Con una trayectoria de 50 años, Ricardo Rocha es uno de los periodistas más reconocidos y respetados en México. Ha incursionado en televisión, radio y prensa escrita, y aunque confiesa que lo suyo en principio son los primeros dos medios, la prensa también le apasiona.

Originario del barrio bravo de Tepito, en la Ciudad de México, recuerda que comenzó a hacer sus primeros reportajes en 1972-73, cuando era apenas un joven veinteañero.

En entrevista con EL UNIVERSAL en los estudios de su agencia informativa Detrás de la Noticia, el periodista destaca que ha tenido la fortuna de entrevistar a un sinfín de personajes, de México y del mundo, pero lamenta que nunca haya podido concretarse la entrevista que le prometió el escritor y Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.

Fiel a los grandes amigos que ha cultivado a lo largo de su vida, algunos de los cuales son de la secundaria, a Rocha le hace feliz una buena charla con sus amistades, sus hijos o sus nietos, al igual que una caminata en el parque con su perro, pero se dice preocupado por la situación económica del país y la pobreza.

Pese al gran cariño que le tiene al presidente Andrés Manuel López Obrador, no pierde su visión crítica y lamenta que la actual administración no gobierna con el cerebro, sino con el hígado, y con base en ocurrencias.

¿Cuántos años en este oficio?

—Pues ya estoy por ahí, no sé si antes o despuecito de los 50, porque empecé muy, muy joven, y de lo que yo recuerdo. Mis compañeros son los que llevan mejor la contabilidad, yo no soy mucho de andar festejando ni andar tomando en cuenta lo que ha pasado. Trato de ver siempre más bien hacia adelante, pero sí, si me apuras por ahí yo creo que del 72, 73, ya empecé a hacer mis primeros reportajes, estaba yo de veinteañero, apenas.

¿Qué le falta por hacer, por entrevistar, a quién quisiera entrevistar?

—Siempre tuve la promesa del Gabo [García Márquez] de que me iba a dar la entrevista a mí. Nunca se dio y fue una pena, pero sí me gustaría hacer entrevistas, por ejemplo, con Lance Armstrong, este ciclista que después de años se supo que hizo trampa, y que ahora me dicen que vive allá, se apartó en un pueblo lejanísimo. ¿Qué fue lo que pasó? ¿En qué momento se quebró él o cómo fue que durante todo ese tiempo estuvo haciendo eso?

Me preguntas qué entrevistas me gustaría hacer; entrevisté a [Omar Efraín] Torrijos, entrevisté a la Madre Teresa de Calcuta, ahorita me gustaría mucho poder entrevistar a [Joe] Biden, porque se me hace un tipo interesante como presidente de Estados Unidos, pero también quiero entrevistar a Greta Thunberg, esta niña que está postulada para el Premio Nobel de la Paz, esta chica que está luchando por el medio ambiente. Hay muchísima gente, quiero entrevistar al Púas Olivares, no me ha dado tiempo de organizarla.

Hay gente que tiene muchas cosas que decir, creo yo, y no es necesariamente que sean celebridades, también de pronto hay gente que te da grandes enseñanzas, sin necesidad de ser los que acaparan las primeras planas.

¿Cuáles son sus pasatiempos preferidos?, ¿a qué le dedica su tiempo de descanso?

—Primero, a no ver noticiarios. Me gusta mucho el futbol, me gusta mucho el tenis. Aquí abajito, a dos pisos, tengo un gimnasio fantástico, entonces cuando puedo me doy mis vueltas, mantenerme más o menos en forma. Me gusta mucho caminar con mi perro, yo vivo solo, pero vivo aquí muy cerquita y hay un parque muy bonito, el Parque de la Bola que le dicen. Caminar con mi perro me fascina, hablar con mis hijos, hablar con mis nietos, esto es para mí revitalizante, y de pronto bueno, un buen libro.

Ahorita estoy leyendo varios libros, alguna vez me recomendaron leer dos o tres al mismo tiempo, porque dicen que ejercita el coco. Ver de pronto una película, a veces se me sale una lágrima, recordando, por ejemplo, a mis amigos. Ahora que se acaba de ir Rubén Fuentes, escribí para el periódico una nota, y poner el disco de Pedro Infante necesariamente me hace chillar un poco cuando [pongo] Cien Años.

Y de pronto hablar con amigos entrañables, con Serrat, con Sabina. Aquí está una imagen que me mandó Sabina, un día que en España le dijeron que iba a ser mi cumpleaños y entonces él dibujó en la manteleta del restaurante, algo muy lindo: “Con devoción para ti, Sabina”, porque yo fui el primero que lo presenté en la tele.

Tengo un grupo de amigos desde la secundaria, fíjate nada más, cinco amigos pusimos allí un chat de grandes amigos y de pronto nos reunimos y estamos charlando de anécdotas. Hay muchas cosas por las cuales uno puede ser muy feliz y hay muchas otras por las cuales uno tiene que estar muy preocupado.

Me preocupa mucho hacia dónde va el país, me preocupa mucho que cada vez hay más millones de pobres. Yo nací en el barrio de Tepito, sé lo que es la pobreza. Nunca fuimos miserables, pero fuimos pobres y entonces sé lo que es las apetencias, las carencias, el pasar por una panadería y decir: “Algún día a lo mejor me voy a comprar un pastel como este”. No quiero ser cursi ni dramático, pero sí sé lo que es eso.

¿Y cómo ve el ejercicio periodístico en México y el marco de libertades en el que se desarrolla, en comparación con el inicio de su carrera, de hace 50 años para acá. Cómo ha avanzado México o como ha retrocedido en libertad de expresión?

—Hemos tenido avances importantes, tenemos ejemplos claros de casos y de personas que, como Julio Scherer en Excélsior, en su momento, luego en Proceso; Juan Francisco Ealy Ortiz, nuestro guía en EL UNIVERSAL, han dado muestras de una batalla permanente por la libertad de expresión, pero también tenemos regresiones. Ahora mismo estamos viendo un gobierno que continuamente está hostigando a los medios de comunicación, en términos generales, y a muchos colegas, en lo particular.

De pronto coincidimos en muchas posturas, yo estoy en EL UNIVERSAL, donde de pronto me encuentro con posturas disímbolas, muy distintas a lo que yo estoy opinando en mi columna semanal. Eso no me hace que yo reaccione de tal o cual manera. Al contrario, encuentro que en la diversidad está la riqueza, somos un país muy diverso, orográficamente, geográficamente, étnicamente, y esto es lo que nos da una gran riqueza, la diversidad.

Pero sí, en resumen, me preocupa que el Presidente esté gobernando nada más para quienes votaron por él y considere como sus adversarios, sus enemigos, a todos los que no votaron por él y a todos los que no piensan como él. Tenemos ahorita por desgracia un país dividido, confrontado, polarizado, y de esto en gran medida tiene la culpa el Presidente.

Me parece que estamos ante un gobierno, lo tengo que decir con todas sus letras, que gobierna no con el cerebro, sino con el hígado, y eso es peligroso para los mexicanos, para la estabilidad del país.

Este trato injusto que ha recibido de este gobierno, al final tal vez quedará como algo anecdótico, porque los presidentes van y vienen. ¿Vamos a tener a Ricardo Rocha por muchos años más?

—Yo le pido a Dios que me dé nada más la licencia de darme cuenta, si mis facultades siguen en lo correcto, si sigo teniendo la posibilidad de discernir, de recordar, de elaborar mis comentarios, mis escritos, mis columnas, que me cuestan mucho trabajo porque les dedico mucho tiempo.

Lo mío, en principio, es la radio y tele, entonces escribir me cuesta trabajo, y darme cuenta de cuando esté aún en el uso de mis facultades, y mientras sea así, voy a seguir luchando por decir la verdad, por indagar, por convocar, soy enamorado de la inteligencia.

Google News

TEMAS RELACIONADOS