.4 por ciento en el 2021, en comparación con el 2020.

De acuerdo con los documentados por en el 2022 el Protocolo de Actuación para Casos de Intento de Linchamientos sirvió para evitar al menos cuatro casos.

Uno de ellos ocurrió el 3 de junio, en el Paseo Bravo.

Ese día un presunto delincuente merodeaba la avenida 5 Poniente y la calle 13 Sur.

Cuando intentaba abrir un vehículo estacionado para llevárselo, el sujeto fue descubierto por unas personas.

Tras agarrarlo, la gente lo empezó a golpear con intención de lincharlo, pero llegaron unos policías municipales para evitarlo mediante el protocolo.

Sin embargo, este programa también falló en el 2022, como en el caso más sonado, el de Daniel Picazo.

La noche del viernes 10 de junio, el abogado que colaboraba en la Cámara de Diputados conducía su camioneta en la junta auxiliar Papatlazolco del municipio de Huauchinango.

Tras ser señalado del supuesto rapto de un menor, los habitantes lograron retener a Daniel.

Posteriormente, los pobladores llevaron al hombre a la cancha de usos múltiples de la localidad, donde lo golpearon, le rociaron gasolina y le prendieron fuego aún estando vivo.

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